Una de las imágenes más icónicas del Mundial de Fútbol de Corea de 2002 es la del entrenador de la selección española, José Antonio Camacho, con unos llamativos cercos en su camisa a la altura de las axilas. El nerviosismo durante los partidos le jugó una mala pasada que no pasó desapercibida a la prensa. Y aunque todos lo viésemos muy normal, si lo pensamos es bastante curioso. ¿Por qué se veían los cercos oscuros si el sudor es transparente? ¿O por qué es más oscura la arena mojada? ¿Por qué para saber el color exacto de una pintura debemos esperar a que se seque? En definitiva, ¿por qué las cosas mojadas son más oscuras?
Puede que no te hayas hecho esa pregunta nunca, pero posiblemente ahora sí que te haya surgido la duda. Aunque lo cierto es que habría que reformular la pregunta, ya que no es cierto que las cosas mojadas sean más oscuras. Son exactamente igual que secas, pero nosotros las vemos así.
Como siempre que hablamos de color, tenemos que hacer referencia a cómo se refleja y se absorbe la luz en una superficie. Este es el parámetro que cambia y hace que las cosas mojadas se vean más oscuras. Pero veamos cuál es el motivo.
El ‘truco’ de color por el que las cosas mojadas parecen más oscuras
Cuando la luz incide sobre una superficie, parte de ella se absorbe y otra parte se refleja. El color que vemos es el resultado de las longitudes de onda que se reflejan y, por lo tanto, pueden llegar hasta nuestros ojos.
Si se absorbe todo o casi todo veremos negro y si ocurre lo contrario el resultado será el color blanco. En el punto intermedio están todos los colores. Por lo tanto, si por ejemplo estamos mirando una camisa de color rojo será porque se refleja la radiación en esa longitud de onda.
El color depende también de la composición de esas superficies, ya que esta influirá en el comportamiento de la luz. Por eso, a menudo para obtener nuevos colores se juega con la introducción de nuevas sustancias o con el tamaño de sus moléculas. Y, por supuesto, no es lo mismo una superficie seca que una superficie con agua. Si volvemos a la camisa roja de antes, en caso de que se moje o la persona que la lleva puesta sude sobre ella, la veremos más oscura.
Esto se debe a que el agua absorbe aún más radiación que la camisa seca, de modo que se reflejará menos luz hacia nosotros. Por así decirlo, estamos más cerca del negro y eso hace que se vea más oscura.
Y esto es aplicable a todas las cosas mojadas. Por ejemplo, como decíamos al principio, cuando pintamos una pared y la pintura aún está húmeda, tenemos que esperar a que se seque para saber cómo quedará. Esto se debe a que aún hay mucha agua en ella. Hasta que no se evapore no veremos cómo se reflejará la luz sobre ella de aquí en adelante.
Pero la pared es exactamente la misma. No es el color lo que cambia, sino lo que nuestro cerebro nos cuenta a partir de lo que le envían nuestros ojos. Por lo tanto, no, la camisa de Camacho no era más oscura. Simplemente, nosotros la veíamos así, aunque seguramente en su día eso no le habría servido como consuelo.