En Ferrix, la muerte se conmemora con una sencillez simbólica. Un ladrillo construido con las cenizas del fallecido, una multitud que lo sostiene para honrar su memoria. El escenario que abre el último capítulo de temporada de Andor en Disney+ es un recorrido por un tipo de dolor colectivo que rara vez Star Wars mostró antes. Al menos, con tanta elegancia y sobriedad. La muerte de Maarva hirió al planeta minero. Pero también la convirtió a ella y al enclave, que hasta ahora fue un lugar de paso, en el primer anuncio hacia la libertad de la galaxia

Mientras los que amaron y respetaron a Maarva preparan su despedida, el Imperio ordena las piezas para una estrategia violenta. Para los funcionarios del BSI, la oportunidad es perfecta para demostrar su poder, que nadie es capaz de escapar a su puño. Después de todo, Anton Kreegyr fue atrapado y todo su batallón asesinado. 

El argumento de Andor, esta vez escrito por Tony Gilroy, de nuevo se hace preguntas complejas acerca de la responsabilidad y el futuro. La muerte del rebelde a manos de una emboscada cumplió su cometido. Protegió al espía de Luthen Rael de una posición comprometida y brindó una falsa seguridad a los funcionarios imperiales. El coste fue alto y las palabras de Saw Gerrera todavía resuenan. Un mal mayor acaba de ser conjurado. Pero, ¿a qué coste y bajo qué sacrificios?

Andor dedicó la mayor parte de su primera temporada a explorar las motivaciones de los protagonistas anónimos de la Rebelión. Ahora, en su último capítulo, encuentra no solo su punto más alto, sino también el más significativo con respecto al universo del cual procede. 

La serie, que rinde tributo a Star Wars desde una sobriedad asombrosa, crea en su cierre una mirada sobre el poder individual. La saga intergaláctica imaginada por George Lucas se aleja de sables de luz y destinos magníficos para concentrarse en las pequeñas historias. Un homenaje al legado de Star Wars a largo alcance.

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El Imperio contra Cassian Andor

Los preparativos para el funeral de Maarva en Andor se llevan a cabo bajo la supervisión directa de los invasores imperiales. Al mismo tiempo, la tensión a la periferia aumenta. Xan sabe que Cassian regresará para el funeral, a pesar del riesgo que pueda correr. 

Poco a poco, el planeta minero sufre los rigores de la amenaza y la represión. La extrema vigilancia del Imperio convirtió al ritual en un cerco para el fugitivo. Todos los que participarán lo saben, son conscientes de la forma en que, poco a poco, son rehenes en su territorio.

Para Dedra Meero, es inevitable. “Lo quiero vivo, que pueda hablar”, insiste enfurecida. La muerte del batallón de rebeldes que acompañaban a Kreegyr le pareció un desperdicio de información. Ahora teme que ocurra lo mismo con Cassian Andor. “Solo necesito que esté en nuestras manos”, explica, recelosa de la simple intención del BSI de asesinar a un objetivo peligroso. Pero la funcionaria sabe hasta qué punto Cassian es valioso. 

Pero el Imperio confía en sus triunfos, en la violencia. En sus métodos radicales, muy lejos de la estrategia que Meero considera necesaria. “Viajaré a Ferrix para supervisar”, informa. Lo hace, además, con la completa convicción de que su presencia en el operativo asegurará algo más que un asesinato.

Andor el Imperio

Un sacrificio por un bien mayor

En el capítulo 11 de Andor, Luthen Rael y Saw Gerrera tuvieron un debate sobre los sacrificios que la Rebelión implica. “Un bien mayor”, dijo el último, enfurecido y resignado. “¿No es eso lo que nos exige esta lucha?”. Lo que dejó claro que la posibilidad de la libertad es mucho más que un conjunto de decisiones acertadas o una estrategia pulcra. Se trató de toda una declaración de intenciones de Andor, que profundizó a través de la escena en su premisa central. ¿Quiénes fueron los que sostuvieron los primeros días de la subversión que terminó por derrocar al Imperio? ¿Los héroes anónimos que lucharon desde la discreción y el peligro? 

Uno de esos rostros será el de Mon Mothma. Pero, por ahora, la senadora es una rehén del poder. Ella lo sabe y quizás por ese motivo su sacrificio implica dolor y un tipo de transgresión que incluye a sus lazos domésticos más privados. En Star Wars, hasta ahora, las grandes batallas sucedieron en naves o entre luchadores que sostenían sables de luz. Pero la lucha de Mothma es discreta. El final de temporada de Andor comienza con una discusión cotidiana.

Mon Mothma en Andor

Su esposo Perrin, un antiguo adicto al juego en recuperación, es, de pronto, una excusa para un bien mayor. Mothma le acusa de reincidir en las viejas costumbres. Habla de pérdidas y de utilizar el dinero familiar. Su marido lo niega, la frágil paz entre ambos se desploma. La funcionaria provoca una discusión entre ambos, bajo la atenta escucha del chofer que el Imperio usa como espía. Con una sutileza que sorprende, el guion de Gilroy demuestra hasta qué punto está dispuesta a llegar la senadora por la Rebelión. Qué límites personales está dispuesta a romper para encontrar una forma de sostener el proyecto por el bien colectivo, qué está dispuesta a sostener sobre sus hombros.

Al final, la información de la discusión llega al BSI, tal y como Mothma esperaba. También deja en evidencia cuanta atención pone el Imperio en la influyente figura política de la senadora. Poco a poco, las redes de la represión se hacen más sutiles, amplias y peligrosas. Pero, por ahora, Mothma logró pasar la prueba.

El legado de Maarva en Andor

Para la segunda mitad del capítulo final de Andor, Ferrix se convierte en el último escenario en que convergen todos los hilos argumentales de la serie. Vel logra llegar y finalmente encontrar a Cinta. Dedra Meero observa todos los preparativos y se asegura de que la trampa para Cassian Andor sea infalible. “No quiero disparos mortales”, insiste con voz fría. “Quiero información, no un cadáver”. Incluso Syril Karn toma una decisión que podría destruir su incipiente redención burocrática y viaja a Ferrix. El planeta observa, mientras las puertas y ventanas se cierran, una pequeña multitud comienza a reunirse para rendir tributo a su ciudadana más querida.

A pesar de todo pronóstico, Cassian Andor también logra llegar a Ferrix. Lo hace seguro de su muerte, pero con la convicción de que no puede hacer otra cosa. Mucho más, al saber que Bix Coleen es rehén y víctima del Imperio. “Hace tres días estaba viva”, le informa con urgencia Bax. “Pero no he tenido más noticias sobre ella”. Para Cassian, la decisión de lo que hará divide su vida en dos lugares distintos. Por un lado, puede acudir al funeral de Maarva y solo mostrar sus respetos para continuar la huida. A la vez, sabe que Bix no sobrevivirá por mucho tiempo. 

Andor Luthen

Al final, la resolución que toma no es suya, sino de Maarva. Bax le recuerda las últimas palabras de la mujer que le educó en principios que trascienden las dudas. “Sabes lo que tienes que sentir y lo que tienes que hacer. El día que ambas cosas vayan de la mano, será una forma de bien imparable”, le recuerda su amigo más antiguo. Cassian Andor comprende, acepta y, quizás por primera vez en la serie, asume la responsabilidad de la rebelión contra el poder de manera total. 

Un ritual funerario que salva muchas vidas

Más allá de los límites de Ferrix, un mensaje se escucha en las líneas abiertas que todavía no controla el Imperio. “La libertad es una idea pura y caótica. Aparece por la galaxia sin que nadie pueda detenerla. Por toda la galaxia surgen brotes de insurrección constantemente”. Rael insiste en inspirar la subversión, en brindar el poder a todo el que necesite reconocer la necesidad de luchar. Su voz reclama una decisión, una postura. “La rebelión se expande con rapidez. La insurrección es algo natural. La tiranía es un esfuerzo constante. La opresión es la máscara del miedo. Algún día, todos estos momentos de resistencia sobrepasarán el control del Imperio”.

Tal vez por ese motivo, su presencia en Ferrix tiene más significado que nunca. De pie, envuelto en una capa, tropieza con Vel. Sabe lo que debe hacer: tanto para ella como para él, asesinar a Cassian Andor es un punto complicado pero inevitable. El mercenario de Andhari conoce el rostro de El Eje. Mucho peor, su conexión con un tipo de vínculos con el poder que podrían echar por tierra años de esfuerzos. La muerte de Cassian asegura el secreto, unos años más de movimientos en la clandestinidad. “Es curioso que estés aquí”, dice Vel entristecida. “Un sacrificio por cada error cometido”.

Cassian Andor, parte del universo de Star Wars

La tensión aumenta y, al final, es Ferrix la que toma la decisión de lo que ocurrirá. Aunque los funcionarios imperiales intentaron retrasar la ceremonia de Maarva, el sonido del yunque llama a los deudos. En el enclave minero, las herramientas también demuestran el dolor y las convicciones. A pesar del desconcierto de la BSI, la vieja tradición avanza y cada ciudadano del planeta acompaña a su ciudadana más querida hacia su lugar de reposo. Dedra Meero, Syril Karn, Luthen Rael, Vel y Cinta aguardan. Cada hombre y mujer de la ciudad avanza hacia un destino inesperado y que cambiará la historia de la galaxia muy pronto. 

Andor: al final, la rebeldía

Cassian aprovecha la oportunidad para correr en busca de Bix. Fuera, las calles se desbordan en el homenaje a Maarva. Bee encabeza la procesión, junto al portador del ladrillo que homenajea a su antigua propietaria. Por primera vez en Andor, el poder del Imperio es una presencia visible y venenosa. Una que extiende sus hilos en líneas de soldados y Stormtrooper mientras el pueblo avanza, haciendo sonar sus herramientas. El eco del yunque refleja el dolor, el respeto y también el miedo. 

Cassian Andor logra dar con Bix y la arrastra fuera de la habitación en que se encuentra confinada. El sonido del yunque funerario es un eco, una vibración dolorosa. Pero el hombre que fue mercenario y que una vez admitió que no tenía interés en la Rebelión tiene un objetivo. Es, por supuesto, salvar la vida de su amiga. Todo mientras el funeral en Ferrix se convierte en un escenario cada vez más complicado y a punto de estallar. La tensión se hace insoportable, la inminencia de la tragedia es obvia. Aunque nadie, por ahora, sabe muy bien cómo estallará. 

Finalmente, la pequeña multitud llega al sitio en que reposará Maarva por la eternidad. Es entonces cuando Bee avanza hasta el centro de la explanada de tierra y, en un homenaje directo de Andor a la trilogía original, proyecta una imagen holográfica de Maarva. “Estuvimos dormidos”, dice la Maarva convertida en símbolo. “Dejamos pasar, dejamos hacer, olvidamos. Pero ahora llegó el momento de luchar”. Los funcionarios del Imperio comienzan a comprender que no se trata de una despedida común o parte de un ritual. Sin embargo, cuando intentan acercarse al pequeño robot, ya es tarde. “El Imperio es una enfermedad que se agrava en la oscuridad. ¡Luchen contra el Imperio!”, ordena la imagen y como si se tratara de una orden largamente esperada. Ferrix entero entra en rebelión.

Andor Maarva

De la misma manera que durante el escape de Narkina cinco, Tony Gilroy logra construir una épica desde el poder de los rostros anónimos. Mientras Cassian Andor corre con Bix a cuestas para ponerla a salvo, la población entera lucha por la libertad. Lo hace sin un objetivo real, sin saber en qué desembocará semejante situación. Pero la insurrección está en todas partes. El Imperio ataca, dispara a quemarropa. Pero la necesidad de subvertir el orden, de romper la tensión es más poderosa de lo que las armas pueden contener. 

En medio del caos, Dedra Meero resulta herida y termina por ser salvada por Syril Karn. Al otro lado, Cassian Andor evade la vigilancia tenaz de Luthen y Vel para llegar a una nave en la que logra poner a salvo a Bix y a Bee. “Vuelen más allá del borde exterior, sin comunicaciones, sin una palabra”, insiste a la tripulación, amigos y vecinos dispuestos a luchar. “¿Nos encontrarás?”, pregunta uno de ellos a Cassian. “Nos encontrará”, responde por él Bix, todavía firme a pesar del sufrimiento y el miedo. 

¿Qué sacrificios harías por la Rebelión? Es la pregunta que se hizo una y otra vez Andor durante toda su temporada. La misma que responde silenciosamente Mon Mothma al tomar una decisión imposible para salvaguardar a la oposición al poder autoritario. La que se hace Vel al correr hacia la multitud enardecida en Ferrix. El interrogante que obsesiona a Luthen Rael, de nuevo en su nave, a punto de despegar. 

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Pero, antes de hacerlo, una figura aparece entre las sombras. Cassian Andor, que recorrió la galaxia para escapar de la muerte, ahora está en pie, esperando ser asesinado. “¿Realmente quieres que lo haga?”, dice Rael ofuscado y desconcertado. Cassian le mira y da el paso definitivo para convertirse en un símbolo, la figura trágica que está destinado a ser. “Hágalo o reclúteme”, dice. Para El Eje, la decisión es obvia y deja el arma a un lado. Un héroe sin rostro, de los tantos que se esforzaron por hacer caer el Imperio, acaba de nacer.