Cuando un organismo regulatorio interviene en un proceso de adquisición, generalmente conocemos información sensible que las empresas, por uno u otro motivo, habían mantenido en privado. Ahora que Microsoft está entregando toda la documentación requerida para cerrar la compra de Activision, en medio se ha colado un dato del que solo teníamos estimaciones por parte de firmas de análisis de mercado. Me refiero, desde luego, a la cifra de ventas de la Xbox One.

No es necesario ser un iluminado para darse cuenta que, durante la pasada generación de consolas, la PlayStation 4 dominó de principio a fin. Lo anterior debido, sobre todo, a una estrategia inicial equivocada por parte de Microsoft; con directivos dando prioridad a un sistema de entretenimiento Todo en uno en lugar de enfocarse en lo que verdaderamente importaba: los videojuegos. Pues bien, al fin sabemos cómo castigó el mercado a la Xbox One.

En un documento entregado al organismo regulador de Brasil, donde ha surgido un cruce de declaraciones entre Sony y Microsoft por la compra de Activision, los dirigidos por Satya Nadella informaron que vendieron 58,5 millones de unidades de la Xbox One hasta 2021; que fue el año en que frenaron su producción para centrarse plenamente en la Xbox Series X|S. Sobre el papel, el número no es negativo, hasta que lo comparamos con las ventas de la PS4…

De acuerdo a los datos proporcionados por Sony, la PlayStation 4 vendió 117,2 millones de unidades hasta marzo del presente año. De hecho, será la última vez que los de Japón reporten este dato, ya que la producción de dicho hardware llegará a su fin.

Con ambos números a la mano, podemos definir un ratio de ventas de 2:1. Es decir, por cada Xbox One vendida, se vendieron dos PlayStation 4. La diferencia es notable, en especial si consideramos que las dos plataformas venían de librar una batalla —en ventas— bastante igualada. Recordemos que la disparidad entre la Xbox 360 y la PS3 fue mínima.

La actual generación es otra historia

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Ahora bien, lo que está sucediendo durante la actual generación no se parece en nada a la anterior. Bajo el liderazgo de Phil Spencer, Xbox va por buen camino peleando codo a codo con PlayStation. Las Xbox Series X y Series S iniciaron su ciclo de vida de la mejor manera posible. No solo por lo atractivo de su hardware —y precio en el caso de la variante económica—, también porque la plataforma está impulsada por Xbox Game Pass, el mejor servicio de juegos disponible hoy en día.

A lo anterior debemos sumar que Microsoft está tirando la casa por la ventana para reforzar su catálogo de juegos, que fue uno de los aspectos más criticados de la Xbox One. A principios de 2021 concretaron la compra de Zenimax —anunciada en 2020—, propietaria de Bethesda, por 7.500 millones de dólares.

Pero la verdadera bomba llegó en enero de este año, cuando anunciaron su intención de adquirir Activision Blizzard a cambio de 68.700 millones de dólares. Esta última, sin embargo, todavía no es aprobada por los reguladores; aunque todo indica que no habrá problemas para cerrarlo. Una vez finalizada, se convertirá en la compra más grande en la historia de los videojuegos. Franquicias como Call of Duty y World of Warcraft estarán controladas por Xbox.

En este momento aún es complicado atreverse a decir quién ganara la generación en curso. No obstante, puedes estar seguro que la diferencia en ventas volverá a ser mínima.

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