El verano ya ha llegado al hemisferio norte y, con él, las molestas picaduras de los mosquitos. Por eso, muchas personas optan por colocar en sus casas esos típicos aparatos antimosquitos que se enchufan a la toma de corriente eléctrica. Resulta curioso cómo algo tan pequeño puede acabar tan fácilmente con estos insectos, ¿pero cómo lo hace?

Para contestar a esta pregunta debemos tener en cuenta que no todos los aparatos antimosquitos son iguales. Si nos centramos en los que se usan en interiores, nos encontramos con los que se basan en ultrasonidos y aquellos que contienen recambios de insecticida, ya sea en forma de líquido o de tabletas. Cabe destacar que solo estos últimos son realmente útiles.

Estudios al respecto realizados en los últimos 20 años señalan que los ultrasonidos no son eficaces para combatir a los mosquitos. Estos no pueden oírlos e incluso si lo hicieran podrían adaptarse a ellos. Incluso la propia Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) emitió en 2019 un comunicado avisando que estos aparatos antimosquitos no sirven para nada. En cambio, los que contienen tabletas o líquidos sí que tienen efectos demostrados. Veamos en qué consisten.

Aparatos antimosquitos con insecticida, la mejor opción

El funcionamiento de este tipo de aparatos antimosquitos es muy sencillo. Mientras están conectados, poco a poco van liberando al ambiente un insecticida que puede ser de varios tipos.

Generalmente, deben contener un piretroide. Estos son un tipo de insecticidas artificiales que se obtuvieron por primera vez intentando sintetizar las piretrinas, otro tipo de insecticida generado naturalmente en plantas como el crisantemo. Resultaron ser muy eficaces por diversos motivos. Pero principalmente porque se necesitan dosis bajas para que actúen sobre los mosquitos, no se acumulan fácilmente en el medio (aunque permanecen más que las piretrinas) y son seguros a las dosis utilizadas para los seres humanos y otros mamíferos. No obstante, eso es lo que se pensó en un inicio. Con el tiempo se ha observado que sí que pueden afectar a algunos mamíferos, como los roedores, de ahí que sea importante seguir las medidas de seguridad del producto. Estas indican el uso adecuado para que sea seguro para nosotros y nuestras mascotas.

Los piretroides son insecticidas sintéticos que se obtuvieron intentando fabricar piretrinas como las que se generan en los crisantemos

En cuanto a su efecto sobre los mosquitos, es prácticamente el mismo que en el caso de las piretrinas. Ambos insecticidas afectan al sistema nervioso de estos insectos, afectando a los impulsos nerviosos que transmiten la información entre neuronas. Esto impide su correcto funcionamiento y acaba ocasionándoles la muerte. 

Pero no todos los aparatos antimosquitos tienen los mismos piretroides. Uno de los más comunes es la praletrina, usada también contra otros insectos, como las avispas. A menudo esta sustancia va acompañada de otra, conocida como butóxido de piperonilo, que no tiene efecto insecticida por sí misma, pero potencia el de otras sustancias. 

Por otro lado, en la actualidad es muy habitual la utilización de un piretroide llamado transflutrina. Este es eficaz contra mosquitos, cucarachas y dípteros, como las moscas. Tiene una baja persistencia, con lo cual resulta más seguro que la praletrina. No obstante, sigue siendo necesario usarlo según las indicaciones del fabricante.

En definitiva, el funcionamiento de los aparatos antimosquitos es sencillo. Un buen insecticida que se libera poco a poco al ambiente, no se necesita nada más. El tema de los ultrasonidos parecía bastante prometedor en un inicio, pero con el tiempo se ha visto que no sirven para nada. Por lo tanto, de momento, habrá que seguir con los clásicos. Sin olvidarnos de opciones físicas como las telas mosquiteras, por supuesto.