Llega el calor en el hemisferio norte del planeta y, con él, los incómodos mosquitos. Sin duda, estos insectos son de los ítems más odiados de esta estación del año. Incluso los que no transmiten enfermedades resultan bastante odiosos por esa costumbre suya de engullir nuestra sangre como si de pequeños vampiros se tratase. Pero no todos lo hacen. Tendemos a generalizar y pensar que cualquier mosquito revoloteando en nuestra casa se convertirá en un surtidor de picaduras, pero lo cierto es que solo las hembras pican. De hecho, sus aparatos succionadores son muy diferentes. Los machos solo necesitan absorber el néctar de las flores y frutas, mientras que ellas deben chuparnos la sangre. ¿Pero por qué?
La causa por la que nos pican las hembras de mosquito es bastante loable, pues lo hacen por el bien de su descendencia. Vamos, es que si no lo hiciesen posiblemente no habría descendencia. Esto se debe a que para que se formen los huevos se necesitan altas dosis de proteínas y eso es algo que escasea en el néctar que tanto gusta a los mosquitos.
Por eso, las hembras han evolucionado para alimentarse de una fuente de proteínas fácil de conseguir: la sangre de los vertebrados. Pero aquí surge una duda. ¿Por qué los mosquitos necesitan que sus hembras hagan acopio de proteínas procedentes de picaduras, pero otros insectos no?
La clave está en los principios
Los mosquitos son insectos que pasan por una metamorfosis de larvas a adultos. Sus larvas son acuáticas y, según explica el profesor de ecología Carles Martín en un artículo de la revista Métode, viven en lugares muy pobres nutricionalmente hablando.
Suele ser agua estancada, como un charco o los restos de lluvia acumulados en una pequeña barca. Las larvas están preparadas para exprimir esos pocos recursos disponibles y, con ellos, pasar rápidamente a mosquitos adultos. Es una ventaja, sí, pero el problema es que a partir de ese momento ya no tendrán prácticamente reservas de proteínas. Otros insectos sí las tienen, por eso no necesitan chupar la sangre a nadie.
Con el néctar los mosquitos obtienen la energía que necesitan para volar y sobrevivir, pero si quieren descendencia necesitan proteínas. Más concretamente aminoácidos para construirlas. Y aquí es dónde entran en juego las picaduras.
¿Para qué sirven las picaduras de los mosquitos?
Para constituir los huevos los mosquitos necesitan proteínas. Estas proteínas, a su vez, se construyen a partir de una especie de ladrillitos, conocidos como aminoácidos.
Las proteínas presentes en nuestra sangre no son las mismas que constituyen los huevos. Sin embargo, con las picaduras los mosquitos obtienen esas proteínas, que ya en su organismo se descomponen para dar lugar solo a aminoácidos. Después, los ladrillos se configuran para dar lugar a las proteínas concretas que emplean en la formación de huevos.
Es como si cogemos una construcción de Lego y la deshacemos por completo. Las diferentes piezas que obtenemos se pueden usar para construir objetos totalmente diferentes.
No tendría sentido que esto lo hicieran los machos, de ahí que solo piquen las hembras. Por eso, si bien ambos tienen esa especie de trompa conocida como probóscide, la de las hembras es más dura, ya que se necesita que pueda perforar la piel de un animal. Además, su saliva contiene sustancias vasodilatadoras que aumentan el flujo de sangre, mezcladas con compuestos anticoagulantes para que esta fluya adecuadamente. Incluso contienen anestésicos que evitan que acabemos con ellas de una palmada en cuanto notemos el picotazo. Normalmente somos conscientes de la picadura cuando comienza ese picor característico que se debe precisamente a los efectos de su saliva en nuestro organismo.
En definitiva, las hembras de los mosquitos no nos pican por fastidiar, sino para perpetuar su especie. Quizás, si consiguiésemos llegar a un pacto con ellas y cederles todas las reservas de colágeno de las farmacias se acabaría esta relación tan molesta. Sería ventajoso para nuestro bolsillo y ellas tendrían todos los aminoácidos que necesitan. Total, a nosotros no nos sirven para nada.