Lime vuelve a sus orígenes, y eso quiere decir que pondrá bicicletas eléctricas sin base a circular por más de 50 ciudades en todo el mundo. Un proyecto que contará con una inversión total de 50 millones de dólares, según datos de la propia empresa, para crear un nuevo modelo más resistente y rápido. Una inversión que, según la compañía, es posible ya que Lime logró su primer trimestre de rentabilidad en 2020. Era, de hecho, la primera empresa de patinetes que podía afirmar que obtenía beneficios de su actividad.

El mundo de los patinetes eléctricos fue la segunda opción para Lime –la que ahora es, de hecho, la compañía más potente en el sector y que ha conseguido sobrevivir a los estragos de estos últimos 3 años–. Solo con el nacimiento de compañías de la competencia, como Bird, Lime se confirmó en el sector de los patinetes abandonando de lleno el negocio de las bicis compartidas. Un sector que, por otro lado, aún vivía la resaca de las grandes compañías chinas abandonando el barco en las principales ciudades de Europa.

De esta manera, en 2020 Lime anunciaba la adquisición del negocio de bicis y patinetes de Uber a cambio de una inversión del gigante de la movilidad en Lime. Desde entonces, el negocio de las bicis para Lime había quedado en segundo plano; aunque siempre con la intención de retomar la idea en algunas de sus principales ubicaciones. De repente, las bicis volvían a estar en el terreno de juego de la movilidad como una opción de negocio viable. Se juntaban, además, al recién estrenado sector de motos eléctricas de la compañía.

Lime, abordando el negocio europeo

Para principios de 2022, Lime tiene previsto cuadriplicar el tamaño de su flota de bicis eléctricas sin base, que se unirán a las ya disponibles de Jump –de las que no hay previsión de retirada en un corto espacio de tiempo–. De momento, las primeras unidades tendrán destino en 12 ciudades de Estados Unidos en las que duplicarán el volumen de vehículos. Después será Europa con París a la cabeza, junto a Australia y Nueva Zelanda, la que recibirá una nueva tanda de unidades.

En España, con Barcelona y Madrid a la cabeza, ha bregado todo el 2020 con la cuestión de las bicis eléctricas compartidas y sin base fija. La Ciudad Condal, por su parte, aprobó 11.000 licencias de motos y bicis para permitir a varias compañías operar en su ciudad. Lo mismo Madrid, con 3.900 licencias a repartir entre los diferentes postores; 6 en primera instancia que, con el paso de las semanas, dejaron hueco a nuevas empresas del sector. Si Lime tuviese planes inmediatos para entrar en las grandes urbes del país, antes tendría que lidiar con el tema de las licencias.

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