Los precios de la gasolina están al alza. Muy a juego con los del gas. Un problema que viene de aún más lejos que la cuestión de la guerra de Ucrania. Esta problemática la venimos arrastrando desde hace tiempo. Las respuestas no se están haciendo esperar principalmente en los negocios de plataformas. De forma unánime, todas las compañías del ecosistema han subido los precios de sus trayectos. Para Bolt, y en palabras de Daniel Georges, director de VTCs y taxis de la compañía, a Hipertextual, es una necesidad que han visto para seguir manteniendo los márgenes operativos viables.

Bolt, la compañía estonia de VTC y taxi que lleva operando en España desde julio de 2021, fue la primera. Hace un mes concretamente. Tomaban la drástica decisión de aumentar entre un 10 % y un 15 % los precios por cada trayecto. El mínimo pasaba de 3,50 a 4,50 euros (un 30% más), el precio por minuto pasa de 0,10 a 0,13 euros, más un extra de 0,50 euros por viaje.

No están solos, Uber aumentaba 0,50 euros el trayecto. Primero en Estados Unidos para todos sus servicios, incluido Uber Eats, y días más tarde en el resto de regiones solo para los pasajeros. Cabify, la versión española del sector, no había dado señales de vida. Ahora sabemos, según apuntan desde la tecnológica a Hipertextual, que los trayectos se incrementarán, de media, 0,65 euros. La medida, de hecho, está activa en Madrid desde ayer y en los próximos días se ampliará al resto de ciudades en las que la enseña está operativa. ¿La causa? La misma que todos: el precio de los combustibles. ¿El objetivo? También hacer que el servicio sea más sostenible y rentable para todas las partes.

Y es que más allá de Bolt, Uber y Cabify, el sector del transporte con pasajeros, taxis y VTC, está en pie de guerra. Especialmente el del taxi. Junto a la huelga de mercancías y las manifestaciones de mundo de la pesca, ganadería y agrícola, ahora se suma un nuevo jugador a la partida. La situación con los combustibles está cerca de alcanzar su máximo. Tanto es así que el sector ya ha anunciado que el próximo domingo se unirá a la manifestación para presionar al gobierno de Pedro Sánchez a que acelere las medidas para paliar los elevados costes del combustible.

El problema de Bolt, Uber y Cabify no es solo con la gasolina

"La gasolina ocupa todos los titulares, pero hay problemas en varias áreas", apunta Georges a Hipertextual. Los problemas para el sector del transporte de pasajeros, principalmente en el de VTC, tienen un abanico de opciones mucho más amplio. Uno que llevan arrastrando mucho antes de la crisis de los combustibles.

No hay coches, pero tampoco hay conductores. Lo primero tiene su origen en la escasez de chips. Son pocos los coches que están saliendo al mercado para usuarios normales, y el mismo precario número para un sector que está limitado en cuanto a modelos y prestaciones. Con menos incidencia en las VTC que en el taxi –estos últimos tienen unos férreos requerimientos–, Uber, Cabify y Bolt arrastran la misma problemática. Igual que la falta de mano de obra.

Bolt, en los apenas 7 meses que llevan operando con VTC en España, ha pasado de 1.000 a 7.000 partners

De hecho, ahora mismo se ha abierto la veda de la competición por los pocos conductores y coches operativos. Bolt está atrayendo las miradas de un sector que se deja llevar por el mejor postor. Y lo está haciendo con una estrategia que no es nueva: precios a la baja en las comisiones de operación, con ofertas para usuarios. Resultado: en los apenas 7 meses que llevan operando con VTC en España han pasado de 1.000 a 7.000 partners. Unas cifras que superan, en algunas regiones, a las de Uber y Cabify.

Pese a todo, y aunque sus asociados vayan en aumento, los problemas se acumulan en las puertas de la tecnológica. "Una inflación general con aumento de costes salariales puede llegara poner en peligro el modelo el sector del transporte", explica Georges. Dicho de otro modo, el aumento de los precios por trayecto por el precio de la gasolina no es solo para salvar a los conductores. Esta crisis está poniendo en jaque a un sector en el que los intermediarios tienen que presentar un margen convincente a sus inversores. En el caso de Bolt para esos 628 millones de euros que levantó a principios de este año de la mano de Sequoia Capital y Fidelity Management & Research Company LLC entre otros ya activos en el capital de la estonia.

La medida, que defienden como una decisión bien estudiada y fundamentada, no está claro hasta cuándo se mantendrá en el tiempo. Uber se impuso unos 60 días para estudiar el mercado y ampliar su margen si los precios no se relajaban. Bolt prefiere afianzarse al mantra, que casi nunca falla, de que los precios suben rápido pero tardan mucho en bajar. Y pese a que confían en las medidas que estén por venir de la mano de Gobierno, no quieren hacer previsiones.

Aun así, son conscientes de un dato: "Si en el medio plazo la inflación no se controla, y nos vemos obligados a ajustar los precios, esto tendrá efecto negativo ya que no se pueden tocar los precios sin afectar a la demanda". Una demanda que, de momento, está de su parte. Con mayores ingresos para los cunductores, Bolt está llamando la atención de un sector que se vende al mejor postor. A más conductores, más oferta. Y cuanta más oferta, más disponibilidad para unos usuarios que quieren el servicio más rápido y que, de momento, no son sensibles al aumento de precio. De momento, claro.

Y qué hacemos con el taxi

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De aquí a un tiempo, y con una disponibilidad de conductores VTC más que limitada, el sector de las plataformas de movilidad con pasajeros ha recurrido a un negocio en el que lo único que no falta son coches: el taxi, Uber, Cabify y Bolt, con la ayuda de la normativa que permitía el precio cerrado en trayectos, dejaba entrar al taxi en sus plataformas.

¿Qué ocurre con los cambios de tarifa para este sector? No aplican, ya que el margen de maniobra es limitado. Y, sin embargo, los efectos son los mismos que a los de cualquier sector que tenga el combustible como base. En el caso de Bolt se han puesto los huevos en la cesta del Gobierno: "La bajada de impuestos a los carburantes para que puedan mitigar el impacto". Precisamente el motivo que ha articulado la manifestación del próximo domingo.

A largo plazo, también tienen puesta mucha fe en las regulaciones autonómicas que equiparen la actividad VTC a la del taxi y permita una mayor flexibilización de las tarifas y la actividad. En el caso de Madrid, donde la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso ha sorteado la limitación de la Ley Ábalos, la nueva regulación ya está en fase de borrador. Una que, según Georges, apunta a que "si algo no está roto, no lo cambies". La misma que pretenden que influencie a otras comunidades. Andalucía concretamente y también liderada por el Partido Popular. Y una que siga las recomendaciones de la Unión Europea que aboga por la libre competencia y eliminar barreras operativas (sistemas de precontratación y vuelta a las bases de operación entre servicios) que son las que defiende Barcelona en este momento.