Los rumores sobre las gafas de realidad mixta de Apple existen desde hace años, aunque nadie sabe realmente con qué nos encontraremos cuando se presenten. De hecho, su lanzamiento ha sido motivo de especulación permanente y lo más reciente que hemos conocido es que recién se dejarían ver en 2023. Sin embargo, algunos detalles muy interesantes de esta iniciativa se han dado a conocer con un reciente informe de The Information.
El citado medio publicó un detallado recuento de cómo surgió este proyecto y las varias dificultades que se presentaron con el correr de los años. El reporte expone no solo los inconvenientes técnicos que el equipo desarrollador ha afrontado, sino también la aparente falta de un apoyo más contundente por parte de los ejecutivos top en Cupertino.
Según el periodista Wayne Ma, los planes de Apple para desarrollar gafas de realidad virtual y realidad aumentada datan desde 2016, como mínimo. Por entonces, la compañía californiana ya tenía algunos prototipos, aunque nada demasiado elegante o pulido como para llegar al mercado en el corto plazo. La idea del equipo era lograr más financiamiento tratando de convencer a los "peces gordos" del directorio; entre ellos, Al Gore, exvicepresidente de Estados Unidos, y Bob Iger, por entonces CEO de Disney.
Los dispositivos no eran prácticos o estéticamente atractivos. Al parecer, algunos se desarrollaron en base al hardware del HTC Vive, mientras que otros eran más improvisados y utilizaban Windows como sistema operativo. Incluso menciona el caso de uno que se sostenía con una pequeña grúa porque era demasiado pesado para llevarlo en la cabeza.
Habiendo demostrado sus pretensiones, y estableciendo que la tecnología era parte fundamental del futuro de Apple, la compañía decidió explorar el terreno en mayor profundidad. No obstante, los desafíos recién estaban comenzando.
Jony Ive no quería un casco de realidad virtual
Las discrepancias entre Jony Ive, máximo responsable del área de diseño de Apple hasta 2019, y Mike Rockwell, líder del equipo de realidad virtual y realidad aumentada, no son noticia nueva. En 2020 ya había salido a la luz el encontronazo entre ambos por una característica crucial del dispositivo; hablamos de la inclusión de un hub independiente que se encargaría de procesar y transmitir los datos de forma inalámbrica al casco de realidad mixta. Ive se opuso drásticamente a ello y obligó a un cambio de dirección.
The Information también toca las diferencias entre Ive y Rockwell, aunque pone la mira en otra situación. La idea original era desarrollar un headset de realidad virtual, pero el equipo de diseño no estuvo de acuerdo. "Creían que la realidad virtual alejaba a los usuarios de otras personas al aislarlos del mundo exterior, hacía que los usuarios se vieran pasados de moda, y carecía de usos prácticos", indica el informe.
Para atender dicha preocupación, los encargados del dispositivo propusieron incorporar cámaras exteriores que pudiesen capturar lo que sucedía alrededor de cada usuario. De esta forma, las personas podrían interactuar con un modo de realidad virtual y otro de realidad aumentada. Pero lo que realmente habría convencido a Ive y compañía habría sido la promesa de incorporar una pantalla externa que transmitiera en vídeo los ojos y las expresiones faciales de quienes utilizaran las gafas; así, otros individuos en una misma habitación podrían ver sus reacciones en tiempo real.
Claramente, se desconoce hasta qué punto avanzó Apple con el desarrollo de esta característica. Sí se menciona que un grupo muy pequeño de ingenieros en el equipo de realidad mixta estuvo al tanto de la existencia de dicha pantalla.
Desarraigo y poca prioridad
Otra situación que afectó al grupo de desarrollo de las gafas de realidad mixta fue su reubicación fuera de la sede principal de Apple. Desde mediados de 2017, los ingenieros desarrollarían sus actividades en un edificio de oficinas alejado de las instalaciones en Cupertino.
La intención de la compañía habría sido "preservar la invisibilidad del equipo" del resto de Apple, pero esto habría terminado provocando un sentimiento de exilio magnificado por la aparente poca relevancia que la compañía le dio a este desarrollo. Según explica Wayne Ma, esto se puso de manifiesto en múltiples oportunidades, incluso al tratar de establecer contribuciones con otros equipos dentro de la misma empresa.
Así, por ejemplo, en 2018 uno de los desarrolladores de las gafas de realidad mixta habría contactado al grupo de ingeniería de hardware de cámaras de Apple para solicitar que añada una función a través de firmware. La misma permitiría optimizar la velocidad con la que las cámaras del casco podría capturar imágenes para proyectarlas en la pantalla interna. Pero la respuesta habría sido que, como el proyecto no era prioridad, tendrían que esperar hasta después del lanzamiento del iPhone XS.
Esto habría sido un duro golpe, ya que la intención aparentemente era incluir dicha característica para una demostración frente a los 100 empleados más importantes de Apple.
Pero el informe no se queda allí. También indica que, si bien el grupo considera que tiene el apoyo de Tim Cook, el CEO de la compañía no se ha involucrado activamente en el desarrollo del proyecto, como sí lo hizo Steve Jobs con el primer iPhone u otros productos revolucionarios de la empresa.
"La falta de un líder del calibre de Cook para defender las gafas [...] ha hecho que a veces sea más difícil competir con otros productos como los Mac y el iPhone en términos de personal y recursos de ingeniería", asegura.
Las gafas de realidad mixta de Apple aparecerían recién en 2023
Como hemos dicho al comienzo, las certezas sobre las gafas de realidad mixta de Apple son pocas pese a los muchos rumores en circulación. Se dice que el dispositivo incluiría dos procesadores y que ostentaría un rendimiento similar al del procesador M1 Pro, que se introdujo con la más reciente actualización a los MacBook Pro. Sin embargo, la firma californiana aún no habría resuelto algunos inconvenientes muy importante, especialmente en la faz térmica.
Se especula que el headset de Apple podría debutar recién a fines de 2023 con un precio superior a los 2.000 dólares. Mientras tanto, algunos analistas se ilusionan con la posibilidad de ver novedades relacionadas al software en la próxima WWDC.