Los delfines son animales extremadamente inteligentes. Inspeccionan a fondo el medio que les rodea, por lo que saben muy bien los mejores lugares para masturbarse o los objetos que pueden usar como herramientas. También conocen a la perfección dónde deben ir para drogarse. De hecho, se les ha visto pasando el rato en grupo compartiendo un pez globo al que daban los mordisquitos justos y necesarios para colocarse, pero sin pasarse. Ahora, además, sabemos que también son capaces de automedicarse frotándose contra corales con interesantes propiedades farmacológicas.

Este descubrimiento empezó cuando la bióloga y buceadora Angela Ziltener, de la Universidad de Zurich, observó un grupo de delfines mulares del Indo-Pacífico frotándose a conciencia en unos arrecifes de coral al norte del Mar Rojo, frente a la costa de Egipto. Le llamó la atención que parecían saber qué corales necesitaban. No les valía cualquiera. 

Por eso, ella y su equipo, con varios buceadores más, decidieron acercarse a ellos para observar mejor sus hábitos. Fue un proceso progresivo, pues debían ganarse su confianza, para que los delfines actuaran con normalidad cuando ellos estuviesen en las inmediaciones. Finalmente lo consiguieron y pudieron ver cuáles eran los corales en los que solían frotarse. Después, tomaron muestras y las enviaron a Gerturd Morlock, una química analítica de la Universidad Justus Liebig, de Alemania. Ella y su grupo de investigación se encargaron de analizar esas muestras, que resultaron contener hasta 17 compuestos con propiedades antibacterianas, antioxidantes, hormonales y tóxicas. La conclusión que reza en el estudio que acaban de publicar en iScience es que los delfines usan estas sustancias para combatir las infecciones de la piel que posiblemente les causan picor y malestar. Desde luego, a la hora de automedicarse lo hacen mucho mejor que los humanos. 

Delfines que se automedican

Cuando se acercó a los delfines, Ziltener observó que se frotaban en los corales hasta que estos liberaban una especie de moco. Solo ocurría con dos especies de coral: el coral gorgonio (Rumphella aggregata) y el coral de cuero (Sarcophyton sp.). Y también con una esponja (Ircinia Sp.). 

Probablemente hayan descubierto cuáles son las especies idóneas a base de ensayo y error. Frotándose con unos y otros detectan cuáles son los que alivian los síntomas de las infecciones de la piel. Y ya lo toman como una parte más de sus rutinas en grupo e incluso lo enseñan de generación en generación.

Lógicamente, extraer el moco del coral no es lo mismo que tomar un medicamento. No obstante, dentro de sus posibilidades, han encontrado la mejor opción para tratar sus dolencias cutáneas.

Una madre delfín enseña a su cría a frotarse contra el coral medicinal. Crédito: Angela Ziltener

¿Qué pasaría si se pierden los arrecifes de coral?

Los arrecifes de coral son a la vez zonas recreativas y de descanso para los delfines. Ahí se reúnen para descansar, pero también para socializar entre ellos. La bióloga y buceadora que propició este estudio observó que aprovechaban descansos entre siestas o dentro de sus rutinas sociales para acercarse a frotarse en los corales. Por eso, le preocupa el proceso de deterioro que están sufriendo los arrecifes.

El cambio climático está afectando a muchos de ellos. De hecho, se calcula que un aumento de 1,5ºC de la temperatura con respecto a los niveles preindustriales podría afectar entre un 70% y un 90% del área cubierta por ellos. El porcentaje podría ser dramático con un aumento de 2ºC.

Los arrecifes de coral son zonas recreativas y de descanso para los delfines

También la contaminación propiciada por el ser humano les afecta a muchos niveles. Por ejemplo, algunos compuestos de las cremas solares podrían ser dañinos para los arrecifes de coral. Pero eso no es todo. La fiebre existente por ver a los delfines de cerca está llevando a que se organicen multitud de excursiones a los lugares frecuentados por ellos. Y esos lugares a menudo están asociados a arrecifes de coral. Si no se hace un acercamiento responsable, como el del equipo de Ziltener, no solo podría dañarse el hábitat físicamente, también se podrían perturbar los hábitos de los delfines. Como consecuencia, entre otras cosas, podrían dejar de medicarse como se ha observado en este estudio.

Por eso, esta científica ha puesto en marcha una iniciativa llamada Dolphin Watch Alliance, dirigida a instruir a guías turísticos, turistas y público en general, para que, en caso de acercarse a los delfines, lo hagan cuidadosamente.

Observar sus interacciones de cerca puede ser todo un sueño hecho realidad, pero nadie que ame a estos animales querría perturbar sus vidas en el intento. Es importante dejarlo claro, porque por mucho que nos creamos superiores, somos nosotros los que estamos irrumpiendo en su hábitat. Ya que lo hacemos, al menos intentemos no destruirlo.