Con frecuencia, el mundo aeronáutico es uno de los preferidos de las películas de acción. También el más utilizado en sus escenas más recordadas y espectaculares. Pero quizás, por su recurrencia, se convierten en un terreno complicado para la mayoría de las historias. Aviones que vuelan casi a la velocidad de la luz, a pesar de ser un Boeing 747. Cabinas que pierden la presurización sin que haya mayor inconveniente. Controles que funcionan o dejan de funcionar a capricho del argumento. Instrumentos que fallan y nadie parece notar que eso es peligroso y un problema mayor que puede provocar un desastre aéreo mortal. Aviones que se rompen en dos, cuyas cabinas — modelo y tamaño — cambian de acuerdo al beneficio del guion de turno.

En el mundo del cine, con frecuencia los mayores errores de coherencia, física e incluso, mera lógica ocurren a bordo de un avión. Resulta inevitable que el mundo aeronáutico resulte atractivo para la mayor parte de las historias. Y también, un caldo de cultivo para todo tipo de situaciones sin el menor asidero científico. Mucho más, cuando la mayoría de los films muestran el interior de aviones y otros vehículos aeronáuticos como un escenario que solo la embellece la escena. Pero en realidad, los aviones, naves y helicópteros, son parte de un mundo de tecnología especializada que rara vez se muestran en las películas. 

Te contamos de cinco errores comunes en las películas de aviones. Algunos tan obvios como para resultar mortales por necesidad. Otros, que solo simplemente hacen reír. Incluso, los que tienen relación directa con el desconocimiento acerca del funcionamiento de vehículos aéreos. Una verdadera colección de ideas que se entrecruzan entre sí para dejar claro que en el espectáculo, la máxima es el entretenimiento por encima de la lógica. O al menos, lo es en el mundo aeronáutico y todo lo que rodea a sus ideas más conocidas.

Los aviones en los museos no tienen combustible, ni son funcionales, ni puede ser piloteados 

Tanto en Wonder Woman 1984 como en la tercera parte de Una noche en el Museo, ocurre. Uno de los personajes se sube a un avión destinado a ser parte de una muestra común y solo echa a volar. La idea que las piezas aeronáuticas de museo son funcionales es popular y se suelen incluir con un desparpajo asombroso. Pero en realidad, y aunque el aspecto de los vehículos sea impecable, son inservibles por completo. 

¿Parece una acotación obvia? No tanto, cuando en Wonder Woman 1984 la trama depende de la habilidad de Steve Trevor para volar a Oriente Medio. Eso, claro, en un avión de un museo, que además tiene un tanque pequeño de gasolina que apenas le permitiría volar por menos de cien kilómetros. Pero en el mundo del cine todo es posible. 

Los compartimientos de carga no son tan grandes para las peleas

Harrison Ford, Gary Oldman, Glenn Close, Wendy Crewson, Paul Guilfoyle, William H. Macy, Dean Stockwell

En los aviones reales, los compartimientos de carga son espacios cerrados, distribuidos de manera uniforme y además sin lugar para otra cosa que apilar equipaje. La popular idea de que el compartimiento de carga de los aviones es una especie de reverso de la parte superior es por completo falsa. O al menos, lo es en la mayoría de los aviones comerciales. 

Gran parte de ellos tienen el espacio justo para organizar tanto lo necesario para cualquier emergencia a bordo, como el equipaje de los pasajeros. Pero la popular idea que el espacio de carga de un avión puede ser ideal para batallas, luchas a mano desnuda y balaceras, es errónea. Y lo es por una simple razón de diseño de los aviones que benefician los espacios para pasajeros sobre el resto. Tampoco tienen un tamaño suficiente para que terroristas, vampiros o cualquier otro personajes terrorífico pueda estar cómodamente sentado o deambular en su interior. Por supuesto y por la propia seguridad del aparato, son compartimientos por completo herméticos. 

No, las compuertas de carga de los aviones no pueden abrirse por dentro

No importa todas las ocasiones en que un esforzado personaje baje hacia los comportamientos de carga un avión desde cabina, como en Cielo Rojo Sangre de Netflix. En realidad, el acceso hacia los espacios de carga de cualquier vehículo aéreo se lleva a cabo desde fuera, desde las compuertas adecuadas. No desde la cabina de pasajeros, mucho menos el cuerpo del avión o cualquier otro tipo de acceso sorpresivo y misterioso del vehículo. 

De hecho, desde el avión no hay ningún tipo de acceso a las bodegas de carga. Mucho menos, a través de escaleras, ascensores, escalerillas de mano o cualquier otro truco creado de forma estratégica para facilitar la vida del personaje. No importa lo que haya mostrado la olvidable Serpientes en el avión en el 2006. 

Cada avión tiene sus peculiares características de cabina

Resulta notorio que en la película Vuelo Nocturno haya un cambio notable entre las características de cabina. El film confunde el Boeing 737 de pasajeros turbofan con un Boeing 767 de reacción de fuselaje. Puede parecer un error sin importancia, en especial si la mayor parte de la drama enfoca a los personajes. Pero es de interés si se toma en cuenta que la llegada y salida del avión influye en la trama lo suficiente. 

Por otro lado, en Once Upon a Time in Hollywood de Quentin Tarantino, el personaje de Leonardo DiCaprio viaja en un 747 de Pan Am. Pero en realidad, el avión solo comenzó a volar en rutas comerciales apenas a finales de 1970. En otras palabras, diez años después a la fecha en que se ambienta la película. 

Ventanas que se rompen, puertas que se abren

En varias películas de acción, el héroe recurre a la maniobra de disparar a las ventanas para obligar a los vuelos a volver a tierra. O abrir las puertas para arrojarse en paracaídas, sin que eso suponga un problema real para el avión. Y aunque la mayoría de las secuencias se toman la molestia de mostrar el impacto inmediato de la despresurización, olvidan lo más importante. Los aviones comerciales suelen volar a 900 kilómetros por hora. El choque sería de tal envergadura y de semejante peligrosidad, que haría que el avión perdiera su capacidad para volar de inmediato. 

Por si eso no fuera suficiente, la temperatura del aire es de -40 grados, por lo que tomar el helicóptero y prácticamente salir en paracaídas está fuera de toda discusión. Mucho menos, sin las protecciones necesarias o un equipo que permitiera al osado héroe, sobrevivir al impacto y choque atmosférico fuera del avión. 

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