El Sol es un gran desconocido. Tenemos una idea aproximada de cómo es, pero para saber más acerca de su estructura o la actividad que tiene lugar sobre su superficie es importante acercarse a él. Y eso, por razones obvias, es bastante complicado. Precisamente por este motivo, en 2020 la Agencia Espacial Europea (ESA), en colaboración con la NASA, envió hasta allí su Solar Orbiter, un satélite cuya función es estudiar de cerca nuestra estrella. Aún le queda mucho por descubrir, pero de momento acaba de enviar a la Tierra unas sorprendentes fotos del Sol que nos ayudan a ir desvelando algunos de esos misterios que lo envuelven.

Aunque han sido publicadas recientemente por la ESA, estas fotos del Sol se tomaron el 7 de marzo, a solo 75 millones de kilómetros del astro rey. Puede parecernos lejísimos, pero en términos astronómicos no es tanto, sobre todo si tenemos en cuenta todo lo que puede suponer acercarse a una estrella cuya superficie se encuentra a miles de grados Celsius. .

Estas fotos del Sol tomadas por el Solar Orbiter son las imágenes solares con más resolución que se han tomado jamás. Pero es solo un pequeño aperitivo de lo que puede lograr este satélite. Se pretende que tenga al menos 19 acercamientos al Sol, también conocidos como perihelios. El primero tuvo lugar hace apenas dos días, el 26 de marzo, aunque aún no se han dado a conocer sus resultados. En ese momento se situó todavía más cerca que para las fotografías, a 48 millones de kilómetros. Y se espera que en el próximo, que tendrá lugar el año que viene, se acerque aún más. Está claro que poco a poco el Sol no será tan desconocido, pero dejemos a un lado el futuro y centrémonos en el presente, porque solo con las imágenes que se acaban de publicar los científicos tienen material para estar ocupados una buena temporada. 

Las sorprendentes fotos del Sol tomadas por Solar Orbiter

Aunque se vea como una sola imagen, en realidad lo que acaba de publicar la ESA es el resultado de una composición en mosaico de fotos del Sol. Se tomaron 25 imágenes diferentes, con una exposición de casi 10 minutos cada una, y luego se tejieron entre sí para dar lugar a un resultado final de 9.148 x 9.112 píxeles. Es decir, más de 83 millones de píxeles que muestran todo el esplendor del astro rey.

Se pueden ver con gran resolución los detalles de su superficie y la corona que lo rodea, así como algunas prominencias que podrían estar relacionadas con erupciones solares. Esta composición se ha tomado con el Extreme Ultraviolet Imager (EUI) del Solar Orbiter. Sin embargo, el satélite cuenta con más instrumentos que se han puesto a prueba para dar lugar a otras fotos del Sol igualmente interesantes.

Es el caso del Spectral Imaging of the Coronal Environment (SPICE), cuya especialidad es captar la radiación correspondiente a las longitudes de onda asociadas a los diferentes elementos químicos que componen nuestra estrella. En este caso recopiló datos en cuatro longitudes de onda ultravioleta extremas: 102,5 nanómetros, emitidos por el hidrógeno a 10.000ºC,  97,7 nanómetros, emitidos por el carbono a 32.000ºC, 103,2 nanómetros, emitidos por el oxígeno a 320.000ºC, y 77 nanómetros, emitidos por el neón a 630.000ºC.

La recopilación de todos esos espectros dio lugar a un nuevo conjunto de fotos del Sol realmente innovadoras. De hecho, la que se corresponde con el hidrógeno es la primera de su tipo tomada en 50 años, y sin duda la más completa y con mejor resolución. 

Fotos del Sol tomadas por SPICE/ESA

¿Para qué sirven estas imágenes?

Las fotos del Sol tomadas por el Solar Orbiter son preciosas. Pero no se lanza un satélite a una distancia temiblemente pequeña de nuestra ardiente estrella solo en busca de una instantánea bonita. 

Estas imágenes pueden dar información muy útil a los científicos. Por ejemplo, según cuentan desde Science Alert, se espera que sirvan para resolver un misterio sobre su temperatura. Resulta que, en contra de la opción más intuitiva, las temperaturas más altas se dan más lejos de la superficie del Sol. A día de hoy no se sabe por qué es y se espera que todos estos espectros y precisas fotografías puedan dar algunas respuestas.

Además, podrían estudiarse con mayor profundidad las erupciones solares. Se sabe que este fenómeno, consistente en una gran descarga de radiación electromagnética, no es peligroso per se. De hecho, es bastante habitual y generalmente no pasa nada. Sin embargo, en algunos casos sí que pueden afectar a las telecomunicaciones aquí en la Tierra. Por eso, es importante conocerlas a fondo. Y gracias al Solar Orbiter los científicos sabrán cada vez más sobre ellas.

La importancia de estudiar el Sol

Tomar imágenes del Sol y, en general, recoger datos sobre su actividad es muy importante, tanto para estudiar su historia como para conocer cómo pueden afectar a nuestro planeta algunos de los fenómenos que se dan en su superficie.

Pero no es fácil tomar datos sobre él desde la Tierra y acercarse lo suficiente era impensable hasta hace no demasiado tiempo. Sin embargo, a día de hoy hay dos dispositivos humanos revisando sus inmediaciones. Uno es el Solar Orbiter y otro la sonda Solar Parker, de la NASA. 

La sonda Solar Parker se ha acercado todavía más al Sol que el Solar Orbiter

El primero tiene cuatro misiones fundamentales. Por un lado, estudiar a fondo los vientos solares. Esta es una corriente de partículas cargadas que se liberan desde la capa más externa del Sol, llamada corona. Dichas partículas afectan a una región del espacio concreta alrededor del astro rey, llamada heliosfera. De hecho, la segunda misión del Solar Orbiter está relacionado con esta región. Y es que tiene como objetivo discernir de qué modo las erupciones solares generan las partículas energéticas que llenan esa heliosfera. Además, este satélite estudiará las fases transitorias por las que pasa la actividad solar. Y también estudiará el proceso físico de dinamo, por el que se genera el campo magnético solar.

En cuanto a la Solar Parker, lanzada dos años antes, tiene un gran número de objetivos. Entre ellos destaca trazar el flujo de energía que calienta la corona y acelera los vientos solares, determinar la estructura y dinámica de los campos magnéticos solares y analizar qué mecanismos aceleran el transporte de partículas energéticas. 

Mientras que se espera que el Solar Orbiter tenga 19 perihelios, para la Solar Parker hay programados 26. El primero ha debutado con ello hace apenas unos días, mientras que el segundo ya lleva 11 perihelios. En uno de esos acercamientos, ocurrido el año pasado, se colocó a 8,5 millones de kilómetros del Sol. Es decir, se acercó muchísimo más que el Solar Orbiter en esta reciente incursión.

Sonda solar orbiter
ESA/ATG medialab; Sol: NASA/SDO/ P. Testa (CfA)

Aun así, gracias al trabajo en equipo de ambos, el ser humano ha puesto por fin sus ojos frente a la infernal superficie solar. Las fotos del Sol que acabamos de recibir son solo un ejemplo de lo mucho que nos pueden enseñar. Y es que para estudiar un astro más allá de nuestro planeta no es necesario caminar sobre él. Basta con encontrar la forma de acercarse lo suficiente sin morir en el intento. 

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