Una tarde cualquiera de sábado puede consistir en ir a un centro comercial con amigos, tomar un café, realizar algunas compras y terminar con cena y cine. Es un plan de lo más ameno. Sin embargo, puede ser doloroso para el bolsillo si nos pasamos con las compras. Y lo peor es que, según una investigación reciente, el café que tomamos al principio puede ser el factor desencadenante de una mayor impulsividad a la hora de gastar dinero.

Los autores de dicho trabajo llegaron a esta conclusión mediante dos experimentos. El primero consistió en regalar bebidas a la entrada de una tienda de productos del hogar. En total participaron 300 personas en dos tiendas diferentes, una en Francia y otra en España. A todos ellos se les ofreció un café espresso con cafeína, un espresso descafeinado o agua. Después se llevó a cabo un segundo experimento, esta vez online. A 200 voluntarios se les dio unan de esas bebidas y después se les hizo elegir entre una lista de 66 artículos.

En ambos estudios se comprobó que las compras de aquellos participantes que tomaron café no descafeinado fueron mucho más impulsivas. No solo gastaron más dinero, sino que también fueron más propensos a elegir artículos que en realidad no necesitaban. 

Café y compras impulsivas

En el primer experimento, las personas que bebieron café con cafeína se gastaron de media 27,48 euros y compraron un promedio de 2,16 artículos. Sin embargo, quienes no tomaron cafeína se gastaron una media de 14,82 euros en un promedio de 1,45 artículos

Además, los del primer grupo tuvieron una tendencia mayor a comprar productos menos necesarios, como velas perfumadas. Y esto es algo que se vio también en el experimento online, en el que después de un café los voluntarios tendían a realizar compras más impulsivas, seleccionando productos como un masajeador.

Cabe destacar que esto no quiere decir que sea malo comprar velas perfumadas o masajeadores. Cuidarse también es necesario. Simplemente, es un hecho destacable en el estudio. 

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La clave está en la dopamina

Según los autores de esta investigación, la impulsividad de los compradores que participaron en el estudio se debe a un aumento en sus niveles de dopamina.

Este neurotransmisor es conocido, junto a la serotonina, como una de las hormonas de la felicidad. Pero es mucho más que eso. Por ejemplo, tiene un papel clave en los conocidos como sistemas de recompensa. Estos son los encargados de que algunos estímulos, como el sexo o la ingesta de comidas muy calóricas, nos produzcan placer. Son actividades necesarias para nuestra supervivencia como especie, por lo que nos conviene llevarlas a cabo. Sin embargo, los sistemas de recompensa también están muy relacionados con las adicciones. Y es que a veces perdemos la sensibilidad a un estímulo, de modo que cada vez necesitamos más para sentir placer.

La dopamina guarda relación con las adicciones o con trastornos asociados a comportamientos impulsivos

Por otro lado, la dopamina está muy vinculada a los comportamientos impulsivos. De hecho, sus niveles están muy elevados en el cerebro de personas con trastornos como el TDAH, que se caracterizan por mostrar muchos comportamientos impulsivos.

Se sabe que la cafeína estimula la síntesis de dopamina, principalmente a dos niveles. Por un lado, protege a las neuronas dopaminérgicas, que son precisamente las que se encargan de fabricar y transmitir la dopamina. Y, por otro lado, bloquea los receptores de adenosina. Esta es la molécula que se encuentra detrás de la sensación de somnolencia. Compite con la dopamina por los receptores, por lo que a más adenosina, menos dopamina podrá ejercer su función. Sin embargo, cuando la cafeína bloquea los receptores de adenosina, sí que permite la unión de dopamina. 

En definitiva, si compramos más impulsivamente después de tomar café, probablemente se deba a la cafeína. Sería necesario analizar los niveles de dopamina o incluso las áreas del cerebro que se activan en estas personas en cada caso. Además, podría ser interesante analizar las compras de una misma persona con y sin café. Está claro que el estudio cuenta con varias limitaciones. No obstante, es indiscutible que tiene unas conclusiones muy interesantes en las que seguro que piensas la próxima vez que salgas de compras. Puede que incluso mires con otros ojos esa ansiada taza de café.

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