La carrera espacial comercial no empieza en Estados Unidos. Tampoco de la mano de Elon Musk con SpaceX, Bezos con Blue Origin o Virgin de Richard Branson. Tampoco a bordo de un cohete –aunque también–. La conquista más capitalista del cosmos vendrá de la mano de algo tan frívolo y simbólico como el champán. Concretamente, el de Maison Mumm con Mumm Cordon Rouge Stellar, que ya tiene su billete para ir al espacio junto a Axiom Space en 2023 y su próxima estación espacial privada.

Ambas compañías eligieron la cuna de champán para presentar su ingenio –que se resume en una botella muy diferente a las que estamos acostumbrados–, al que pudo tener acceso Hipertextual en primera persona. París, al amparo de un observatorio astronómico con más de 350 años de historia, fue el lugar elegido para tal encuentro a ojos de un Saturno en pleno apogeo –al mismo tiempo que James Webb tomaba la mejor imagen de nuestro planeta vecino–.

El objetivo era probar una bebida que, en un lugar en el que la gravedad brilla por su ausencia, todo son problemas. Ya no solo por la bebida en sí misma. La botella, que debe mantener la presión del champán y el sabor –que es diferente fuera de nuestro planeta– han sido retos técnicos que han debido solventar. Si la humanidad quiere prosperar en el espacio, los primeros pasos vendrán de la mano de estos pequeños detalles.

Misión: llevar un champán al espacio

Parece absurdo, pero ha sido un proyecto que lleva más de cinco años gestándose. En 2017, momento en el que se decidió comenzar con el proyecto, tanto Axiom como Maison Mumm han estado trabajando para poder llevar sus botellas al espacio. Porque sí, una botella común no podría llevarse en un viaje espacial homologado. Era una forma de continuar con la historia de la histórica compañía que se puso como objetivo llevar la primera botella al Ártico, durante las primeras expediciones del siglo XIX. ¿Por qué no la primera en ir al espacio?

De esta manera, como contaron bajo el techo del Observatorio de París, han tenido que trabajar durante años en el diseño de la botella del Mumm Cordon Rouge Stellar. Un proyecto que corrió a cargo de Octave de Gaulle, de la Agencia SPADE. Una compañía con una larga historia en crear materiales y objetos que tienen que viajar al espacio. ¿Su misión? Que pase las homologaciones de las agencias espaciales competentes.

champán para el espacio

En resumen, el Mumm Cordon Rouge Stellar viajará una botella formada por dos receptáculos. El primero de ellos, el visible, es una carcasa de aluminio que protege el contenido de vidrio de su interior. Uno que se puede ver a través de una ventana al contenido. El interior es, efectivamente de vidrio y acero inoxidable con las mismas composiciones que las cubas donde se fabrica el champán. De esta manera, la presión del contenido permanecerá intacta durante el viaje. Así como el sabor. Para el que las bodegas de Mumm prepararon una mezcla concreta que aguantase mejor el impacto de la gravedad cero en el sabor.

Sin embargo, es en el tapón de corcho donde reside la magia. Las normativas espaciales impedían que una botella con corcho común viajase al espacio. El tapón podría dispararse en cualquier momento con los cambios de presión. De esta manera, de Gaulle diseñó un sistema de corcho con una anilla de seguridad de acero inoxidable que lo mantiene presionado sobre el cuello de la botella. Esto, además de ser más seguro, permitirá a los astronautas poder reproducir el efecto del líquido saliendo en formato burbuja.

El problema del sabor allí en el espacio

Los sabores cambian en función a los sitios donde los probamos. De esta manera, si nos subimos a un avión, muchas comidas no tendrán el mismo gusto. Si viajamos al espacio, donde se impone una nula gravedad, la situación es mucho más compleja. Este fenómeno lleva tiempo siendo estudiado por los astronautas de la Estación Espacial Internacional.

Mumm Cordon Rouge Stellar y Axiom Space deben enfrentarse a esta situación. Una para la que los científicos aún no tienen una explicación en firme. Sobre la mesa el efecto del viaje y almacenaje sobre los alimentos. También el efecto de la ausencia de gravedad en los fluidos corporales de los humanos. La microgravedad haría subir los fluidos a la zona nasal y, con ello, afectar a la percepción del sabor.

En el caso del champán de Mumm, se suma además el comportamiento de un líquido gaseoso en gravedad cero. Las burbujas no pueden subir a la superficie, por lo que el olor no se libera.

Para solucionar estas cuestiones, los científicos de NASA llevan tiempo trabajando en cultivos sometidos a las condiciones de la Estación Espacial Internacional y preparaciones de alimentos pensadas para esas alteraciones del sabor. De momento, y aunque sea un problema menor de la conquista espacial, siguen sin dar con la tecla de este asunto.

Axiom Space, en camino de crear su base espacial regada con champán

Axiom Space es una de las compañías históricas en el sector de la conquista espacial. Mientras Musk tiene su foco puesto en llegar a Marte, Axiom quiere crear una Estación Espacial habilitada para todos. Y desde hace tiempo ya viene trabajando en ello.

Desde 2020, la compañía estadounidense está trabajando para adaptar módulos acoplados a la Estación Espacial Internacional. Donde permanecerán hasta que el proyecto internacional quede obsoleto. Para ese momento, Axiom podrá subsistir de forma autónoma y poco a poco aumentada para acoger turistas espaciales.

Mientras trabaja en su propia Estación, Axiom busca nuevos proyectos viables. Además de ayudar a NASA con sus misiones tripuladas, la tecnológica también está trabajando en los trajes para la próxima misión tripulada de Artemis. Los mismos que se llevarán a la Luna por los próximos astronautas que tomen tierra en el satélite terrestre.

Conquista espacial sí, pero también cultural y capitalista

La cuestión científica está ahí, pero el hecho de llevar un champán al espacio trasciende cualquier idea. Mumm, en su asociación con Axiom, lo tiene claro: si queremos conquistar el espacio, hay que hacerlo con humanización. Si es con un producto francés, mejor para ellos. Otros países optarían por otras variedades.

"La exploración es algo muy importante para el ser humano, pero la cultura y las experiencias son muy importantes", explicaron desde Axiom. El hecho de poder celebrar algo con una botella de champán es, para la asociación de compañías, un hito en la conquista espacial humana. La humanización definitiva de un territorio inexplorado. Más importante, incluso, que una bandera.

¿Frívolo? Quizá lo sea. Pero es el mayor signo de un camino que, a ojos de una industria que se conoce fuerte, ha echado a andar. Si hasta hace pocos años, todo aquello que trascendía la atmósfera terrestre era competencia de un selecto grupo de agencias gubernamentales, ahora forma parte del imperio privado de grandes tecnológicas espaciales. Unas que, además de cambiar las reglas del juego, han añadido un punto comercial –en todo su esplendor– al espacio.

Al menos, si por los motivos que fuese hemos de migrar al espacio, al menos que podamos disfrutar un poco más. El champán, en este caso, es solo una anécdota más de lo que está por venir.