Las personas menstruadoras suelen saber muy bien cómo limpiar las manchas de sangre de la ropa. Pero no pensemos mal. Básicamente lo saben porque casi todas han amanecido alguna vez con el pijama, las sábanas o la ropa interior teñidos de rojo por un exceso de volumen o un pequeño problema de previsión. Entre los trucos más extendidos se encuentra el de frotar con agua oxigenada antes de lavar finalmente con jabón.
En el proceso, la zona cubierta de sangre se llena de espuma, el tejido se calienta y poco a poco el rojo se va tornando en marrón hasta desaparecer. A veces no se va por completo, pero sí que se retira una buena parte, facilitando el lavado posterior con jabón o en la lavadora.
¿Pero por qué ocurre esto? ¿Qué tiene el agua oxigenada para deshacer la sangre con esa facilidad? Es lo que vamos a ver en este artículo, aunque antes de empezar cabe destacar que el truco en sí no está en el agua oxigenada, sino en la propia sangre.
Catalasa, sangre y agua oxigenada
El secreto de esa curiosa reacción que se produce entre las manchas de sangre y el agua oxigenada está en la enzima catalasa, que se encuentra en la sangre. Las enzimas son proteínas que catalizan reacciones. Es decir, las aceleran.
En este caso, la catalasa cataliza una reacción por la cual el agua oxigenada, conocida químicamente como peróxido de hidrógeno (H2O2), se descompone para dar lugar a oxígeno y agua.
Esta es una reacción exotérmica. Es decir, se genera mucha energía en forma de calor en el proceso. Ese es precisamente el motivo por el que al lavar las manchas de sangre notamos cómo el tejido se calienta. En cuanto a la espuma que queda adherida a toda la mancha, se trata precisamente del burbujeo causado por el oxígeno que se acaba de generar.
Finalmente, cabe destacar que en la reacción interviene también el grupo hemo de la hemoglobina, que le da el color rojo a la sangre. Por eso, a medida que se genera la reacción esta se va volviendo más marrón y menos intensa. Además, la espuma puede ayudar a arrastrar y descomponer parte de la mancha.
Pero generalmente no desaparece por completo. Por eso, después de esta primera colaboración del agua oxigenada, llega el momento de añadir jabón y poner la ropa manchada de sangre en la lavadora. O lavarla a mano, claro.
¿Por qué tenemos esta enzima tan útil en la sangre?
Ya hemos visto que la catalasa acelera la reacción de descomposición del agua oxigenada. ¿Pero para qué queremos algo así en nuestra sangre?
Pues lo cierto es que el peróxido de hidrógeno puede formarse como producto del metabolismo celular de muchos seres vivos. El problema es que es una sustancia muy tóxica, por lo que necesitamos que se descomponga cuanto antes. Ahí entra en juego la catalasa de la sangre.
Pero eso no es todo. Ya hemos visto que en el proceso se genera una gran cantidad de oxígeno y eso es muy útil: este ataca a los microorganismos patógenos anaerobios que, como su propio nombre indica, no son capaces de vivir en presencia de este gas. Se matan dos pájaros de un tiro.
De hecho, hay una enfermedad genética, llamada acatalasemia, cuyos pacientes no tienen esta enzima, y se caracteriza por la presencia de infecciones, ulceraciones y gangrena, generalmente en la boca. Esto ocurre por un exceso de microorganismos anaerobios patógenos que, sin la catalasa para mantenerlos a raya, proliferan más de la cuenta.
Además, ese papel del oxígeno es la razón por la que el agua oxigenada se usa a veces para desinfectar heridas. El problema es que el que se vende en las farmacias suele estar en una concentración del 3%, por lo que hay mucha más agua que peróxido de hidrógeno. Eso sí, que haya poco no quiere decir que no funcione. No hay más que ver la fiesta de la espuma que genera en cuanto lo usamos para limpiar manchas de sangre. Solo por eso, vale la pena tener siempre un bote a mano.