Como cada año, el Premio Nobel de Medicina ha sido el primero en anunciarse. Si bien el año pasado fue a parar al descubrimiento de ciertos receptores sensitivos, este año, ha sido para Svante Pääbo “por sus descubrimientos sobre los genomas de homínidos extintos y la evolución humana”.

La elección ha sido en parte una sorpresa, pues este año todas las quinielas apuntaban tres de los padres de las vacunas de ARNm contra el coronavirus. No obstante, la elección de Pääbo también ha sido bien acogida, pues sin duda sus estudios son merecedores del galardón.

Y es que este científico y su equipo ha llevado a cabo dos grandes hitos científicos:secuenciar el genoma del neandertal y, además, descubrir el homínido denisovano, que ayudaba a encajar algunas de las pienzas de nuestra historia. Por eso, no cabe duda de que es un claro merecedor de los 10 millones de coronas suecas (985.700 euros) en los que consiste el premio.

El anuncio del Premio Nobel de Medicina

El Premio Nobel de Medicina ha sido anunciado a las 11:30 CEST, desde el Instituto Karolinska, en la ciudad de Solna, cerca de Estocolmo.

Thomas Perlmann, secretario de la Asamblea del Nobel, ha sido el encargado de darlo a conocer, primero en sueco y después en inglés.

¿Por qué es tan importante este hallazgo?

Gracias a los estudios de Pääbo, hoy en día sabemos mucho más sobre la transferencia de genes de nuestros ancestros al Homo sapiens. Y esto es esencial, ya que nos ayuda a entender mucho mejor algunas de las enfermedades que padecemos hoy en día.

A día de hoy sabemos que algunos de los genes que regulan cómo responde nuestro sistema inmunitario a las infecciones son herencia de los neandertales. También sabemos que fueron ellos los que posiblemente nos dejaron en herencia enfermedades como la artritis o la esquizofrenia. Aunque también les debemos algunos genes relacionados con el color de ojos o la piel.

Si sabemos todo esto es gracias a la paleogenómica, una disciplina ideada por el propio Pääbo cuando empezó a trabajar en la Universidad de Múnich.

Una tarea complicada que merece el Premio Nobel de Medicina

Ya sabemos por qué un investigador del área de la antropología merece el Premio Nobel de Medicina. Pero no es solo por la utilidad de sus estudios para comprender mejor algunos problemas de salud de los humanos. También porque lo que hizo Svante Pääbo no es nada sencillo.

Secuenciar el genoma humano ya fue por sí mismo todo un reto. Sin embargo, en el caso de los neandertales, la hazaña es aún más complicada por lo degradado que está su ADN. Después del pasado de decenas de miles de años, el material genético se degrada y solo quedan trazas, que además se encuentran muy contaminadas.

Pääbo pasó décadas intentando dar con la solución y finalmente la halló en el ADN mitrocondrial. Las mitocondrias son orgánulos que funcionan como el motor de las células. Tienen su propio material genético, que se hereda principalmente de madres a hijos y solo contienen una fracción del material genético de la célula. Pero también cuenta con una gran ventaja, ya que hay presentes miles de copias. Por lo tanto, la probabilidad de éxito al analizar este ADN era mucho más alta. Esto le permitió analizar por primera vez el genoma de un homínido extinto y, con ello, dar el pistoletazo de salida para una larga investigación que aún sigue dando noticias de gran importancia para el ser humano.

Parece que habrá que esperar para que los padres de las vacunas del coronavirus se lleven el Premio Nobel de Medicina. Sin embargo, no hay duda de que este biólogo sueco también lo merece.

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