Existen muchas formas de drogarse. Las drogas se pueden fumar, ingerir, esnifar, tocar o incluso escuchar. Esto último puede parecer bastante rocambolesco, pero es cierto que muchos consumidores optan por experimentar con algo conocido como pulsos binaurales o, más coloquialmente, drogas sonoras.

Se trata del uso de dos tonos con frecuencias ligeramente diferentes, uno sobre cada oído, de forma que el cerebro los interprete como uno solo, equivalente a la diferencia de ambos. Por ejemplo, si se usa uno de 220 Hz y otro de 210 Hz, el cerebro nos devolverá un solo zumbido equivalente a 10 Hz. Para que funcione esa diferencia nunca puede ser mayor de 30 Hz. Y lo que ocurre es que en ese proceso se ha visto que también podrían generarse patrones de onda asociados a la relajación. Por eso, estos pulsos binaurales se han estudiado durante mucho tiempo por su posible papel para calmar la ansiedad, paliar el dolor o ayudar a tratar el insomnio.

De hecho, su estudio se remonta a hace más de dos siglos. Primero se observó cómo actuaban sobre el oído, luego se comenzó a analizar si podrían tener fines médicos y, más tarde, llegó el uso recreativo de las drogas sonoras.

Ahora bien, ¿son realmente efectivos los pulsos binaurales para tratar algunos de los problemas que se supone que pueden paliar? ¿Colocan realmente las drogas sonoras o es todo una exhibición de sugestión? Lo cierto es que aún no se sabe del todo. Hay multitud de estudios dirigidos a analizar sus aplicaciones médicas, aunque la mayoría llegan a conclusiones poco sólidas. Y también los hay que analizan el poder de las drogas sonoras. De hecho, el más reciente, realizado por científicos de Australia y Reino Unido, se ha publicado hace apenas un par de días, en Drug and Alcohol Review.

El poder de las drogas sonoras

En el estudio que se acaba de publicar sus autores recogieron datos de la Encuesta Global de Drogas 2021, en la que participaron más de 30.000 personas de todo el mundo.

Su objetivo era comprobar si los usuarios habituales de drogas, fuesen del tipo que fuesen, recurrían también en algún momento a los pulsos binaurales. Vieron que aproximadamente el 5,3% habían probado alguna vez estas drogas sonoras. La mayoría de ellos (casi un 75%) lo hicieron para relajarse o dormir mejor, mientras que el 34,7% buscaban cambiar su estado de ánimo y solo el 11,7% querían un colocón. 

Algunas personas recurrieron a las drogas sonoras para intentar tener un sueño lúcido

También hubo un pequeño porcentaje que refirieron haber usado drogas sonoras para intentar conseguir un sueño lúcido. Estos son sueños en los que una persona puede actuar a voluntad. Se supone que son muy útiles para desarrollar la creatividad y que es una experiencia única, de ahí que haya personas realmente obsesionadas con lograrlo. Hay todo tipo de páginas webs con consejos para conseguirlo, la inmensa mayoría de ellos de dudosa evidencia científica. En ellos se dan desde pautas a la hora de dormir hasta consejos sobre alimentación y otros hábitos que podrían influir. Al parecer, algunas recomiendan el uso de pulsos binaurales, pero no hay evidencia de que esto sea realmente eficaz.

De hecho, no hay evidencia en general de que sirvan como drogas sonoras. Aunque hay personas que aseguran haber tenido al oírlas una experiencia casi extracorpórea, no se descarta que haya cierta sugestión, pues los científicos no se ponen de acuerdo en cómo podría llegarse ahí. Ahora bien, ¿qué pasa con el resto de supuestas aplicaciones de los pulsos binaurales?

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Otras aplicaciones de los pulsos binaurales

Supuestamente, los pulsos binaurales tendrán una aplicación u otra dependiendo de la diferencia de frecuencias entre los dos pulsos.

Si esta es de menos de 1-4 Hz promueve el sueño profundo y la relajación, con 4-8 Hz se vincula al sueño REM y los estados creativos y meditativos, en 8-13 Hz se reducen la ansiedad y se fomentan los pensamientos positivos y de 14 a 30 se aumentan la atención y el estado de alerta. Eso es lo que se supone. Sin embargo, la mayoría de estudios que llegan a estas conclusiones se han realizado con procedimientos poco fiables.

Muchos de los estudios sobre pulsos binaurales se realizaron con una metodología que deja mucho que desear

Por ejemplo, es común que el número de participantes sea muy reducido o que los ensayos clínicos sean sin cegar y sin controlar. Al ser algo en lo que la sugestión y el placebo pueden tener una gran relevancia, lo recomendable es disponer de una buena cantidad de voluntarios y que la mitad de ellos reciban un placebo, de modo que ni ellos ni los experimentadores sepan quién escuchó los pulsos binaurales y quién una grabación que nada tiene que ver.

Es cierto que sí se han realizado algunos mucho más completos, tanto para los fines antes mencionados como para paliar el dolor. En algunos casos sí que se han observado cambios interesantes en su actividad cerebral, pero no se han llegado a detectar modulaciones reales del estado de ánimo.

Sí que hay algunas evidencias sobre su uso para tratar el dolor, pero no son muy sólidas. En la mayoría se concluye que sería necesario seguir investigando. Y en esas están los autores de este último estudio. 

En su caso se centran en los fines recreativos de los pulsos binaurales usados como drogas sonoras. Y es que, según sus conclusiones, su uso no parece perjudicial y tampoco empuja a los consumidores a probar otras drogas. Más bien recurren a ellos quienes ya se drogaban de otra manera. Por eso, consideran importante seguir investigando al respecto, ya que, de generarse realmente una respuesta placentera, quizás podrían servir para ayudar a desengancharse a quienes toman otras drogas mucho más perjudiciales.