En una de las escenas del penúltimo capítulo de Andor, de Disney+, Cassian intenta escalar una montaña que se eleva en vertical sobre el mar. Acaba de escapar de la prisión de Narkina cinco y no sabe cuantos de los prisioneros sobrevivieron también. La decisión es seguir o dejarse caer al mar embravecido que espera abajo. El otro reo que le acompaña se aferra a la roca cuando un caza imperial pasa en vigilancia a toda velocidad. “No puedo”, dice el hombre aterrorizado. “Solo no puedo seguir”. Cassian espera, mira al abismo y después al tope de la montaña.
“Debemos seguir”, insiste entonces, enfurecido, los dientes apretados. “A veces solo hay una decisión que tomar”. La frase podría resumir los puntos más profundos de un capítulo en el que cada uno de los personajes se enfrenta a sus sombras y luces. En el que batallan por lo que les impulsa a continuar adelante, incluso sin saber a qué lugar les llevará el camino. La serie Andor, otra vez, analiza con cuidado las motivaciones que crea una reacción en cadena. ¿Cómo nace una rebelión a gran escala contra un mecanismo cruel y violento como el Imperio? ¿Qué les impulsa hacia delante?
Mientras Cassian Andor trata de escapar, las respuestas que deja a su paso son más duras de lo que nadie podría esperar. En especial, porque la serie se encamina hacia una conclusión imprevisible y que demostrará el poder de este movimiento de oposición al totalitarismo recién nacido. A la vez, la decisión de la crueldad del sistema de control que gobierna por arrasar cualquier subversión en su contra.
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El posible regreso de Cassian Andor a Ferrix
Maarva, ciudadana prominente y madre de Cassian Andor, no sobrevivió a su decadencia física. El guion muestra la muerte del personaje desde una solemnidad dolorosa que, además, celebra su fortaleza. La cámara muestra la casa vacía, en la que el robot doméstico Bee permanece. En una rara muestra del universo esencial de Star Wars, es la lealtad ciega del pequeño artefacto hacia la memoria de Maarva lo que representa el dolor de un planeta desolado. Mientras poco a poco cada uno de sus objetos son empacados y ordenados para la destrucción, Bee espera. “Puedo permanecer aquí”, dice la voz sintetizada convertida en un lamento discreto. “Todo el que tiempo que se necesite hasta comprobar que no regresa”.
Pero no solamente se trata del duelo que embarga a la pequeña comunidad por la muerte de una mujer fuerte y querida. El BSI ahora sabe que el posible homenaje a la memoria de la fallecida podría ser el anzuelo ideal para Andor. Al menos, así lo piensa la teniente Dedra Meero, que está convencida de que la despedida a Maarva podría ser la razón por la que Cassian Andor abandone toda precaución y regrese a Ferrix. “No es tan sencillo”, objeta uno de los funcionarios a su alrededor. “Puede serlo”, dice Meero, mientras ordena vigilancia y una mirada más que directa a los rituales funerarios del planeta.
Para la oficial, la estructura del plan es obvia: Cassian Andor es un fugitivo. Uno que trata de alejarse, pero que con toda seguridad no tiene una idea clara de todo lo que el Imperio sabe sobre él. Tampoco de la red de búsqueda que implementó a su alrededor. De modo que, esperar que acuda al funeral de Maarva es una línea lógica de estrategia.
“¿Cuántos días tenemos a disposición?”, pregunta Meero. “El ritual de Ferrix incluye convertir las cenizas en ladrillos. Dos días”, explica alguien más. Sin conmoverse por el profundo significado de la despedida a los ciudadanos del planeta minero, Deedra hace el movimiento definitivo para capturar a Cassian Andor. Dar un paso atrás y esperar. Curiosamente, lo mismo que el Imperio piensa hacer para capturar a los hombres de Saw Gerrera. ¿Cuál de las trampas tendrá éxito?
Un adiós en medio de la ocupación Imperial
Cinta aguarda en Ferrix y observa con cuidado los preparativos para el funeral de Maarva. Es la conexión de la Rebelion sobreviviente y, por ahora, la que conoce las implicaciones de lo ocurrido en Andhani. También que Cassian Andor es el único elemento capaz de reconocer no solo al Eje (lo que ya sería peligroso), sino también a ella misma. De modo que sabe que debe escuchar, callar y enviar información lo más pronto que pueda y antes que el ritual funerario termine.
¿A quién? Por ahora, las opciones son pocas. Ferrix fue intervenido a todos los niveles y el Imperio controla las comunicaciones. También los traslados, importaciones e, incluso, las llegadas y salidas. ¿Podrá enviar la noticia de la muerte de Maarva sin levantar sospechas? De hacerlo, podría poner sobre aviso a Luthen Rael, quizás a Vel. Incluso, al propio Cassian Andor. Pero, por ahora, la posibilidad parece casi imposible. El control totalitario en Ferrix es tan claustrofóbico como completo. A la vez, el mayor peligro que atraviesa la naciente resistencia por el momento.
Un futuro en blanco para Andor
Finalmente, Cassian Andor logra encontrar un modo de escapar de Narkina cinco. Después de evitar que algunos nativos le retengan — y demostrar que la Rebelión tiene raíces mucho más sutiles de lo que cabría esperar —, emprende hacia Niamos.
El planeta de tranquilas playas podría ser el enclave ideal para lograr analizar cuál es el siguiente plan. Por ahora, el mero hecho de haber escapado de una cárcel acorazada le convierte en un sobreviviente. También en el único testigo de un suceso mayor.
Aunque Cassian no lo sepa, el escape de la prisión es quizás una circunstancia de una relevancia total. En particular, cuando el Imperio está por completo convencido de ser una estructura infalible. Tal y como las dos criaturas de Narkina dejaron claro, el sistema tiránico es mucho más que un gobierno represivo. Es un régimen que está explotando y arrasando con todos los planetas en su afán de expansión. Cassian Andor todavía no lo sabe. Pero será esa visión subversiva y sutil lo que le brindará una comprensión amplia de la Rebelión.
El silencio como respuesta a la desdeperación
Vel, cada vez más desesperada por la falta de noticias sobre Cinta, termina por llegar a la tienda de Luthen Rael en Coruscant. Pero, por ahora, en el local solo se encuentra Kleya, que se apega al protocolo a pesar de la impaciencia de la prima de Mon Montha. Queda claro que las líneas de información de todos los lugares están intervenidas por el BSI. “Cassian Andor irá a Ferrix”, informa Vel, furiosa, consciente de que su identidad y el centro mismo de la Rebelión peligran. “Su madre acaba de morir e irá, no hay otra cosa que pensar ni otra posibilidad para atraparlo”.
Pero para Kleya, la última línea estratégica de Luthen Rael, la necesidad de proteger el secreto es mayor que la furia de la rebelde. De modo que deja claro que poco pueden hacer en ausencia de Rael. Informar a través de líneas seguramente intervenidas por el Imperio es impensable.
La única opción es aguardar que el Eje regrese de sus reuniones con el espía y después con instancias más agresivas del poder en la Rebelión. “Partiré mañana”, informa Vel, imparable. Kleya asiente sin mucho qué decir. “Esperemos que sea un viaje con destino de retorno”, dice con su proverbial y ominosa paciencia.
Andor y los tentáculos del Imperio
Poco a poco, Andor deja claro que el funeral de Maarva será un punto central, en el que Ferrix se convertirá en un escenario crucial. Bix Coleen sigue siendo torturada. Tras lo que parecen semanas de sufrimiento, finalmente el personaje sucumbe. En medio del temor, parece admitir conocer al infortunado piloto Anto Kreegyr, con lo que la conexión del planeta minero con el Eje se completa.
Al otro extremo, Mon Mothma le explica a Vel el riesgo gigantesco en el que se encuentra. Después de haber mermado su fideicomiso familiar para sostener y financiar la Rebelión, la senadora ahora debe explicar, de una forma u otra, las transacciones. Hacerlo, además, con el riesgo de poner su seguridad y la identidad de los que protege en manos de otros.
Vel la escucha y comprende el peligro que todos corren en medio de una situación cada vez más desesperada. “Cada recurso en Chandrila está siendo escudriñado”, explica. Al final, admite que a pesar de su rechazo a la propuesta de Tay Kolmao es probable que decida aceptar. Lo cual implica un matrimonio por conveniencia en el que su hija de catorce años será un botín. “A veces, los sacrificios son inestimables”, admite en voz baja.
Syril Karn, reconvertido en un funcionario del Imperio con un único objetivo, recibe información sobre lo que se prepara en Ferrix. La decisión para el funcionario es inevitable. Sabe que, para bien o para mal, su futuro acabará en el planeta minero. Que, junto con los habitantes del enclave, es el único capaz de reconocer al Eje, por lo que decide viajar al funeral de Maarva. Una circunstancia que pondrá al Imperio y sus diferentes facciones en un centro de batalla por la identidad del hombre que sostiene la Rebelión sobre sus hombros en Andor.
Luthen Rael y el dilema de la verdad
Luthen finalmente se encuentra cara a cara con Saw Gerrera para explicar lo que su informante secreto, Lonni, logró descubrir. El plan que incluye la captura de Anto Kreegyr es cada vez más peligroso, un riesgo enorme, una situación insostenible. Para Luthen, la decisión es clara: es inevitable un sacrificio mayor. Uno más complicado, violento y doloroso que implica dejarse derrotar por la facción más violenta del BSI.
Pero para el rebelde más radical las cosas no son tan sencillas. Gerrera basa su visión de la Rebelión en una lealtad ciega, en una batalla sin espacio para la duda para destrozar al Imperio como maquinaria paso a paso. Por lo que estalla en furia ante lo que parece una disyuntiva imposible. “¿Me dices que debo escoger entre dejar que el Imperio destroce el plan que hemos llevado paso a paso o enfrentarlo?”, increpa.
Para Luthen, que protegerá la identidad de Lonni y la forma en que su posición en el BSI puede ser ventajosa, la opción es una sola. “Hay sacrificios mayores”, dice después de una tensa pelea con el hombre fuerte de la subversión. “Esta vez, no hay otra manera de triunfar, sino apostar a un bien mayor, a futuro”. De nuevo, Andor plantea la idea de las decisiones inevitables. De los sacrificios terribles, de construir a sangre y a fuego el camino para una rebelión total que seguramente ninguno de los dos sobrevivirá para ver.
Al final, el Eje está muy cerca de ser atrapado, incluso a pesar de sus precauciones. Por primera vez, se desliza una pequeña pista del gran entramado que sostiene en sus secretos. En medio de una requisa Imperial a través del espacio, el personaje se identifica como un “comerciante de Alderaan”. Lo que establece conexiones con la corte del planeta y, en particular, con la idea más antigua de una rebelión que nace bajo la mirada del poder.
Andor, entre dos puntos del abismo
Tras repetidos intentos, Cassian Andor logra comunicarse con Ferrix solo para conocer la noticia de la muerte de Maarva. La decisión, entonces, recae sobre los hombros del hombre que, sin quererlo — y por ahora sin saberlo —, es el símbolo de la Rebelión. ¿Deberá ir al planeta en que creció para despedir a su madre o, como dijo, hacerla sentir orgullosa y enviar un mensaje al Imperio?
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Para Andor, de nuevo el peso del futuro está en manos de los héroes anónimos. Cassian, el más extraño, fuerte y, quizás, improbable de todos.