Poco después del estallido de la invasión de Rusia a Ucrania, la Agencia Espacial Europea (ESA) avisó que la ruptura de lazos con su homóloga rusa, Roscosmos, podría dejar en Tierra la misión ExoMars. Finalmente, tras dos semanas de deliberación, han anunciado su cancelación. Se trata de la misión que habría puesto al primer rover europeo sobre Marte, por lo que es un jarro de agua fría.

No obstante, tras la reunión del Consejo de gobierno de la ESA celebrada en París en los días 16 y 17 de marzo, han insistido en su decisión de respetar los valores europeos y, con ellos, todas las consecuencias de las sanciones impuestas a Rusia con motivo del conflicto.

Por lo tanto, y a pesar de que siguen valorándose opciones alternativas a los cohetes Soyuz rusos, la misión, que habría salido rumbo a Marte en septiembre de este año, queda cancelada. Eso no significa que ExoMars haya muerto para siempre. No obstante, no debemos olvidar que este tipo de misiones no pueden salir en cualquier momento. Tanto la Tierra como Marte se encuentran en movimiento. Para poder enviar una nave a bordo de un cohete de un planeta a otro es necesario tener en cuenta este movimiento y también otros factores para calcular un periodo muy concreto de tiempo, denominado como ventana de lanzamiento. Si la ESA no realiza el lanzamiento en septiembre, verá cerrarse esta ventana y tendrá que esperar a la apertura de la próxima, en 2024. Por lo tanto, son noticias amargas para los científicos que llevan tanto tiempo detrás del proyecto.

Tensiones entre la ESA y Rusia

Poco después de la invasión de Rusia a Ucrania, la agencia espacial rusa, Roscosmos, anunció la retirada de su personal del puerto espacial europeo de Kourou, en Guayana Francesa. Eso suponía también la retirada de los cohetes Soyuz usados para impulsar prácticamente la totalidad de los envíos espaciales europeos.

Fue la decisión rusa como respuesta a las sanciones impuestas a su país como castigo al conflicto. En un inicio se había decidido dejar la industria espacial al margen de las mismas, pero Roscosmos no ha dejado de anunciar sus propias contrasanciones.

Desde ahora la ESA se centrará en el uso de sus propias lanzaderas, los cohetes Ariane 6

ESA supo entonces que el lanzamiento de ExoMars podría peligrar. Esa misma semana debían enviarse tanto el rover como el resto de instrumentos a Kourou, por lo que todo se dejó en stand by. Desde entonces han estado meditando alternativas, del mismo modo que otras agencias, como la sueca, que ha optado voluntariamente por retirar sus lazos con Rusia para impulsar su propia carrera espacial.

Las valoraciones de la ESA han culminado ahora, con la reunión de su consejo de gobierno y una decisión difícil. Si bien dirigirán sus fuerzas a la culminación del desarrollo de sus propias lanzaderas, las Ariane 6, ya es tarde para ExoMars. La misión, en la que viajaría el rover Rosalind Franklin, bautizado en honor a una famosa científica inglesa, se cancela hasta nuevo aviso.

La científica a la que se le arrebató el Nobel ahora pierde su oportunidad de caminar sobre Marte. Esperemos que, al contrario de lo que sucedió con aquel galardón, la despedida de su aventura marciana sea solamente un hasta luego. 

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