Wuolah sigue escalando posiciones en el universo de los apuntes compartidos. La plataforma para compartir los pasaportes para el aprobado, al menos la materia prima, anuncia una ronda de financiación de 5 millones de euros. Una operación que ha sido soportada por el fondo español Seaya Ventures o grupos educativos como Proeduca, y que se cierra unos meses después de una operación de 1,5 millones de euros que se abrió a los propios usuarios de la plataforma.
El objetivo de Wuolah es hacer crecer su modelo de negocio en Latinoamérica, la región más coherente para crear un mercado unificado de apuntes. "Hemos empezado por España y estamos muy ilusionados por todo lo que podemos ayudar a más de 50 millones de estudiantes con nuestra apertura en Latinoamérica”, apunta Jaime Quintero, cofundador y CEO, en un comunicado.
Hace tiempo que el mundo de los apuntes compartidos, principalmente los universitarios, dejo de ser un negocio soterrado. Una suerte de economía sumergida en la que algunos iban a clase y sacaban provecho con la venta de apuntes a los que preferían quedarse al margen –o en el área más social de las facultades–. Llegaron las plataformas de apuntes para poner algo de orden y concierto a lo que el Rincón del Vago o Patata Brava venían haciendo sin un modelo de negocio escalable. También era un modelo que comenzaba a verse en algunas regiones de Europa.
En el caso de Wuolah se quería poner un punto diferenciador al mercado de los apuntes. Acceder a ellos es gratuito y se puede pagar para eliminar la publicidad. Es una forma de recompensar a los que suben los mejores documentos y que puedan sacar beneficio de ello. Y este es precisamente uno de los puntos que más ha alterado a la comunidad académica de las universidades. Por parte de los estudiantes, la compañía afirma que muchos se financian sus estudios vendiendo los apuntes en la plataforma. Para los profesores, para algunos, ha sido motivo de queja: un robo de la propiedad intelectual decían. Para otro segmento del profesorado era motivo de peso para replantearse los modelos académicos y sistemas de enseñanza que no dan un valor añadido difícilmente reproducible en unos apuntes.
Wuolah o el Twitch de la educación
Wuolah no quiere ser solo la plataforma de moda para compartir apuntes. El objetivo de la tecnológica quiere abarcar mucho más por un motivo muy sencillo: el modelo de negocio de compartir apuntes es fácilmente replicable por terceros. Si bien Wuolah tiene buena cuota de mercado, una buena y bien financiada campaña de marketing de la competencia puede dar al traste con los intereses de la startup española.
En este punto son claros. Han comenzado con apuntes en universidades y educación secundaria enfocados principalmente en jóvenes, pero la idea es crear toda una plataforma de formación y educación. "El Wuolah del futuro tendrá cursos en vídeo, clases en streaming…", explican. Quieren que la plataforma sea un recurso para la formación en todos los niveles con recursos académicos de todo tipo.
Una carrera de fondo por conquistar a los estudiantes
Wuolah apunta a que cuenta con unos 2,5 millones de estudiantes registrados en su plataforma. De ellos, 500.000 son usuarios activos. Entre todos han subido un total de 5 millones de documentos. Con todo, la plataforma se dice líder en un sector muy concurrido.
En el horizonte, otra gran plataforma con un potente brazo financiero. StuDocu, que cuenta con 15 millones de estudiantes registrados a nivel mundial y 500.000 de ellos en España desde que llegasen a finales de mayo de 2021. ¿Su mayor apuesta? Una gran financiación. Solo el pasado año, la compañía fundada en Amsterdam en 2013 levantaba 50 millones de euros para marcar el paso de su fuerte crecimiento internacional. España, como puerta de entrada a toda una comunidad hispanohablante, era la una de las elecciones de la tecnológica.
Desde el primer momento, y con un modelo en el que no se recompensa a los que suben contenido –solo en momentos puntuales y como forma de promoción– StuDocu se posicionó como un rival factible de Wuolah. Ellos mismos apuntaban que el propio Wuolah era su mayor reto al sur de los Pirineos.