Aunque ya estamos habituados a usar la huella dactilar o el reconocimiento facial en nuestros smartphones, todavía convivimos con las contraseñas. Están en todas partes: para hacer compras online, para realizar operaciones bancarias, para usar el ordenador del trabajo… Tanta contraseña cuesta de memorizar. Y no solo eso. En ocasiones, nos da por compartir contraseñas con un compañero de trabajo, un amigo, alguien de la familia o tu pareja.

La cuenta de Netflix, tu correo electrónico personal, el código de desbloqueo del móvil… Compartir contraseñas es algo que hacemos demasiado. O eso se desprende de una encuesta que realizó la firma de seguridad Avast. El 56% de los encuestados (más de 2.000 hombres y mujeres españoles), conocía la contraseña de otra persona. Y el 71% de ese 56% se sabía la contraseña de su pareja. Y un 13% incluso de una expareja. Vamos, que lo de compartir contraseñas es bastante habitual.

La pregunta del millón es, ¿estamos haciendo bien? La propia encuesta nos da algunas pistas. “De los que conocen la contraseña de su expareja o cónyuge, el 50% admitió que todavía tiene acceso a las cuentas de redes sociales de su ex y el 56% admitió que todavía puede acceder a la cuenta de correo electrónico del trabajo de él o ella”. Por otro lado, “uno de cada cinco españoles (21%) ha sido objeto de que alguien accediese a su cuenta y cambiase su(s) contraseña(s) sin su conocimiento o consentimiento. El 37% atribuyó un uso indebido de su contraseña a su expareja”.

Compartir contraseñas puede ocasionarte problemas
Fuente: TheDigitalWay (Pixabay)

Confianza y comodidad, malas consejeras

Dejando a un lado que tu relación acabe bien o mal, compartir contraseñas es una mala idea por muchas razones. En el caso que destaca la encuesta de Avast, romper una relación trae acompañadas unas consecuencias no deseadas como que la confianza en esa persona se haya roto por completo. De ahí que convenga cambiar las contraseñas que hayamos compartido. Pero es que el error lo cometimos al compartirlas.

La ingeniería social lleva décadas aprovechándose de la confianza en amigos, familiares y pareja para engañarnos y así sacarnos mucho más que una simple contraseña: datos personales, información bancaria y hasta el envío directo de dinero, como ocurre con los fraudes de WhatsApp tan frecuentes hoy en día. Y que, además, se combinan con Bizum para recibir dinero de incautos aprovechándose de su confianza.

Las contraseñas son únicas y personales. Como mucho, podemos guardarlas a buen recaudo en un gestor de contraseñas para no tener que memorizarlas. Pero compartirlas tiene inconvenientes y peligros de seguridad. Por ejemplo, que la persona de nuestra confianza comparta esa contraseña con otros. De manera voluntaria o siendo víctima de un engaño o robo de datos. Si una contraseña ya corre peligro en tus manos, más todavía si es compartida.

Y aunque somos conscientes del peligro, seguimos haciéndolo. Una encuesta de LastPass de 2016 realizada a 1.000 usuarios estadounidenses, indicaba que el 95% compartía contraseñas con otros. Principalmente pareja, pero también hijos o compañeros de trabajo. Lo curioso es que el 73% de los encuestados reconocía estar haciendo mal. Solo el 27% no veía peligro en compartir contraseñas con alguien en quien confías.

Las contraseñas compartidas pueden caer en malas manos

Los peligros de compartir contraseña

Compartir contraseña es una mala idea por muchos motivos. Vamos a intentar resumirlos y hacer una lista con los más importantes. Con todo, es fácil que nos dejemos alguno por el camino y que te vendrá a la cabeza. Y es que las razones para no compartir una clave, código o contraseña están muy ligadas entre sí.

  • Das acceso a la información que contiene esa cuenta.
  • Si repites contraseña, das acceso a varias cuentas a la vez.
  • Nunca estarás 100% seguro de que quien tiene tu contraseña la usará correctamente.
  • No todo el mundo es igual de cauto al guardar una contraseña.
  • Tu contraseña puede caer en malas manos. Y no por tu culpa directa.
  • Usar la cuenta de otro implica hacer cosas en su nombre.
  • Pueden cancelarte una cuenta sin haber hecho nada ni saber quién lo hizo.
  • Al compartir una contraseña, puede ser interceptada si no usas métodos seguros.

Compras online, datos bancarios, correos electrónicos, aplicaciones online, plataformas de streaming o juego online… Hay miles de contraseñas que podemos querer compartir con otros. Por motivos de trabajo. O por ahorrar el coste asociado a ese servicio. Por comodidad. O simplemente porque no hemos pensado en las consecuencias que puede tener. En el mejor de los casos, no pasará nada. En el peor, te pueden cancelar la cuenta de usuario asociada a la contraseña. O puedes perder dinero si alguien sabe como acceder a tu cuenta bancaria o número de tarjeta.

Los gestores de contraseñas nos ayudarán a compartirlas de forma segura

Qué hacer si vas a compartir contraseñas

Puede que no te quede más remedio que compartir una contraseña. En el trabajo o en casa. Antes de hacerlo, piensa si hay alternativas. Por ejemplo, si se trata de acceder a un documento online, puedes compartirlo mediante un enlace. Así la otra persona, con su propia cuenta y sin necesidad de usar tu contraseña, podrá ver el documento y/o editarlo. Y si se trata de un documento protegido por contraseña, procura que el acceso compartido sea limitado a un periodo de tiempo concreto. Pasado esa franja temporal, cambia la contraseña.

Si no hay alternativa y necesitas compartir una contraseña, prueba a usar un método seguro. Para empezar, los gestores de contraseñas actuales cuentan con características de este tipo. Así, tendrás constancia de quiénes tienen esa contraseña y si ha sido comprometida. Además, en muchos casos, no se comparte la contraseña en sí misma, de manera que la seguridad está garantizada.

Y si te ves obligado a compartir contraseñas por vías menos seguras, como WhatsApp, Telegram o Signal, procura que el cifrado de los mensajes esté activado. Y utiliza mensajes temporales para que la contraseña no quede guardada en la conversación.

Por último, es recomendable cambiar las contraseñas con cierta frecuencia. Siempre es recomendable, pero más si cabe si las compartes. Así reducirás las posibilidades de robos, usos indebidos, que alguien en quien ya no confías reutilice tu contraseña, repetir contraseñas en varias cuentas, etc.