Nichelle Nichols, quien interpretó a Nyota Uhura en Star Trek, es un símbolo. Ya lo era durante su larga y fructífera carrera en televisión y, después, en el cine. Pero después de su muerte, a los 89 años de edad, la que fuera la primera heroína afroamericana de la ciencia ficción deja una herencia de considerable peso.

Se convirtió en una actriz capaz de romper límites y remontar la discriminación con buen humor y carisma. También en una mujer consciente de su peso como figura y de su capacidad para representar a la comunidad que la consideraba un símbolo. Pionera de un tipo de personaje y representación que hoy parece natural, Nichelle Nichols construyó un largo camino exitoso que, en la actualidad, resulta de inestimable valor.

Nichelle Nicholls se hizo famosa como tripulante de la USS Enterprise (NCC-1701) en la serie Star Trek, en un año complicado para los derechos humanos de minorías en Estados Unidos. Corría 1966 y el líder de los derechos civiles, Malcolm X, había sido asesinado el año anterior. La tensión racial era más violenta que nunca. También, la discriminación, en medio de una discusión cultural de largo alcance que pretendía asegurar la participación política afroamericana. De modo que el hecho de que una mujer negra se convirtiera en parte integral de un programa de ciencia ficción marcó un hito. Aún más, se convirtió en referencia sobre la forma en que el mundo del entretenimiento comprendía sus propios límites y prejuicios.

Una decisión que brindó un personaje inolvidable

La teniente Nyota Uhura era algo más que un movimiento estratégico de Gene Roddenberry, creador de la franquicia Star Trek. Nichelle Nicholls encarnaba un personaje importante y significativo en una época en que la mayoría de los actores afroamericanos debían lidiar con una segregación tenaz. Hollywood no era un lugar ajeno a las transformaciones y diatribas, en la que los estados del sur todavía debatían la posibilidad del voto de la comunidad negra. De modo que el personaje era un punto de visibilidad consistente y valioso.

Nichelle Nicholls, que durante toda su vida explicó hasta qué punto el papel marcó su vida, dejó claro el interés que tenía en la personalidad del personaje. En una entrevista para la Academia de las artes y las ciencias de la televisión, habló sobre lo consciente que era de su lugar en la historia televisiva. En especial, en la manera como su trabajo podría repercutir en la vida de una generación entera de mujeres afroamericanas. “Sabía que era el rostro de muchas mujeres en el futuro”, explicó.

Nichelle Nichols, en el centro de la controversia y una poderosa revolución

Nichelle Nichols

La teniente Nyota Uhura hizo más que abrir las puertas a futuros papeles para mujeres negras en programas populares de televisión o cine. También fue protagonista de uno de los momentos más trascendentales de la historia del entretenimiento. En 1968, la serie Star Trek era ya un considerable éxito de audiencia y tenía un respetable número de seguidores.

Fue entonces cuando el 22 de noviembre de 1968 se estrenó el episodio Plato’s Stepchildren. Según el argumento, los personajes de Nichelle Nicholls y William Shatner debían besarse. La escena se convirtió en un momento histórico de enorme repercusión en la cultura pop.

No fue el primer beso interracial en el mundo del espectáculo. Pero sí el más relevante con respecto a su significado. El argumento analizó la idea desde la igualdad —se trató de un beso en los labios— y desde el peso argumental. Uhura era un personaje de envergadura, lo mismo que el Capitán Kirk interpretado por Shatner. Y a pesar de que en la historia del episodio no se trató de un hecho romántico, sí demostraba el peso de ambas figuras.

Un suceso pop que se convirtió en historia contemporánea

El beso de Nichelle Nichols fue un suceso del mundo del entretenimiento que rebasó el mundo de la televisión. El 4 de abril de ese año, Martin Luther King había muerto asesinado. Una tragedia que convulsionó a Estados Unidos y abrió una nueva era de discusiones sobre el racismo. Meses antes, la corte suprema del país determinó la inconstitucionalidad de las leyes que impedían los matrimonios interraciales. De modo que el capítulo de Star Trek llegó en un momento especialmente álgido que sacudió a la sociedad desde el espacio seguro de la televisión. Mucho más aún: convirtió al debate sobre la raza y la pertenencia en un tema de actualidad.

Y aunque la cadena NBC temía que la escena pudiera provocar escándalos, en realidad tuvo más reacciones positivas que negativas. Tanto Uhura como Kirk eran personajes queridos, lo que provocó una ola discreta de apoyo y de asombro.

Pero más relevante fue que el personaje de Nichelle Nichols se transformó en un baluarte de un tipo de integración del discurso político con el mundo del entretenimiento. Como primera mujer afroamericana en interpretar a un personaje no secundario en la televisión norteamericana, la actriz marcó un rumbo. En particular, cuando el símbolo que representaba era más necesario que nunca.

La teniente Uhura, para la historia

En swahili, la palabra “Uhura” se traduce como “libertad”. Lo cual, por supuesto, no es casual en un programa como Star Trek. Gene Roddenberry era profundamente consciente del poder de su serie y lo utilizó para abrir espacios y entablar discusiones. Todas importantes y de una profundidad considerable en una época complicada.

Nichelle Nichols fue abanderada de la mayoría de ellas. Parte integral del elenco original de la serie de televisión y de las seis primeras películas de Star Trek, la actriz llevó con gracia su investidura como emblema. La estrella Whoopi Goldberg contaría que, siendo una niña, la firmeza y fuerza de Uhurala inspiró en “formas distintas y nuevas”. Lo mismo que otras tantas actrices afroamericanas como Halle Berry y Zoe Saldana.

Nichelle Nichols, un legado perdurable

Nichelle Nicholls nunca se conformó solo con ser un relevante personaje del mundo del espectáculo. Con la serie Star Trek finalizada, se integró a los esfuerzos de la NASA por incentivar a la comunidad afroamericana para unirse a sus programas. En 1978, el plan para integrar a mujeres y a minorías étnicas en trabajo de campo espacial incluía a tres miembros afroamericanos. De hecho, la doctora Mae Jemison, la primera mujer negra a bordo del trasbordador espacial, agradeció la influencia de la actriz en su vida. “Fue determinante en mi decisión de ser astronauta”, diría en una entrevista.

Nichelle Nichols murió convertida en el rostro de una revolución apreciable. También, en un tipo de figura poderosa cuya herencia resulta de formidable importancia y peso. Una actriz que logró, con su esfuerzo, una lucha sostenida por la igualdad y la integración de enorme valor. Quizás, su mayor legado para el futuro.

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