Las flores de Colvin siguen en expansión para hacer frente al imperio holandés. Tras la ronda de financiación de 45 millones de mediados de 2021, la startup se lanzó a las compras para ampliar su actividad a los mercados internacionales. Comenzó en Francia con Monsieur Maguerite a principios de 2022, y ahora amplía su actividad con otra de las regiones del continente más interesantes: Italia. La española se ha hecho con el negocio de Bloovery. O lo que es lo mismo, su homólogo en Milán con operaciones desde 2016.

Es una estrategia expansiva que Colvin lleva trabajando desde hace tiempo. Porque la startup no es nueva en el mercado italiano. Es, de hecho, su segundo mercado en operaciones tras España. Pero aún pueden crecer más. Al igual que hiciesen en Francia, la adquisición –por un importe que no se ha hecho público– de un rival es una de las formas más rápidas de aumentar la cartera de negocio. Más aún con la financiación que Colvin se granjeó hace un año.

Por otro lado, Italia es para Colvin algo más que su segundo mercado de operaciones. Es uno de los más activos a nivel internacional en compra de flores. Junto a Holanda, con el mercado central más potente a nivel internacional, y Francia, es la región más activa. Quizá con un matiz diferente al país galo: la aceptación de marcas internacionales. Ya con la compra de Monsieur Maguerite, Colvin se enfrentaba a una de las mayores exigencias del consumidor francés: la preferencia del producto nacional. Es por este motivo que mantienen el modelo de negocio original: solo productores locales (franceses) con producto de temporada y manteniendo la marca sin cambios. Bloovery, por su parte, abre la mano a un sector mucho más internacional y se une íntegramente a la enseña española.

Negocio B2B, la mayor rentabilidad de Colvin

Colvin se ha lanzado de lleno a las adquisiciones para controlar un mercado europeo que mueve volúmenes de 14 millones de euros anuales. Una de sus decisiones a principios de año, y según contaba a Hipertextual, era que de momento abandonaba el negocio de las rondas de financiación y la apertura de líneas de negocio; prefieren enficarse en lo que ya tienen. Se centraba, por tanto, en las adquisiciones –materializada con está última en Italia– y a la división que más estaba creciendo desde hacía un tiempo: el negocio con profesionales.

Además de la venta de flores y ramos a clientes, negocio con el que comenzó en primera instancia, Colvin vio un filón en la digitalización de un sector altamente tradicional. Ofrecer un software de gestión de pedidos y ventas para floristerías tradicionales fue lo que más tracción ha generado. Según explicaban Colvin a este medio, si bien el negocio de la venta de flores cuenta con ciertas diferencias entre países, todos los negocios, sean de donde sean, revisten de los mismos problemas. Relación con proveedores, productores e intermediarios. La llegada del modelo B2B de Colvin apuntaba a un modelo de negocio mucho más escalable.

A través de Bloovery en Italia también afrontan este modelo de negocio. “Estamos muy contentos de unirnos a la familia Colvin. Combinando su experiencia internacional con la experiencia B2B de Bloovery, tenemos la oportunidad de dejar nuestra huella en la industria floral”,explica Michele Dondi, cofundador y COO de Bloovery, en un comunicado.

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