The Batman de Matt Reeves se convirtió casi de inmediato un suceso de la cultura pop. Con su visión oscura, tétrica y adulta, es una visión del hombre murciélago por completo distinta a cualquier otra. En especial, por su punto de vista acerca de su psicología o comportamiento. Potente, sofisticada y tétrica, la versión de Reeves deja atrás a cualquier otra adaptación de Batman y para convertirse en una idea nueva sobre el antihéroe. La película, además, ya está disponible en HBO Max.
También, se trata de un recorrido por nuevos lugares de su mitología. Desde su visión de Gotham hasta su recorrido por el mundo criminal mafioso de la ciudad. The Batman es una historia densa y atmosférica, creada y sostenida por la percepción acerca de un tipo de crueldad contemporánea. Reeves no ha dudado en dar un sentido por completo nuevo a la idea del cruzado de la capa. Una que abarca sus puntos más fuertes y débiles. También, de todas las criaturas oscuras y corruptas por las que deben enfrentarse.
Todo lo anterior hace de The Batman un escenario por completo nuevo que sorprende por su inteligencia y lucidez. A la vez, de construir un largo trayecto hacia lo que podría ser un nuevo tipo de superhéroe. Uno mucho más vinculado a la oscuridad de los hombres y a un tipo de cine más independiente y de autor. Te contamos cinco razones por las cuales la película de Reeves es distinta a cualquier otra de superhéroes que hayas visto hasta ahora.
En el nombre lo está todo
Por extraño que parezca, el hecho que el héroe se llame a sí mismo The Batman (El Batman) en la película, hace una diferencia. De una u otra forma, borra por completo cualquier idea relacionada con las encarnaciones anteriores. También, convierte al héroe enmascarado en un hecho marginal, al extremo no solo de la ley sino de la idea de la justicia. No se trata de un aliado, se trata de un personaje inclasificable que Ciudad Gótica asimila con dificultad. También, que hace retroceder la percepción que se trata de un héroe.
En el filme, el guion de Reeves hace especial énfasis en la cualidad de extravagante y amenaza potencial de Batman. Tanto como para que se asuma como un elemento que lleva esfuerzos comprender en toda su amplitud. Un punto a favor de la película y su estructura general.
Gotham como un escenario inquietante
Para Tim Burton, Gotham fue una mirada gótica y siniestra a la idea de un ciudad que crecía alrededor del núcleo del mal. Joel Schumacher construyó un escenario grotesco y extravagante repleto de color neón y peligros al acecho. Para Christopher Nolan, una mirada urbana, limpia y quebradiza al estilo Michael Mann. Pero Matt Reeves optó por otro lugar y completó el periplo hacia un espacio por completo nuevo.
La Gotham del director es una combinación entre los horrores de conciencia de Martin Scorsese, la visión en penumbras de David Fincher e incluso algo de Jonathan Demme. La combinación tiene como resultado una idea sobre los espacios que se asemeja más a una película de terror que a un film de superhéroes. Con su aire sucio, pendenciero, cruel y curiosamente poderoso, la ciudad es un personaje siniestro. Uno que, además, acecha al resto de sus primeros minutos.
Un Batman rehén y recluso
Si en el resto de las películas Batman se escondía en el alter ego de un Bruce Wayne superficial y vano, en The Batman es algo por completo distinto. El personaje interpretado por Robert Pattinson, es un hombre recluido, atrapado y aferrado a su única obsesión. Tanto, como para que todo lo que gira a su alrededor, esté sujeto a la idea de un peso casi físico sobre sus hombros. De hecho, las veces que Bruce muestra el rostro, parece incómodo, tenso y disminuido. La criatura de las sombras que emerge de la venganza es en esta ocasión, mucho más poderosa, elegante y peligrosa que cualquier otra versión cinematográfica.
El mundo de la mafia de Gotham
Un añadido extraordinario de la película es finalmente analizar en todo su peso, el mundo de la mafia de Gotham. Carmine Falcone (John Turturro) y el Pingüino (Colin Farrell) son presencias temibles que controlan el crimen en Gotham. Y lo hacen desde una violencia cruda y despiadada que atraviesa la ciudad como un herida violenta y cruel. El elemento más complicado los substratos de corrupción y violencia se estratifican en una mirada sobre el crimen por completo nueva. En especial, el Pingüino de Farrell es una percepción exaltada y cruel sobre la corrompida versión de Gotham de la política. Un punto aparte en la jerarquía del bien y del mal que hasta ahora no se había mostrado en las películas de Batman.
Y un villano inclasificable y temible
Heath Ledger creó para Batman: El caballero oscuro de Christopher Nolan un Joker que era, en esencia, un agente del caos. Una personalidad perturbada y perturbadora, que estaba por encima de la ley y el crimen. Pero de una u otra manera, se reflejaba en Batman, como su némesis, enemigo y, en especial, su capacidad para construir una versión sobre el mal. Pero el Enigma de Paul Dano es algo por completo distinto a cualquier villano cinematográfico de Batman. En específico, porque encarna un tipo de rebelión social mucho más temible de lo que hasta ahora ha logrado cualquier otro personaje parecido en la saga.
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Dano imprimió a Enigma la condición de un anarquista, un asesino con un discurso social y cultural que se sostiene sobre condiciones específicas. Resulta espantoso por ser verosímil pero, mucho más, porque sus motivos se acercan al núcleo oscuro de Gotham. Con sus vídeos inquietantes y, al final, con sus acertijos construidos como preguntas sobre el horror, el personaje es un prodigio de habilidad interpretativa. Y también, uno de los puntos fuertes de la película.