En Moldavia, una aceleradora de startups ha creado una escuela online para los niños que huyen de la guerra de Ucrania. Desde que empezó el conflicto, más de 3,6 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares. Muchos de ellos son niños. ¿Qué pasará con su educación? En Hipertextual hemos hablado con los profesores que dan todos los días clases online para que puedan continuar aprendiendo, a pesar de todo.

Las clases forman parte de un proyecto lanzado por ACLab, que busca que los niños puedan conectarse desde cualquier parte. Todos han dejado Ucrania y están en diferentes ciudades en calidad de refugiados. Los profesores, en cambio, se han quedado en su país en guerra. "Los niños necesitan a profesores que hablen ucraniano y que antes de la guerra hayan estado dentro del sistema educativo y conozcan este sistema", explica Viorica Cerbusca, una de las personas que está detrás de este proyecto que ha nacido en medio de la guerra de Ucrania.

Los maestros están en diferentes partes de Ucrania, en algunos casos en zonas ocupadas. El proyecto nacido en Moldavia ha tenido esto en cuenta y en cada clase hay una persona lista para reemplazar al profesor en el caso de que suene una alarma antiaérea. Si eso ocurre, este debe ir al refugio y tiene que parar la clase. "Tenemos voluntarios de diferentes ciudades que les reemplazan si están en un refugio y dan la clase hasta que vuelvan", explica Cerbusca.

La educación online más humana

guerra de Ucrania

¿Cómo es dar clase a niños refugiados en medio de una guerra? Los profesores que no han dejado su profesión nos cuentan, desde Ucrania, cómo luchan cada día para que ni la invasión a su país pueda frenar la educación de los niños ucranianos.

Oleksandr Chaika tiene 26 años y es profesor de física. Antes de la guerra vivía en Kiev pero se ha mudado a Lutsk, en el noroeste de Ucrania. "Me uní a ACLab porque quería ser útil durante la guerra. Amo la ciencia así como enseñar a otros. Es lo menos que puedo hacer. No quiero quedarme sin hacer nada. Creo que cada uno debe hacer lo que mejor sabe hacer", afirma.

Por ahora, las impresiones de Chaika son todas buenas.

"Los niños en edad escolar más jóvenes me dan mucha esperanza: ¡qué niños tan maravillosos y curiosos están creciendo en Ucrania! (...) Es bueno que exista una iniciativa así. El aprendizaje es un atributo de los tiempos de paz y te permite mantener tu estado psicológico en orden".

Oleksandr Chaika

Por otro lado, el profesor de física afirma que los niños están respondiendo muy bien porque están acostumbrados a las clases online por la pandemia de coronavirus. En la misma línea se posicionó Darina Sitnikova, profesora de Geografía y Ciencias Naturales. Al igual que su compañero Oleksandr Chaika, vivía en Kiev y ahora se ha mudado a ese mismo óblast (región) por la guerra de Ucrania.

"Los niños participan activamente en la discusión de los temas que estamos estudiando, comparten su experiencia y conocimientos", subraya Sitnikova, "en cuanto a mí, ya se habían acostumbrado al formato en línea por la cuarentena que han vivido". La maestra de Geografía está convencida de que este trabajo no se puede hacer si no se ama la profesión. Lo mismo opina Olena Musienko, una profesora de química de 49 años desde Cherkasy.

La lucha a través de la educación digital

guerra de Ucrania

La profesora de química explica a Hipertextual que ha continuado enseñando a alumnos de diferentes partes de Ucrania y Europa desde que empezó la guerra. "Sentía que necesitaban esa comunicación", reconoce. "Necesitan escuchar el idioma ucraniano o simplemente comunicarse y luego aprender química. Así que decidí participar en este proyecto". Musienko afirma que los alumnos están respondiendo muy bien a esta situación y que, en un plano más amplio, este proyecto confirma las oportunidades que tiene el aprendizaje online.

Estoy aún más orgullosa de los ucranianos de lo que lo estaba antes. Algunos encuentran su lugar en la defensa del país o tejiendo calcetines para los soldados. Y alguien en un ordenador, ayudando a nuestros hijos a superar este momento difícil".

Olena Musienko

Como bien apunta la profesora de química, cada uno apoya de la manera en la que puede en medio de una guerra. Tatiana Pedas, profesora de tercero de primaria, comenta desde la ciudad ucraniana de Poltava que ahora es el momento de elegir las cosas que haces bien y centrarte en ellas. "No puedo ir al frente como mi marido, no estoy entrenada para empuñar un arma. Pero la educación ayuda a los niños a sentirse más tranquilos en estas condiciones", destaca.

Aunque los niños sean pequeños y no sean completamente conscientes de lo que están viviendo, "la guerra de Ucrania les afecta de una u otra manera". Quizá ahora no muestren signos de ello, continúa Pedas, pero eso no significa que sean inmunes a esta situación. "Por eso es importante el apoyo constante de padres, maestros y psicólogos", concluye la profesora.

'Después de la primera clase, mi hijo estaba feliz'

El hijo de Iryna Semenova está dentro de la escuela online de ICLab. Esta familia es de Kiev pero contesta a Hipertextual desde Estambul, Turquía, donde han viajado huyendo de la guerra de Ucrania. Lo primero que quiere resaltar Semenova es que después de la primera clase, "cuando mi hijo pudo ver a sus profesores y compañeros, estaba feliz".

Esta madre no necesitó nada más para convencerse de que la escuela online era un buen lugar para que su hijo continuara con la educación hasta que se regularice su situación en Estambul. "Esta forma de aprendizaje ayuda a los niños a adaptarse a una situación que cambia rápidamente", comenta Semenova. También muestra que tiene la comunicación y el sentirse acompañado en un momento como este.

"La comunicación con compañeros y maestros afecta positivamente al estado psicológico de los niños. Creo que les permite creer que la situación está bajo control. Al poder hacer las cosas que hacían normalmente, están más tranquilos. Tendrá un efecto positivo en la educación de los niños".

Iryna Semenova

La educación no puede ser otra víctima de la guerra de Ucrania

La escuela online de ACLab es una de las iniciativas de la aceleradora de startups Yep!, con la que pretenden reunir ideas que puedan ayudar a los ucranianos en el extranjero a la vez que se apoyan startups locales. Crear la escuela online fue uno de los primeros proyectos tras a la guerra de Ucrania. A causa de la ley marcial, muchas mujeres cruzan las fronteras de países como Moldavia con sus hijos. Para ellos, esta guerra será un antes y un después. Una compañía tecnológica moldava busca que, al menos, eso no pase con su educación.

Viorica Cerbusca, una de las personas detrás de esta escuela, también forma parte de otros proyectos para ayudar a los refugiados ucranianos, como el coworking Artcor, que abre sus puertas para que puedan disfrutar del espacio y continuar con sus trabajos desde Moldavia.

En este mismo espacio, cerca de 30 niños ucranianos llegaron para unirse a varias masterclasses. Son actividades que continúan haciendo, también con alumnos moldavos, para fomentar una mayor integración. Sin embargo, Cerbusca sabía que el espacio de Artcor era limitado y por eso empezó a desarrollar una manera para que muchos más alumnos pudieran formar parte de este proyecto. Y no solo en Moldavia.

Educación digital para tener unas horas de normalidad, a pesar de la guerra de Ucrania

Guerra de Ucrania

"Tenemos muy buena experiencia con la educación online y los niños ya saben cómo hacerlo después de la pandemia. Ahora tenemos más de 500 alumnos y 200 profesores", explica. Estos 500 niños están repartidos por prácticamente toda Europa, también en Estados Unidos, aunque en este país la penetración es menor por el cambio horario.

El sistema quiere ser simple: dos o tres clases por día y al menos una vez a la semana una asignatura diferente. Desde matemáticas, hasta química, lengua o inglés. "Todo lo que tenían antes de la guerra", aclara Viorica Cerbusca.

Esta escuela online nacida en Moldavia para niños de todas las partes de Ucrania es una manera de juntar a los niños que han sido separados por una guerra. A través de una cámara pueden recuperar, aunque sea por unas horas, una parte de la normalidad que tenían hace poco más de un mes.

Cuando empezó este proyecto, ACLab pensaba que no duraría más de un mes. Ahora planean extenderse hasta que sea necesario. Hasta que todos puedan tener una educación en sus países de acogida o puedan volver a casa. Viorica Cerbusca lo tiene claro: "Si tenemos que estar hasta final de curso, estaremos".

Ucrania también lucha por su educación

El proyecto de ACLab es una iniciativa privada que quiere poner su granito de arena para que los niños ucranianos puedan seguir aprendiendo. Es una ayuda en medio de los esfuerzos que está haciendo el Gobierno de Ucrania por mantener la educación de los alumnos.

En esta última semana, las clases se han reanudado en 13 de las 24 regiones (llamadas óblast), ya sea de manera presencial u online. En otros lugares, por ahora, no ha sido posible continuar. No será fácil recuperar por completo el sistema educativo porque una parte de la infraestructura ha sido destruida. En algunos casos, la brecha digital es también un reto.

No obstante, las iniciativas también están naciendo desde las administraciones locales. Es el caso de Lviv y de su teniente de alcalde, Andriy Moskalenko, que ha puesto a disposición todas las herramientas necesarias para que los alumnos puedan continuar su educación de manera online, a pesar de la guerra de Ucrania.

No solamente para los locales, si no para todos los niños que se han mudado a esta ciudad que ha sido uno de los bastiones de resistencia más importante de Ucrania desde los inicios de la guerra.

El alcalde afirmó que cerca de 75,000 niños están recibiendo clases online y que cerca del 15% de estos se conectan desde otro país. Otros 2,300 niños refugiados que viven en la ciudad forman parte de este proyecto. "Necesitamos invertir en nuestros hijos para estar preparados para cuando termine la guerra", dijo Moskalenko.

Por otro lado, organizaciones humanitarias como Unicef están haciendo todo lo posible para que algunas escuelas de Ucrania tengan ordenadores y tablets que puedan facilitar la enseñanza online. A través de las ayudas europeas y de su gestión, han repartido cientos de dispositivos electrónicos en centros educativos de zonas como el Donbás, una de las más afectadas por la guerra de Ucrania.