Mercadona no deja de sorprender a sus consumidores. De nuevo, la salida al mercado de un polémico producto ha vuelto a sacudir a la compañía alimenticia de Juan Roig. En este caso el altercado comestible no tiene que ver con alimentos enriquecidos en proteínas, sino con algo mucho más corriente y moliente: un par de huevos a la plancha.

La particularidad de estos huevos de Mercadona es que ya vienen envasados y cocinados, algo que a muchos consumidores ha sorprendido sobremanera. Con respuesta de todo tipo, la global ha sido de incomprensión ante un producto que, de hecho, no creíamos necesario en nuestra dieta.

¿Qué sentido tiene dedicar tantos esfuerzos a crear un producto así? ¿Acaso será cierto que la mayoría de seres humanos no sabemos ni preparar un huevo frito?

El huevo de Mercadona no es nada nuevo, en realidad

Cachondeos aparte, lo cierto es que este producto ovoide de Mercadona no es una novedad absoluta. Desde hace dos décadas se conoce un invento similar que también causó estupor ante muchos comensales. Hablamos de la existencia de huevos fritos congelados, un producto ideado por un español con el fin de alargar la vida útil del alimento. Y, sobre todo, para facilitar su manejo y seguridad en el ámbito de la hostelería y restauración.

En muchos caterings, comedores hospitalarios y cadenas de comida rápida es habitual recurrir a este tipo de recursos, ya que si se tuvieran que preparar huevos uno a uno la logística se complicaría. Además, utilizando este producto que ya ha sido tratado térmicamente nos ahorramos muchos problemas de seguridad alimentaria asociados a la bacteria patógena Salmonella, característica del huevo.

Los ovoproductos en general —término asociado a estos preparados del huevo y más allá de los huevos de Mercadona— llevan mucho tiempo conviviendo con nosotros en los supermercados, aunque de forma más sutil. Buena prueba de ello son la clara y yemas líquidas pasteurizadas o “huevina” que facilitan notablemente el trabajo en el ámbito de la hostelería.

¿Útil para el consumidor de a pie?

Mercadona y su proceso online

Sin embargo, estamos hablando de restauración. Dar el salto con un producto similar a primera línea de consumo parece cuanto menos arriesgado. Sobre todo teniendo en cuenta lo fácil que resulta preparar un huevo a la plancha en cuestión de pocos minutos en nuestra cocina. En el caso del producto de Mercadona, se nos indica que lo ideal es calentar en el microondas durante 30-40 segundos. Es decir, que tenemos que calentar el producto igualmente. Aunque el tiempo sea menor, no parece que suponga una ventaja demasiado relevante. Conclusión: el ahorro de tiempo que aportan los huevos a la plancha de Mercadona es ínfimo, lo mires por donde lo mires.

Además, seguimos fomentando el uso excesivo de plásticos en industria alimentaria que plantean muchos problemas a nivel medioambiental por difícil reutilización. Un asunto polémico desde hace años que en el futuro seguirá sumando cambios para adaptarse a una nueva realidad más sostenible. Por si fuera poco con todo esto, resulta que el precio tampoco ayuda. Los huevos a la plancha de Mercadona cuestan un total de 1,80€ por envase, que lleva un par de huevos. Obviamente el precio sale por las nubes en comparación con cualquier otra gama huevil convencional. Pero claro, la innovación hay que pagarla. Lógicamente tenía que ser más caro.

La magia de la tecnología de alimentos

Adicionalmente, este producto de Mercadona ha suscitado muchas dudas por su larga duración. ¿Cómo puede ser que unos huevos a la plancha envasados tengan una vida útil cercana a las dos semanas? Sus ingredientes no aportan nada del otro mundo: huevo, aceite de oliva virgen extra y aceite de girasol. La clave reside en tres tecnologías alimentarias combinadas en el producto:

  • El tratamiento térmico que tiene el huevo, sometido a una pasteurización a baja temperatura para cocinarlo pero sin que la yema llegue a cuajar. De esta forma conseguimos una yema líquida y segura para el consumo humano, libre de microorganismos patógenos.
  • El envasado al vacío que aísla el alimento completamente del entorno y el oxígeno, reduciendo los procesos de deterioro como enranciamiento de las grasas.
  • La conservación en frío a 4ºC que ralentiza los procesos naturales de deterioro en los alimentos. El frío siempre nos ayuda a que los alimentos duren más tiempo en mejores condiciones.

A pesar de que este producto supone toda una oda a la tecnología alimentaria, lo cierto es que no debemos dejarnos seducir por su carácter innovador. Es un producto que en general no plantea demasiadas mejoras para el grueso de la población. Si bien puede ser muy útil para personas con problemas de movilidad, facilitando las tareas en el ámbito culinario, lo cierto es que para la mayoría de los mortales no supone una ventaja considerable respecto a cocinar un par de huevos a la plancha mediante el método estándar de toda la vida.

Sin embargo, podría convertirse en un recurso útil en ciertos contextos donde estemos alejados de una cocina. Por ejemplo, para prepararnos una comida diferente en el trabajo si gozamos de la compañía de un buen microondas.

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