100 millones de dólares o casi 94 millones de euros. Esto es lo que vale el negocio de patinetes eléctricos de Pep Gómez –junto a Kiran Thomas, Cristina Castillo y Guillem Pagès– en Barcelona. La startup Reby, segundo éxito del empresario tras fundar Fever y dejarlo años después, ha cerrado su venta a un fondo que ya venía siendo inversor de la firma a través de las rondas de financiación cerradas por la compañía; 17,9 millones de dólares en total. House of Lithium, de origen canadiense y centrada en la movilidad compartida, es la nueva propietaria de la compañía; una de las pocas de movilidad eléctrica compartida de origen 100% español y una que seguirá bajo el mando del empresario para seguir con la expansión.

Fundada en 2018, el recorrido de Reby es uno de los más peculiares del sector de la movilidad. Fue uno de los que logró una de las licencias de operación en Zaragoza –una de las más exigentes–. Después se hizo presente en 18 ciudades al sur de Europa (Italia y España) con licencias municipales. Ha logrado en muchos lugares lo que Lime, Bolt o Voi no han conseguido con una potencia financiera mucho mayor. También fue una de las pocas que le ha plantado cara a Ada Colau en Barcelona. La alcaldesa de la ciudad tiene un largo historial en contra de los servicios de movilidad índole privado.

Mientras Madrid abría la mano a casi 20 compañías para operar de forma conjunta –con el consiguiente caos que eso supuso y el poco éxito para muchas de las empresas que se sumaron a la licitación–, Barcelona se cerraba en banda a los servicios de movilidad eléctrica compartida. Un posicionamiento similar al del sector VTC vinculado a Uber y Cabify. La normativa de Colau apuntaba a que solo estaba permitido el alquiler de patinetes eléctricos si formaban parte de un grupo con guía.

Esto dejaba fuera de juego a prácticamente todas las compañías de movilidad. Menos a Reby. La startup fundada por Pep Gómez operó en Barcelona; no sin cierta incidencia. El consistorio retiró en una ocasión todos los patinetes al considerar que operaban por detrás de la normativa. Con el tiempo, Reby se volvió un dolor de cabeza para Ada Colau ya que siguió operando con un modelo similar al de las motos compartidas –unas que la startup también implantó en la ciudad–. Con el tiempo, Wind también entró en la capital catalana para seguir la estela de Reby.

Reby, operativos y rentables

Reby ha conseguido alcanzar los 14 millones de euros y un ebitda de 3 millones. ¿Cómo lo ha logrado? Siguiendo la estela de otros muchos del sector de la movilidad: prescindir de los patinetes chinos –bajo el modelo de Xiaomi en su marca blanca y que terminaron siendo iguales para todas las marcas– y fabricar los suyos propios. De esta manera amplió su oferta no solo a patinetes, también a bicis y motos eléctricas.

También el hecho de operar solo bajo licencias municipales que les otorga prácticamente la exclusividad en muchas de las ciudades en las que intervienen.

La entrada del fondo canadiense en Reby, en cualquier caso, apunta a una expansión del negocio ideado por el propio Pep Gómez.

"Estamos impresionados con el crecimiento que ha tenido Reby y su equipo desde nuestra inversión inicial hace dos años. Dada nuestra estrategia actual, ha sido una decisión fácil para nosotros realizar esta transacción. La combinación de la tecnología IoT líder de Reby y el modelo comercial de viajes compartidos probado con los activos de fabricación, distribución, comercio electrónico y venta al por menor de House of Lithium contribuirá a crear una plataforma de movilidad integral para maximizar las oportunidades y los resultados finales. "

Kevin Taylor, director de House of Lithium

O lo que es lo mismo, Reby por fin goza del mismo brazo financiero que sus competidores tradicionales. "La capacidad financiera y la experiencia en mercados de capitales del equipo de House of Lithium permitirán a Reby disponer de la energía adicional que necesita para continuar su crecimiento. Creo que las dos empresas se pueden complementar muy bien", explica Pep Gómez en un comunicado. Si bien, añade, que el tiempo para que "vehículos eléctricos gasten dinero con el crecimiento artificial ha terminado, lo que nos brinda una gran oportunidad para seguir ganando en un mercado sin explotar que se centra en la regulación de infraestructuras y el desarrollo de I+D".

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