El proceso regulatorio en torno a la compra de Activision por parte de Microsoft continúa en gran parte del mundo. No obstante, es en Europa, y específicamente en el Reino Unido, donde la revisión se ha hecho mucho más estricta de lo esperado. Esta semana, la CMA (Autoridad de Competencia y Mercados, por sus siglas en inglés) dijo que está abierta a escuchar la opinión pública respecto al tema; con todas las ventajas y desventajas que esto conlleva.
"En este punto, invitamos a todos, incluidos los miembros del público, a compartir sus puntos de vista con nosotros", mencionan (vía VGC). La idea es incluir los comentarios de cualquier sector que pudiera resultar afectado —positiva o negativamente— por la compra de Activision. Eso incluye, desde luego, a los consumidores.
A priori, podría parecer una buena idea involucrar las opiniones de los jugadores. El problema viene cuando nos damos cuenta que gran parte de la conversación tiene como participantes a los fanboys; independientemente si son de PlayStation o de Xbox. Desde que Microsoft anunció su propuesta de compra, no ha habido un solo día en que estas legiones de tóxicos no discutan por el tema a través de redes sociales. Anteponiendo, eso sí, su preferencia por una u otra marca.
Sería interesante, por lo tanto, saber cómo la CMA filtrara los mensajes objetivos de aquellos que solo se rigen por defender a una plataforma por la que sienten algún tipo de afinidad.
La compra de Activision se decidirá, probablemente, hasta 2023
Según menciona el propio regulador británico, su plan es incluir todas las opiniones posibles para después evaluarlas. "Si pensamos que la fusión podría tener un impacto negativo en la competencia, también comenzaremos a pensar en posibles soluciones a esas preocupaciones", dijeron. Una vez que hayan analizado y entendido toda la información requerida, emitirán un resultado provisional. Este, sin embargo, podría hacerse esperar hasta marzo de 2023.
Recientemente, la Unión Europea ya había solicitado la opinión de empresas distribuidoras y desarrolladoras de videojuegos —pero sin incluir al público—. Principalmente porque desean saber si la compra de Activision les podría perjudicar de una u otra manera. "Se preguntó a los desarrolladores, editores y distribuidores de videojuegos si el acuerdo afectaría su poder de negociación en relación a los términos para vender juegos de consola y PC a través de Xbox y su servicio de juegos en streaming, Game Pass", aseguró Reuters.
Aunque la compra involucra múltiples estudios y franquicias, la que más genera preocupación —y debate— es Call of Duty. Convertirlo en un exclusivo de la plataforma Xbox podría ser un duro golpe para el negocio de PlayStation, razón por la cual Sony se ha aferrado a defender su postura. Según los de Japón, ni ellos ni nadie más tienen la capacidad de desarrollar una saga con el nivel de repercusión de Call of Duty.