El negocio de los patinetes eléctricos está empezando a ponerse complicado en España; los debates de hace unos años del gran número de empresas operando en algunas ciudades vuelven a estar vigentes. No hay semana sin empresa que anuncie su entrada en alguna de las grandes urbes del país: Lime, GoTo, Bird, Bolt... Su entrada o su regreso, porque ya son varias las que hicieron las maletas en 2019 . La sueca Voi es una de ellas.

Comenzaron con operaciones en Madrid con un despliegue por todo lo alto en 2018. Pronto se mudaron a Málaga con una fuerte estrategia de entrada. A las semanas continuaron en Murcia, con una muestra más comedida, pero aún así potente. Un año después, Voi anunciaba que si bien no abandonaba España, sí que rescindía todas las operaciones hasta nuevo aviso.

Con una pandemia por medio y algo de financiación internacional, ahora Voi ha decidido regresar con un despliegue de patinetes eléctricos. Sin embargo, ha sido Sevilla la ciudad elegida.

España, cuna y madre de las malas regulaciones

El cofundador de Voi, Fredrik Hjelm, en entrevista a Hipertextual, tiene claros los motivos de su salida de España. "Teníamos grandes planes sobre este mercado, pero la regulación llegó a las ciudades y no eran buenas. Madrid tenía muchos competidores y no se podía escalar", explica.

Se refiere, por supuesto, a la regulación de Manuela Carmena que entró en vigor en 2018 y que aún hoy sigue causando estragos en la capital. Normativas similares se reprodujeron por todo el país. Con sistema de licencias y zonas de operación, las ciudades se repartían –con más o menos acierto– toda la actividad de los patinetes eléctricos.

En la capital fueron más de 22 las empresas que lograron entrar en el concurso de permisos. Sin embargo, Voi se ha puesto un límite ambicioso: "Un máximo de 3 operadores en las ciudades en las que estén operando". ¿Quiere decir eso que Voi no regresará a la capital? Está en sus planes, y han hablado con el Ayuntamiento en el marco de la nueva regulación que habrá de llegar en junio, Si bien el límite de la competencia está claro, si la nueva regulación que sea lo suficientemente atractiva centrada en número de patinetes eléctricos, sostenibilidad o parkings como para compensar un número más elevado de compañías. "Solo cuando cuando tenga sentido en la regulación", apunta.

Antes que la capital ya tienen la mirada puesta en Málaga, donde reiniciarían su negocio, y Zaragoza. No necesariamente en este orden, para Voi son las dos regiones que más se pueden adaptar a sus necesidades actuales.

Sevilla, una versión moderada de patinetes eléctricos

Voi tenía una clara misión: ganar la licitación que Sevilla había lanzado para gestionar el servicio de patinetes eléctricos en la ciudad. Cumplía, desde luego, con los mínimos de la tecnológica sueca. "Vimos una de las mejores regulaciones en España, más cercana a las empresas", explica el fundador, y además esta se limitaba a 3 competidores máximo. Era la región ideal para la compañía

Ahora, Voi ya es la ganadora del concurso de patinetes eléctricos en la capital andaluza con 1.000 unidades en circulación. Junto a la valenciana Reby operando de la mano de Maratunes Gestion.

Las tres elegidas tienen ahora 18 meses de permiso para desplegar su red de patinetes eléctricos, y aunque Voi persigue la rentabilidad, lo cierto es que ha cambiado el modus operando de su pasado.

Si en Madrid entraron rápido y sin control, ahora en Sevilla "prefieren ir despacio y con menos patinetes eléctricos, pero más seguros". El modelo de hace unos años, liderado por Lime –una de las tecnológicas mejor financiadas del sector– fue el principio y fin de la mayor parte de la competencia en el negocio. De hecho, Lime es de los pocos que puede alardear de haber triunfado con este sistema.

No nos olvidemos de las bicis eléctricas

Las bicis, las chinas, fueron víctimas de su propio éxito allá por 2017. En pocos meses, las grandes compañías asiáticas llenaban Europa de estos vehículos de dos ruedas con desbloqueo a través de una app. Duraron poco. Pesadas, sin motor eléctrico y víctimas del vandalismo, estas unidades pronto acabaron en el montón de la basura. Y las empresas fuera del sector.

Al poco tiempo llegaron los patinetes eléctricos para ocupar su vacío y muchos siguieron la misma estela que las propias bicis. En una suerte de bucle, ambos negocios que parecían muertos y enterrados en su mayoría han vuelto a resurgir. Los patinetes eléctricos están viviendo una segunda ola, alentados por el coronavirus y el uso de medios unipersonales de transporte. Y las bicis han encontrado su nicho en los modelos eléctricos.

Voi está precisamente en ese proceso en Reino Unido con un primer despliegue de bicis eléctricas para analizar cómo funciona la demanda y el uso. También para estudiar cómo conviven en su convivencia con los patinetes. Pronto, este negocio saltará al resto de Europa.

"Estamos analizando cuál es la mejor bici para sacarlas a los demás mercados, España incluido, ya que las bicis son muy interesantes para las ciudades."

Fredrik Hjelm, cofundador de Voi

Ahora solo habría que analizar si Voi sigue la misma estrategia de limitación de la cmpetencia y buena regulación para su sistema de bicis eléctricas compartidas. Madrid, con su nueva y competida normativa, y Barcelona, quedarían fuera de la lista. De momento.

Financiación a unos meses vista

Voi no es rentable, ni en España ni en ninguna de las regiones en las que opera. Tampoco lo será el año próximo. Fredrik Hjelm apunta a Hipertextual que su objetivo está puesto en 2023. De momento, añade, todos sus ingresos están enfocados a invertir en crecimiento, talento y tecnología.

También en lograr una nueva ronda de financiación. Aunque no llega a los casi 800 millones de euros levantados por Lime, pero se posiciona con unos meritorios 325 millones de euros en 10 operaciones. La última correspondiente al pasado diciembre de casi 130 millones de euros que tenía como objetivo relanzar el negocio de la tecnológica tras la crisis sanitaria por el coronavirus.

De momento, apuntan, podrán vivir con lo logrado entre 12 y 18 meses más, teniendo en cuenta su ritmo de ronda cada año y medio o dos años. Pero, asumen que será vital para alcanzar ese grado de rentabilidad.

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