Tras más de dos años de COVID-19, ver cómo la viruela del mono se extiende cada vez por más países nos trae recuerdos muy desagradables. Se habla ya sobre la posibilidad de que se convierta en esa nueva pandemia que tanto nos avisaron que podría llegar. ¿Pero hasta qué punto es eso probable?

Lo cierto es que, por suerte, la probabilidad de que ocurra es muy baja. Es verdad que asusta ver cómo se expande. En apenas unas semanas, los casos confirmados fuera de África se acercan a las dos centenas. 58 de ellos se han detectado en España, que además es uno de los países más afectados. Pero cada vez son más los que tienen algún enfermo de viruela del mono dentro de sus fronteras. Primero fue Reino Unido, después España y Portugal. Y más tarde llegó el turno de Estados Unidos, Bélgica, Francia, Italia, Suecia, Alemania, Suiza, Austria, Escocia, Noruega, Dinamarca, Eslovenia, República Checa, Canadá, Australia, Israel y Emiratos Árabes Unidos.

No es moco de pavo, desde luego. Pero basta con mirar las cifras de las primeras semanas del brote que dio lugar a la pandemia de COVID-19 para comprobar que la viruela del mono no se está comportando igual. Y no lo está haciendo por varios motivos. Veamos cuáles son.

La viruela del mono no es una enfermedad nueva

La viruela del mono fue detectada por primera vez en 1958, en un simio de laboratorio. Después, el primer caso en humanos se diagnosticó en 1970, en un niño de 9 años residente en República Democrática del Congo

Desde entonces se han detectado casos en 11 países africanos: Benin, Camerún, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Gabón, Costa de Marfil, Liberia, Nigeria, República del Congo, Sierra Leona y Sudán del Sur. Nigeria es uno de los países más afectados, con unos 500 casos sospechosos y 200 confirmados desde 2017. Los casos de viruela del mono fuera de África son mucho más raros, pero esta no ha sido la primera vez que el virus ha salido del continente.

Se han dado algunos brotes aislados en países como Estados Unidos o Reino Unido. Por ejemplo, en 2003 se dio en el país norteamericano uno con decenas de enfermos. En esta ocasión fue la exportación de perritos de las praderas vendidos como mascotas la que sacó el patógeno de África. Esta vez posiblemente haya sido el trasiego de viajeros. Pero, sea como sea, lo que está claro es que no es una enfermedad desconocida.

Tenemos vacunas y muchas personas ya están inmunizadas

No hay una vacuna específica contra la viruela del mono aprobada en Europa. No obstante, se calcula que la vacuna de la viruela humana ofrece un 85% de protección

Esta es una gran noticia, puesto que la vacuna se administró de forma generalizada a toda la población hasta 1980, cuando la viruela se dio por erradicada. Por eso, las personas mayores de 42-45 años están muy bien protegidas.

La vacuna de la viruela humana aporta un 85% de protección frente a la del mono

Además, hay algunas vacunas que cuentan con su aprobación para sanitarios de riesgo o militares y podrían obtener fácilmente una aprobación de emergencia para el resto de la población.

Por otro lado, también hay fármacos antivirales que han mostrado ser eficaces frente a la viruela del mono. Parece ser que todos los casos detectados hasta el momento están siendo leves, pero si se diese la situación de un enfermo grave habría medicamentos con los que tratarlo. 

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Foto por Diana Polekhina en Unsplash

El contagio es muy complicado para una pandemia

Las pandemias normalmente se dan con enfermedades muy contagiosas y difíciles de detectar.

La viruela del mono requiere un contacto muy estrecho para que se produzca un contagio. Este generalmente se da por contacto directo con las supuraciones de las lesiones cutáneas y otros fluidos de los enfermos. Esto incluye también algunas secreciones respiratorias. Sin embargo, no se transmite por aerosoles como la COVID-19, por lo que los contagios masivos sin contacto directo serían muy poco probables.

Por otro lado, generalmente las personas son contagiosas cuando ya tienen las lesiones en su cuerpo. Esas lesiones son muy fáciles de identificar, por lo que sería sencillo detectar  y aislar a los enfermos. Al principio, cuando aún no se conocía el brote, puede que algunos hiciesen vida más o menos normal. Pero ahora que se conoce la magnitud del problema las medidas de contención deberían ser eficaces. Eso dificultaría mucho que la viruela del mono se acabase convirtiendo en pandemia.

El de la viruela del mono es un virus muy estable

Los virus del género Orthopoxvirus, al que pertenecen la viruela del mono y la humana, son virus de ADN. En cambio, el SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, es un virus de ARN. Estos últimos son mucho más inestables. Tienden a mutar más y, por lo tanto, es mucho más fácil que escapen a las vacunas o que se vuelvan más contagiosos.

Con la viruela del mono este sería un escenario muy raro por su gran estabilidad. No hay más que ver que la misma vacuna ha funcionado durante décadas. 

Por todo esto, no deberíamos temer una pandemia de la viruela del mono. No debemos hacer afirmaciones tajantes, por lo que también sería un error decir que es imposible. Sin embargo, parece que hay motivos para la calma. Eso sí, hay que estar ojo avizor y, en caso de experimentar síntomas sospechosos, aislarnos y llamar a un hospital en el que nos digan cómo debemos proceder.