La cuestión de las plataformas para compartir contenido, apuntes bonitos y bien hechos o cualquier otra cosa que le sea menester a un estudiante no es nueva, ni mucho menos. Quizá más sofisticada sí, pero tan antigua como los propios sistemas educativos. Lo que hace unos años era un tema de ámbito local, algo improvisado, ahora se encuentra por medio de todo un despliegue bajo el modelo marketplace de último cuño. O lo que es lo mismo, una app para hacer algo que ya venía del mundo analógico. De esto saben algo Uber o Glovo. El Rincón del Vago, Patata Brava, Wuolah y ahora también StuDocu son los aliados para unos y los enemigos para otros.

Hace unos días, El País hablaba de Wuolah como la plataforma que trae de cabeza al profesorado universitario en España a la par que ha salvado algunos currículos académicos. Un lugar para intercambiar documentos, si son apuntes bonitos y buenos mejor, de cualquier carrera y universidad que además premia a los mejores creadores con un pago por descarga. Para algunos profesores esto supone una grave afrenta contra su propiedad intelectual y el desarrollo de las clases. Apuntan, según el medio, que esto supone la ausencia de muchos alumnos que prefieren pagar por unos apuntes antes que asistir a las clases magistrales. Para otros es un salvavidas.

Si esto parecía anecdótico, hay una mala noticia. Ha llegado un nuevo vecino a la ciudad que quiere hacerle la competencia a los apuntes bonitos y bien pagados de Wuolah. Se trata de StuDocu, el par holandés de la startup española que, pese a todo, tiene un origen similar. Nacido de la experiencia de sus fundadores en la universidad que encontraron un filón en la recolección y mercado de apuntes bonitos más allá de su entorno local y personal.

La diferencia, en este caso, es que StuDocu viene con 41 millones euros de financiación bajo el brazo. El mercado de apuntes es, según parece, bastante atractivo para el colectivo de los inversores. Para StuDocu, esta sería la tercera ronda de su historia sumándose a los 5,6 millones de euros anteriores.

StuDocu vs. Wuolah, los apuntes bonitos tienen más opciones

StuDocu, fundador Marnix

El objetivo de StuDocu con su nueva ronda de financiación es, precisamente, expandirse a nivel internacional. "Lo primero que queremos hacer es redoblar nuestra presencia en los mercados en los que ya estamos y a la vez invertir más dinero en los mercados en los que remos ir; también mejorar el producto y posiblemente adquirir competidores en los que estemos interesados para crecer más rápido, apunta Marnix Broer a Hipertextual. La cuestión de los apuntes bonitos deja de ser un tema banal y en segundo plano para convertirse en todo un negocio de expansión y recorrido internacional.

Con 15 millones de estudiantes registrados a nivel mundial, España es uno de sus países más interesantes para StuDocu solo con un crecimiento orgánico. Cuenta, sin apenas promoción, con 500.000 usuarios registrados. Principalmente en Madrid y Barcelona, el objetivo de la plataforma es alcanzar el resto de universidades del país.

Básicamente saben que es el modelo de pago de apuntes bonitos y buenos de Wuolah lo que podría generarles más problemas

En este sentido, saben y reconocen que Wuolah es su mayor competencia en este momento. Patatas Bravas y un olvidado Rincón del Vago, aunque en su radar, de momento no suponen un gran reto para ellos. Básicamente saben que es el modelo de remuneración por apuntes bonitos y buenos de Wuolah es lo que podría generarles más problemas. Para ello funcionan de una forma similar pero sin remuneración, a la que StuDocu solo ha recurrido en contadas ocasiones y como forma de promoción; ellos se posicionan como plataforma colaborativa más que de pago. El 80% de los apuntes permanecen en abierto, el 20% restante solo bajo suscripción o intercambio. Solo si pagas 4 euros al mes o subes un cierto porcentaje de apuntes podrás acceder al contenido que ellos consideran como premium.

¿Cómo saben que tiene ese estatus? Mediante reseñas y puntuaciones de otros usuarios que han recurrido a esos mismos contenidos. Sería una suerte de Amazon de apuntes en el que gana el mejor valorado. Con todos sus pros y contras.

Aun siendo colaborativo, no todos están a favor de la venta de apuntes

Hay opiniones para todos los gustos. En general, el profesorado universitario no ve con buenos ojos el mercado de apuntes. Ya sea vendidos o compartidos, la oficialización digital de los apuntes no gusta.

Para StuDocu la situación es clara. "Si un profesor te enseña algo nuevo es algo valioso para ti", apunta Marnix. Sin embargo, "si te enseñan la Ley de Newton la realidad es que él no la ha inventado, solo te está contando algo que hizo otra persona". Este posicionamiento sería, por tanto, la respuesta a la idea de que la venta o difusión de apuntes bonitos y buenos sería un robo de propiedad intelectual del profesorado. "Los profesores educan a los estudiantes, pero los estudiantes también pueden educar a otros alumnos y a ayudarles a ser mejores", añaden, "con esto se demuestra que algunos profesores está pasados de moda".

"Solo he recurrido a ellas cuando no tenía muchos apuntes o los que tenía eran un poco malos, pero tampoco me han servido de mucho en los exámenes"

Con el caso de Wuolah y StuDocu pasa como con tantos otros: una cuestión anecdótica de la que termina haciéndose un mundo. Por un lado, muchos estudiantes consultados por este medio apuntan a que efectivamente usan o han usado este tipo de plataformas. Sin embargo, las definen como apoyo y no salvación; lo que acabaría con el mantra de que estas plataformas sean la perdición de las clases presenciales. "Solo he recurrido a ellas cuando no tenía muchos apuntes o los que tenía eran un poco malos, pero tampoco me han servido de mucho en los exámenes", nos cuenta una de ellas. Otros apuntan a que aunque los apuntes sean buenos, sigue siendo material poco sólido a la hora de la verdad. En este caso en el momento del examen. Depende, explican, de la carrera, la materia y el propio profesor.

En cualquier caso, sí que coinciden todos ellos en que quizá vender el material no sea del todo ético. Pierde, según ellos, el concepto de colaborativo y, añaden, tampoco pagarían por ello.

Un profesorado para todos los gustos

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Foto por Green Chameleon en Unsplash

Al otro lado de la historia está el profesorado. Marnix de StuDocu apunta a que "no debemos olvidar que la universidad está para formar profesionales y no gente que memorice cosas". En esta línea, Carlos Alameda profesor asociado de la Universidad Rey Juan Carlos, explica que "cuando un profesor ha creado contenidos propio molesta que te los roben o difundan por ahí sin ningún permiso, pero si son los apuntes que los chavales crean en las clases no hay nada que hacer, es algo suyo".

Sus clases se centran en casos prácticos y unos simples apuntes comprados en la red no van a servir de mucho en un examen

Se une a esto la iniciativa de los propios profesores: "Casi todo el conocimiento científico actual está publicado y el valor de la clase del profesor es su capacidad pedagógica para presentar, relacionar y poner en práctica", apunta Alameda.

Un punto de vista que comparte Marta González, profesora de Psicología en Cardenal Cisneros: "Los profesores que se quejan de que los alumnos utilizan esas apps quizá deberían plantearse cambiar su modelo pedagógico, aunque soy consciente de que en las universidades públicas la enseñanza está tan industrializada que a veces es imposible utilizar un modelo pedagógico más moderno".

Al igual que Alameda, sus clases se centran en casos prácticos y unos simples apuntes comprados en la red no van a servir de mucho en un examen. El debate de las plataformas de compra-venta de apuntes bonitos y buenos entra, por tanto, en una situación mucho más profunda. Más allá de la asistencia a clase o propiedad intelectual estaría abordando la calidad de la enseñanza a muchos niveles y el propio concepto de la Universidad como centro de conocimiento.