El cambio climático puede tener consecuencias a niveles casi inimaginables. Desde la proliferación de enfermedades transmitidas por mosquitos hasta el aumento de las turbulencias, pasando por efectos más obvios, como el aumento del nivel del mar o los fenómenos meteorológicos extremos. También puede afectar a la salud de los humanos a muchos niveles, aumentando las alergias, incrementando las muertes por olas de calor e incluso perturbando su sueño. Esto último acaba de mostrarse en un estudio recién publicado en Cell, de la mano de un equipo de científicos de la Universidad de Copenhague.

En realidad lo que cuenta es bastante evidente. Todos experimentamos cada verano las consecuencias de dormir con calor. No obstante, el cambio climático podría extremar ese problema. Y lo más grave es que, como siempre, los que peor parados salen son los habitantes de países con bajos recursos económicos

Las causas de esto último no están claras, aunque hay ciertas hipótesis. Lo que está claro es que, aunque haya quien afirme con tranquilidad que el cambio climático no le quita el sueño, sí que lo está haciendo. Lo que pasa es que o no se dan cuenta o no quieren hacerlo.

La importancia de salir del laboratorio

La relación entre el aumento o el descenso de las temperaturas y el sueño se ha medido en muchos estudios previos al que se acaba de publicar. No obstante, se ha hecho en condiciones de laboratorio. Eso elimina de la ecuación los cambios que los participantes hacen en su entorno para dormir mejor a pesar del calor o el frío. Calefacción, aire acondicionado y muchas mantas son algunos de los recursos que solemos emplear en casa.

Por eso, para solventar este detalle, los autores de este nuevo estudio utilizaron datos de sueño anónimos extraídos de las pulseras de actividad de 47.000 personas, procedentes de 68 países de todos los continentes menos la Antártida. En total se llegaron a analizar unos 7 millones de registros. Esto ayuda a analizar el sueño de todas esas personas en condiciones reales, en sus propias casas.

Los datos se obtuvieron a partir de los registros de sueño de pulseras de actividad

Así vieron una gran diferencia con estudios anteriores. Y es que, si bien esas investigaciones previas señalaban que el frío y el calor afectan al sueño del mismo modo, este nuevo estudio encontraba más efectos negativos con el aumento de las temperaturas. Posiblemente esto se deba a que es más fácil adaptar el ambiente al frío.

Vieron que los efectos eran más drásticos en personas mayores, mujeres y habitantes de países con pocos recursos económicos. Esto último podría deberse a que esas personas tienen más difícil el acceso al aire acondicionados. Sin embargo, no puede saberse con seguridad, ya que las pulseras de actividad no indican si esas personas tienen estos aparatos en casa. Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el cambio climático?

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Así te quita el sueño el cambio climático

Las emisiones de gases de efecto invernadero están propiciando poco a poco un aumento global de las temperaturas, que además va acompañado cada vez de más olas de calor.

En este estudio sus autores vieron que en las noches muy cálidas, con más de 30ºC, disminuía el promedio del sueño un poco más de 14 minutos. Las personas tendían a dormirse más tarde y despertarse más temprano. Por no hablar de los despertares nocturnos. En total, se hacía muy complicado dormir las siete horas recomendadas.

Y lo peor es que si las temperaturas globales siguen la evolución actual a causa del cambio climático, para 2099 el calor podría erosionar entre 50 y 58 horas del sueño anual de una persona. Puede parecer poco, pero el sueño es vital para que nos mantengamos sanos física y mentalmente. Por eso, aunque todo esto pueda parecer una preocupación menor, dentro de todas las consecuencias del cambio climático, es una razón más para intentar pararlo. Porque sí, el cambio climático le quita el sueño hasta a quienes lo niegan.