En el pasado, las mujeres trans no podían hacer mucho más que vestirse acorde al género con el que se identificaban. Sin embargo, con el tiempo la medicina ha ayudado en muchos aspectos a que se sientan mejor consigo mismas. Para empezar, al igual que los hombres trans, disponen de la terapia hormonal de asignación de género. Pero, además, pueden ponerse pecho o incluso realizarse una vaginoplastia. Solo faltaría que pudiesen someterse a un trasplante de útero, que incluso les permitiese ser madres. Sin embargo, esto se ha considerado durante mucho tiempo algo inviable en base a los principios de la bioética. 

Lo cierto es que la propia operación de trasplante de útero está en pañales incluso para mujeres cis. Se han realizado muy pocas intervenciones, pero algunas han tenido éxito. De hecho, en 2014 nació por primera vez un bebé de una mujer que había recibido un trasplante de útero. En mujeres trans no se ha hecho, aunque sí que hubo un intento en 1931, que terminó con la muerte de la paciente a causa de una infección.

A día de hoy las medidas de higiene, así como las técnicas empleadas, han evolucionado mucho. Podría ser el momento de incluir a las mujeres trans en la lista de posibles receptoras de un trasplante de útero. Precisamente por eso, una cirujana india, la doctora Narendra Kaushik, se ha mostrado a favor de dar ese paso de una vez por todas. Según explican en IFLScience, la sanitaria está planeando ya cómo llevar a cabo esta intervención por primera vez. Sin embargo, los detractores a su alrededor siguen siendo muchos. 

Diferencia entre mujeres trans y cis

Antes de empezar a hablar sobre este tema, es importante tener claro quién es una mujer trans o cis. 

Las mujeres cis son aquellas cuyo género se corresponde con el que se les asignó al nacer. Es decir, nacieron anatómicamente como mujeres. En cambio, las mujeres trans son aquellas a las que al nacer se les asignó el género masculino. 

Son conceptos importantes, porque estarán presentes a lo largo de este artículo en repetidas ocasiones. Con ellos claros, veamos por qué existen tantas reticencias hacia el hecho de que las mujeres trans puedan recibir un trasplante de útero.

Los criterios de Montreal y el trasplante de útero

La infertilidad absoluta por factor uterino es aquella que se refiere a la incapacidad para tener hijos a causa de la incapacidad anatómica o fisiológica del útero. 

Durante mucho tiempo, las mujeres cis con este problema solo podían adoptar o, como mucho, recurrir a una gestación subrogada en los países en los que es legal. Aunque lo cierto es que si vamos a hablar de actividades poco éticas, la gestación subrogada daría para comentar un buen rato.

Los principios de la bioética son principalmente el de beneficencia, el de no maleficencia, el de autonomía y el de justicia

Dejando eso a un lado, con el tiempo se comenzó a plantear la posibilidad del trasplante de útero. Este puede ser desde una persona viva donante o alguien que ha fallecido. El problema es que es un procedimiento complejo que implica ciertos riesgos. Cuando la situación es de vida o muerte, como puede ocurrir con un trasplante de corazón, el riesgo vale la pena. Pero si es solo para poder tener hijos, existiendo opciones como la adopción, entra en juego cierto dilema ético. Por eso, en 2012 se enunciaron los que se conocen como Criterios de Montreal, dirigidos a enfocar los principios de la bioética sobre la necesidad o no de llevar a cabo un trasplante de útero.

Los principales principios de la bioética son el de beneficencia, el de maleficencia, el de autonomía y el de justicia. En base al primero, estos criterios establecen que un trasplante de útero sería adecuado, si las circunstancias son buenas, porque hace el bien a quien lo necesita. En cambio, el de no maleficencia se opone a esa idea, ya que tanto la persona donadora como la receptora pueden sufrir daños a nivel físico y emocional. Por esa razón, sería muy importante hablar con ambas partes, de modo que tomen una decisión informada. Aquí se estaría potenciando el principio de autonomía. Y para terminar, el de justicia se apoya en que estas intervenciones favorecen la igualdad entre personas.

Cabe destacar que estos principios se enunciaron en base a lo que sería realizar un trasplante de útero a mujeres cis. No se pensó en las mujeres trans en un inicio.

Sin embargo, cuando con el tiempo se empezó a plantear esta posibilidad, muchos cirujanos señalaron que estas pacientes requieren una serie de consideraciones extra que entrarían en enfrentamiento con los Criterios de Montreal. Por ejemplo, en 2018 la doctora Amel Alghrani, profesora de Derecho en la Facultad de Derecho y Justicia Social de la Universidad de Liverpool, recordó en un artículo que sería necesario crear una nueva vascularización y apoyar el trasplante de útero con un tratamiento hormonal que ayude tanto al mantenimiento del órgano como a un posible embarazo posterior. Por otro lado, se colocaría el útero en una pelvis no ginecoide. Esto implicaría que las caderas, al contrario que las de la mayoría de mujeres cis, no estarían preparadas para un embarazo y, sobre todo, para un parto.

Serían riesgos adicionales que entrarían en conflicto con los principios de la bioética, sobre todo con el de no maleficencia. No obstante, para la doctora Kaushik los problemas no serían tantos.

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¿Cómo podría realizarse un trasplante de útero en mujeres trans?

La doctora Kaushik es la directora del Instituto de Cirugía Transgénero Olmeca, de Nueva Delhi. Allí realiza las intervenciones habituales en mujeres trans, pero de momento no ha podido llevar a cabo un trasplante de útero. Aun así, cree que sería viable y que ayudaría a estas mujeres, beneficiando su salud y haciéndoles más felices. Claramente, esto va muy a favor del principio de beneficencia.

En cuanto a la persona donante, si bien podría ser un hombre trans o una mujer cis vivos, si se recurre a cadáveres se eliminaría esa parte de los riesgos.

Aunque las caderas no serían tan anchas como las de las mujeres cis, los bebés podrían nacer por cesárea

En cuanto al tema de la vascularización y el tratamiento hormonal, habiendo suficiente información para las receptoras no tendría que ser un problema. Y tampoco el hecho de que sus caderas sean más estrechas. En el momento del parto se solucionaría con una cesárea, como ocurre con muchas mujeres cis. 

Aun así, todo esto se dice trabajando sobre lo hipotético. No debemos olvidar que incluso para mujeres cis se han llevado a cabo muy pocos trasplantes de útero hasta la fecha. Quizás algún día sean una realidad mucho más extendida y eso ya incluya a las mujeres trans. Mientras tanto, estas tienen otros muchos derechos por los que luchar. Porque, desgraciadamente, se las sigue considerando diferentes al resto de mujeres por mucho más que lo que implica un trasplante de útero. Hemos evolucionado, sí, pero no lo suficiente.

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