En un artículo anterior comenté que compartir contraseñas no es tan seguro como podríamos pensar. Precisamente, compartir esas contraseñas es una de las razones por las que alguien puede acceder a nuestros archivos, correos, mensajes o documentos. Alguien conocido o una tercera persona. Cuanto menos expuestas estén nuestras contraseñas, más seguras serán.
Pero a todos nos ha pasado alguna vez que no nos queda otra que compartir una clave o contraseña con alguien. Bien porque compartimos el acceso a un mismo servicio como almacenamiento online o correo electrónico. O bien porque se trata de un servicio de pago que permite compartir contraseñas. Sea como fuere, compartir una consigna o código de acceso tiene sus riesgos. Y por eso debemos tomar precauciones.
Veamos distintas maneras de compartir contraseñas de forma segura. Te servirá tanto si compartes claves secretas en el trabajo como si lo haces en casa, con tu familia o con amigos. El objetivo es reducir al máximo el peligro que supone que tus claves secretas circulen por ahí más allá de ti. Pero antes, conviene estar preparado.
Precauciones antes de compartir contraseñas
Toda precaución es poca. Así que antes de enviar esa contraseña a otra persona, procura tener en cuenta las siguientes acciones. No son infalibles pero sí lo pondrás más difícil si alguien descubre esa contraseña y quiere usarla sin tu permiso. O si la persona con quien compartes contraseñas no es tan de fiar como parece. O, simplemente, si a esa persona le han robado la contraseña que le enviaste.
- Una contraseña para cada cuenta. No recicles palabras claves.
- Cambia la contraseña con cierta frecuencia.
- Cambia la clave si has reñido o roto relación con quien compartías contraseñas.
- No guardes contraseñas a la vista, ni física ni digitalmente.
- Activa la autenticación en dos pasos en todas tus cuentas.
Estas son algunas precauciones. En este artículo encontrarás unas cuantas más. Y, ahora, veamos cómo compartir esas contraseñas si no tienes más remedio. Recuerda hacerlo con el menor número de personas, procura que sean de total confianza y/o adviérteles de los peligros de compartir contraseñas para que se preparen igual que tú.
Compartir con gestores de contraseñas
Los gestores de contraseñas son los mejores aliados para guardar claves secretas. Además, actualmente están disponibles en la mayoría de dispositivos, se integran en las aplicaciones y navegadores web, y ofrecen servicios adicionales como generar contraseñas seguras o, por ejemplo, compartir contraseñas con seguridad.
Gestores tan populares como 1Password, LastPass, Dashlane, Keeper, Bitwarden o RoboForm disponen de funciones para compartir claves entre familiares, amigos o compañeros de trabajo. Se trata de que cada miembro de un grupo o equipo tenga su propia cuenta privada y, al mismo tiempo, haya un espacio en el que compartir determinadas contraseñas. Entre sus peculiaridades, en ese espacio compartido se ve quién tiene acceso y las veces que ha accedido. Así, si hay una brecha de seguridad, será más fácil detectar dónde empezó.
Esta función suele ser de pago, pero merece la pena. Y además de para claves secretas, también sirve para guardar notas con información delicada. Por otro lado, los gestores de contraseñas actuales comprueban si las claves que guardas aparecen en filtraciones, de manera que recibirás un aviso para que cambies esa clave lo antes posible.
Compartir claves con mensajes temporales
Este método es poco recomendable, pero es más cómodo y barato que el anterior. Se trata de aprovechar que aplicaciones como WhatsApp, Telegram, Snapchat o Signal disponen de mensajes temporales o que desaparecen al cabo de unos segundos. Eso, unido al cifrado por defecto de los mensajes, debería ayudar un poco a que la contraseña no caiga en malas manos. Pero no deberíamos compartir claves secretas alegremente por mensajería instantánea. Y mucho menos por correo electrónico.
Así, si no queda más remedio, podemos enviar una contraseña a través de una conversación privada en una de las aplicaciones mencionadas. Para darle algo más de seguridad, deberíamos activar los mensajes temporales. En WhatsApp, por ejemplo, se activan pulsando en el icono del contacto, dentro de la conversación. Luego pulsamos en Mensajes temporales e indicamos cuándo desaparecerán. La opción más corta es la mejor. Es decir, 24 horas. En Telegram, puedes abrir chats privados directamente. Y en su configuración, tienes la opción de autodestrucción en el intervalo de tiempo que elijas.
Compartir por partes en varios canales
Al estilo de los agentes secretos, la mejor manera de compartir algo importante es algo por partes. De manera que solamente tengas la información completa si reúnes todas esas partes. Para entendernos: utiliza diferentes vías de comunicación para facilitar la contraseña. Así te aseguras de que la contraseña llega de forma segura a la persona adecuada. Y que si esa contraseña cae en malas manos, será por otros motivos.
Hay distintas maneras de dividir la contraseña. Por ejemplo, indicar qué servicio o producto responde a esa contraseña, facilitar la dirección de correo asociada y, finalmente, la contraseña. Tres partes. Y, para darle más seguridad, esa contraseña se puede dividir en dos o más porciones. Luego, cada parte del mensaje (servicio + usuario + contraseña) lo enviamos por distintas fuentes: correo electrónico, mensajerías instantáneas, mensajes privados en redes sociales… Cada fuente, una parte del mensaje. Sin relación alguna entre ellos.