Al Gato con botas, héroe de mil batallas y mercenario “cuando así lo requiera la ocasión”, le ocurre lo impensable. Después de interminables aventuras, accidentes, enfrentamientos y acción — “de la buena” como acota el personaje — le queda una vida que vivir. La premisa de la nueva película de DreamWorks, Gato con botas: el último deseo, podría ser sencilla a no ser por las ingeniosas decisiones de guion de Paul Fisher. 

La percepción de lo amargo y de una desgracia inminente se combina con el humor negro de forma brillante. Pero como si eso no fuera suficiente, Gato con botas: el último deseo tiene la suficiente audacia como para crear algo por completo inesperado. La necesidad de vencer la desesperanza, un tema que el guion toca con elegancia y sin grandes estridencias. 

Gato con botas: el último deseo es una burlona reflexión acerca de lo finito, del tiempo que transcurre y la esperanza de vivir. También de una visión levemente retorcida acerca de la necesidad de la supervivencia como objetivo absoluto. Entre ambas cosas, la película celebra varios puntos a la vez acerca del personaje y su contexto. 

Gato con botas: el último deseo

Gato con botas: el último deseo, es una burlona reflexión acerca de lo finito, del tiempo que transcurre y la esperanza de vivir. También, de una visión levemente retorcida acerca de la necesidad de la supervivencia como objetivo absoluto. Entre ambas cosas, la película celebra varios puntos a la vez acerca del personaje y su contexto.
Este es el mismo antihéroe que rescató a Shrek en sus peores momentos. Pero también, el que vivió una emocionante travesía en su historia en solitario.

Puntuación: 3.5 de 5.

Este es el mismo antihéroe que rescató a Shrek de sus peores momentos. Pero también el que vivió una emocionante travesía en su historia en solitario. Solo que en esta ocasión, la idea acerca de esta figura curiosa es mucho más inteligente y aprovecha mejor sus cualidades. Incluso, su inesperada amabilidad y los puntos más elegantes de su mitología. 

Todo en medio de un brillante escenario de animación que es, de hecho, una combinación acertada de técnicas y ritmos. Lo que más sorprende de esta secuela tardía es su habilidad para resultar fresca y en especial, impredecible. Pero en especial, para brindar al personaje (de nuevo con la voz de Antonio Banderas), una personalidad más definida que en cualquier ocasión anterior. 

Érase una vez un Gato con botas: el último deseo

La historia comienza años después de lo narrado del film original. Lo cual, deja un espacio suficiente para relatar que al héroe de mil gestas no le ha ido del todo bien. Al mismo tiempo, que ese pequeño conjunto de desgracias le han costado caras. El argumento de Gato con botas: el último deseo es lo suficientemente intuitivo como para plantear la posibilidad de la muerte sin fatalismos. 

Pero lo que es aún mejor, como para crear a través de esa condición acerca de lo inevitable que sea motivo de burlas brillantes. Gato con botas: el último deseo es, sin duda, la más libre de todas las historias del universo Shrek. No se atiene a limitaciones de sentido o de concepto. Desde lo sobrenatural hasta conversaciones existenciales sobre la vida. El film va de un extremo a otro de temas variados con una elegancia maliciosa. De hecho, es la narración que menos se toma en serio a sí misma. La que disfruta más de ese perverso núcleo de burla a la cultura pop que siempre ha sido parte de la franquicia. 

Con una agilidad narrativa que sorprende, Gato con botas: el último deseo combina con buen pulso la idea general sobre un héroe caído en desgracia y su búsqueda de redención. Pero esta vez, Gato tendrá que enfrentar todo tipo de enemigos y es entonces cuando el film llega a sus mejores momentos. Desde el Lobo Feroz (Wagner Moura), hasta Ricitos de Oro (Florence Pugh) y los Tres Osos (Olivia Colman, Ray Winstone y Samson Kayo). Los enemigos de Gato aumentan de manera exponencial y también, su temor a la muerte y a lo inminente. Pero el guion tiene la suficiente habilidad como para hacer las cosas simples y convertir la película en un mea culpa de un personaje ambiguo.

Gato con botas: el último deseo va de un lado al otro del espectro acerca de la personalidad de su figura central. Cuando finalmente debe ir a vivir con Mama Luna (Da’Vine Joy Randolph), descubre que la vida es mucho más de lo que ha creído. También que todas sus aventuras y desgracias le llevan a un lugar. La convicción que vivir es una experiencia en un eterno presente, en un recorrido hacia puntos más complejos. La evolución de Gato es tan apreciable como bien construida. Lo que convierte a su arco argumental en una gran reflexión acerca de todo el conjunto de experiencias que le brindan su personalidad.

Incluso cuando se reúne con Kitty Softpaws (Salma Hayek), su amor perdido en un reencuentro inesperado, Gato con botas: el último deseo evita caer en el sentimentalismo. De hecho, tiene mucho más interés de jugar con la legendaria química entre ambos actores para crear, además, juegos de palabras que rozan el humor adulto. Pero el argumento jamás pierde el sentido que es una obra ligera, desenfadada y a la vez, profundamente vinculada a su enorme corazón. 

DreamWorks, un gigante de la animación que comienza a tomar buenas decisiones

Este año, la animada The Bad Guys sorprendió por su mezcla de animación, un guion brillante y un uso adecuado del talento vocal. Gato con botas: el último deseo, parece ser la continuación de esa renovada inspiración. En especial, cuando construye la concepción que este juego de mezclas entre el 2D y la animación tradicional, es una broma.

Desde sus referencias a Mad Max, películas de horror e incluso dramas como Forrest Gump, el film funciona por su flexibilidad visual y narrativa. Pero mucho más, por su total osadía de construir un mundo animado que sobrepasa todas las expectativas y limitaciones. Con su burlona concepción sobre la vida y la muerte, Gato con botas: el último deseo, demuestra el crecimiento de DreamWorks. A la vez, que la franquicia de Shrek sigue viva y con mucho que aportar a su gran imaginario. Una buena noticia para su siempre creciente grupo de fanáticos.