El arte se puede encontrar hasta en los lugares más insospechados. Se pueden ver esculturas en lugares tan recónditos como el desierto de Antofagasta, en Chile. Y, de hecho, en algún otro desierto han aparecido figuras misteriosas que han resultado ser el intento extravagante de algún artista por dar a conocer sus obras. Pero todavía más curioso sería encontrar esculturas en la Luna. Es curioso, pero pronto podría no ser tan raro, pues dos artistas en colaboración con dos compañías espaciales privadas están compitiendo por convertirse en los primeros en colocar sus obras con permiso en el único satélite de la Tierra.

Las dos compañías que compiten por este llamativo honor son Intuitive Machines y Astrobotic, ambas asociadas con la NASA en el desarrollo de vehículos lunares. En cuanto a los artistas con permiso para llevar sus esculturas a la Luna, con la primera iría el estadounidense Jeff Koons y con la segunda el brtiánico con sede en Dubai Sacha Jafri.

Koons es conocido por sus gigantescas esculturas de globos en forma de animales. Además, en España es conocido por ser el diseñador del Puppy del Museo Guggenheim, de Bilbao. En cuanto a Jafri, uno de sus logros más recientes fue el de completar la pintura en lienzo más grande del mundo. Ambos han hecho méritos para que sus obras viajen a la Luna, pero decidir cuál será el primero en conseguirlo será prácticamente una cuestión técnica. Deben encontrar la fecha y la infraestructura adecuadas y el tiempo ya corre para ambos.

Otras esculturas en la Luna

En realidad sí que hay ya algunas esculturas en la Luna. La diferencia en este caso sería que por primera vez se trataría de un lanzamiento autorizado. Y estaría dirigido, entre otras cuestiones, a colocar una obra de arte en nuestro satélite.

Una de las que ya lo han hecho aterrizó en territorio selenita en 1971, a bordo del Apolo 15. Los astronautas de esta misión tripulada llevaron con ellos el Fallen Astronaut. Esta es una figurita de aluminio de 8,5 cm, diseñada por el artista belga Paul Van Hoeydonck como homenaje a los ocho astronautas y seis cosmonautas que habían fallecido de servicio hasta ese momento. 

En la Luna se encuentra ya el Fallen Astronaut, una figurita de aluminio diseñada en homenaje a los cosmonautas y astronautas fallecidos de servicio

No es que llevasen la figurita de estrangis, pero tampoco era necesaria tanta burocracia como ahora. Sí que se sospecha que previamente se llevó de contrabando en el Apolo 12 una oblea de cerámica cubierta de imágenes de Andy Warhol. Se llamaba Moon Museum

Ahora la situación es muy diferente. La propia NASA ha puesto en marcha la iniciativa Lunar Payload Services (CLPS), cuyo fin no es otro que colocar una obra de arte en la Luna. Para matar dos pájaros de un tiro se planea aprovechar el desarrollo de aterrizadores lunares implementados para realizar las prácticas previas a la próxima misión tripulada a la Luna. Por lo tanto, las esculturas no serán la única carga que viajará a bordo de estos vehículos.

Fallen Astronaut/Wikimedia Commons

Una carrera con mucho arte

Desde que comenzaron los planes para volver a enviar humanos a la Luna, la NASA ha confiado en la importancia de colaborar con empresas privadas del sector espacial.

Sin duda, su compañía fetiche es SpaceX. Tanto como para tener que afrontar una demanda fallida de Blue Origin cuando lo eligieron como único colaborador privado para el desarrollo de un módulo lunar dentro del Programa Artemisa. Aunque esta situación ha cambiado, pues recientemente se ha abierto el plazo para que cualquier empresa estadounidense presente su plan para el desarrollo de nuevos aterrizadores.

Ambos lanzamientos están planeados para finales de 2022

Pero, más allá de los planes principales del Programa Artemisa, la NASA ha contado con compañías más pequeñas para la construcción de nuevos vehículos. Una de ellas es Intuitive Machines. Su módulo de aterrizaje, llamado Nova-C, es una nave espacial alta y cilíndrica. Según explican desde The Verge, “llevará cinco cargas útiles científicas para la NASA y algunas cargas útiles comerciales, todas montadas en el exterior de la nave espacial, excepto una diseñada para residir dentro de los tanques de propulsión del módulo de aterrizaje”.

Esa carga incluirá una obra de Koons, consistente en un cubo transparente de unos 15 centímetros de arista, con varias esculturas diminutas en su interior. La compañía planeaba enviar su Nova-C a la Luna en 2020, impulsado por un Falcon-9 de SpaceX. Sin embargo, la misión ha estado sufriendo algunos retrasos hasta situar el nuevo lanzamiento a finales de 2022.

Mientras tanto, Astrobotic espera poder adelantarles por la derecha con la obra de Jafri. Esta consiste en una placa en la que se puede ver una ilustración en forma de corazón del artista. Y es que, según explicó en un comunicado recogido por Vogue, su objetivo es “reconectar a la humanidad con nosotros mismos, entre nosotros, nuestro creador y, en última instancia, con 'el alma de la Tierra’”.

En este caso, la compañía planea viajar también a finales de 2022, a bordo de un cohete Vulcan, de United Launch Alliance. El título, por lo tanto, está más que disputado, pues solo uno puede ser el primero en llevar sus esculturas a la Luna. Que empiecen los Juegos del Hambre.