Este martes, 19 de abril, se aprueba en el Congreso de los Diputados de España el fin del uso obligatorio de la mascarilla en interiores. Por lo tanto, desde mañana, 20 de abril, solo tendrá multa no llevarla en centros sanitarios, residencias de ancianos y transporte público. La medida no viene exenta de polémica, pues muchas personas creen que solo obedece a causas políticas y carece de un respaldo científico. La población está dividida al respecto y hay quien teme abandonarla. ¿Pero tendrá esto consecuencias a nivel psicológico?
Se ha dicho mucho que para niños y adolescentes será traumático dejar la mascarilla, porque la han llevado en un periodo de sus vidas sujeto a muchos cambios y ahora temen mostrar su cara entera. También se habla de ansiedad y estrés por la presión social entre grupos opuestos. Es decir, quienes la seguirán llevando temen las críticas de los que no la lleven. Y quienes vuelvan a mostrar su cara completa en casi toda circunstancia están seguros de que serán criticados por quienes mantengan la mascarilla en interiores.
No olvidemos que lo que viene ahora no es una prohibición, sino una retirada de la obligación. Ya no será obligatorio llevar la mascarilla en interiores, pero quien lo desee puede seguir haciéndolo. De hecho, sigue siendo recomendable en muchos ámbitos. Por eso, habrá muchos casos diferentes y está claro que algunos podrían experimentar cierto malestar psicológico. ¿Pero será esta la norma o la excepción?
Adiós a la mascarilla en interiores
La mascarilla en interiores ya solo será obligatoria en España en centros sanitarios, residencias de ancianos y transporte público. No obstante, la recomendación se mantiene en otros muchos ámbitos, sobre todo en lugares mal ventilados o con grandes aglomeraciones de gente. Incluso en exteriores se recomienda en lugares con muchas personas juntas, como ha ocurrido recientemente en las procesiones de Semana Santa. También se recomienda que cualquiera que tenga síntomas la use. Pero muchas personas ya han asegurado que no la llevarán bajo ningún concepto, a pesar de las recomendaciones.
Por eso, hay muchísima expectación e incertidumbre al respecto. Y cuando hay incertidumbre puede haber ansiedad. ¿Pero cómo nos afectará todo esto mentalmente?
Para saberlo, en Hipertextual nos hemos puesto en contacto con el psicólogo, profesor universitario y divulgador científico Ramón Nogueras, quien con su conversación hace un llamamiento a la calma en este aspecto. Y es que, para empezar, ni siquiera parece que para los adolescentes vaya a ser tan traumático volver a mostrar su cara. “No hay ningún tipo de investigación ni nada mínimamente fiable sobre eso”, relata. “Es una opinión puramente observacional”.
¿Pero qué pasa con los mayores? Está claro que, tras dos años usando mascarilla en interiores, ver de repente a gente que no la usa puede ser chocante para algunas personas. No obstante, Nogueras opina que será durante poco tiempo y que los casos que desarrollen algún tipo de ansiedad no serán la mayoría. “Sí que puede ocurrir, porque en los medios se ha dado un mensaje muy negativo, en mi opinión”, comenta el psicólogo. “Pero yo creo que los casos de ansiedad serán poco frecuentes y que no habría ni mucho menos que hablar de síndromes”.
Recordemos que tras el confinamiento se habló de síndrome de la cabaña para hacer referencia a las personas que podrían tener miedo de salir de casa después de tanto tiempo en ella. Pero un síndrome es mucho más que eso y los psicólogos se apresuraron a desmentir tal cosa. Esta vez, en opinión de Nogueras, ocurrirá algo parecido.
“Todos los cambios y adaptaciones potencialmente pueden producir cierta ansiedad o malestar, como cuando empezamos en un trabajo nuevo, por ejemplo. Hay que equipararlo a cualquier otro cambio. Tuvimos un cambio muy brusco hace dos años, ahora nos readaptaremos a algo que por otra parte es natural para todos menos para los niños muy pequeñitos que no han conocido otra cosa. La mayoría ya sabemos lo que es vivir sin mascarilla en interiores, por lo que la adaptación tiene que ser mucho más sencilla. Si además se ve que no hay ninguna debacle las personas que experimentan ansiedad poco a poco se irán adaptando”.
Ramón Nogueras, psicólogo, profesor universitario y divulgador científico
¿Qué podemos hacer si tenemos miedo?
Cada individuo tiene sus circunstancias. Puede haber personas vulnerables o que conviven con alguien que lo sea. O simplemente puede que alguien sienta que aún no ha llegado el momento de quitarse la mascarilla en interiores. Por eso, lo primero que debemos tener en cuenta todos, tanto si la seguimos llevando como si no, es que se debe respetar a quienes decidan lo contrario. Estamos en un punto en el que legalmente ambas opciones son aceptables, nos guste o no.
Aun así, algunas personas pueden tener miedo al qué dirán o sentirse bajo cierta presión social. Sin embargo, para Nogueras esa sensación será muy corta, pues con el tiempo unos y otros verán que la mayoría de personas no se fijarán en ellos y podrán seguir con su decisión tranquilos.
Ahora bien, si la cautela, más que lógica y aceptable, se convierte en ansiedad, es importante intentar adaptarse despacio. “La exposición a la situación que genera ansiedad tiene que ser un proceso gradual y progresivo”, recuerda Nogueras. “Yo recomiendo que quien sienta ansiedad por dejar la mascarilla comience poco a poco”. Antes de dejar la mascarilla en interiores puede ser recomendable empezar por el aire libre. “A lo mejor podrían dejarla al aire libre y luego, cuando ya estén cómodos, en una terraza con más gente. Poco a poco, a medida que ves que no pasa nada, esa ansiedad va remitiendo”.
En definitiva, en ningún momento será obligatorio ir sin mascarilla en interiores. Incluso muchos científicos y expertos ya han manifestado que la seguirán usando un tiempo. Cada persona puede hacer lo que quiera y quien considere que por una circunstancia u otra debería seguir llevándola no tiene que fijarse en lo que hagan los demás. Como los demás tampoco deben criticar la decisión de nadie.
Aun así, si vemos que la cautela se convierte en miedo y que la ansiedad nos impide realizar cualquier actividad, sería recomendable hacer esa exposición gradual de la que habla Nogueras. O incluso acudir a un psicólogo si esas sensaciones se hacen muy extremas. El truco está en caminar de la mano de la cautela, pero no arrastrados por el miedo. Eso es lo único que debemos tener en cuenta. Como ciudadanos, una vez dictada la ley, somos dueños de todas las decisiones que se ciñan a ella.