Elvira (nombre ficticio) tenía 14 años cuando se dio cuenta de que algo iba mal: no se podía poner tampones. A los 16 años tuvo su primera incursión en el sexo y no le fue nada bien. Además, cada vez que acudía al ginecólogo se retorcía de dolor con las exploraciones. Esta millennial, como tantas otras, es uno de los perfiles de personas que acuden al sexólogo para poner nombre a lo que les sucede y mejorar su salud sexual. En su caso fue vaginismo, otras personas acuden para aumentar su deseo sexual o mejorar dinámicas en las relaciones de pareja.
El 14 de febrero además de ser el Día de San Valentín, también se celebra el Día Europeo de la Salud Sexual. Así que hoy toca hablar de cómo los psicólogos especializados en sexología pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud sexual. También sobre si los millennials (y generaciones posteriores) ven el sexo de forma distinta.
Ya hemos hablado antes de los juguetes sexuales y de la anorgasmia y cómo pueden ser una ayuda o suponer un problema de nuestra salud sexual. Y es que la OMS define la salud sexual como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad y no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. Especifica además que para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud”.
En el caso de Elvira, que ya tiene 30 años y entra en la generación millennial, terminó acudiendo a la sexóloga a los 18 años gracias a su doctor de cabecera. Pero antes de eso tuvo que pasar por una serie de situaciones incómodas y, sobre todo, dolorosas. "El problema real llegó a los 16 años, tras mi primera relación sexual que, obviamente, resultó prácticamente imposible. Exceptuando un momento en el que, rabiando de dolor (porque yo creía que tenía que ser así) y en una postura muy forzada, conseguí una única penetración", explica esta joven a Hipertextual.
Visitar al ginecólogo, "una tortura"
"A raíz de ahí, las visitas al ginecólogo fueron una tortura. Intentos e intentos de introducir el speculum, de reconocerme vaginalmente mientras yo me retorcía de dolor; y el doctor o doctora de turno solo me aconsejaba un "es que tienes que relajarte, estás muy tensa". Pasé dos años así, con problemas cada vez que iba a consulta ginecológica; y ni hablar de si pensaba en quedar con un chico, me entraba pánico si llegaba el momento de algo más", explica.
"Se lo dije a mi médico de cabecera, con muchísima vergüenza, y viendo que en ginecología me habían visto todo bien; y que yo ya estaba en el psicólogo por problemas, me dijo que probablemente necesitaría ir también a sexología. Me remitió y en pocas semanas tuve mi primera consulta con la sexóloga", apunta Elvira.
"No solo se centró en el sexo"
Ir a la sexóloga fue un acierto para el caso de Elvira. "La sexóloga no solo se centró en lo relativo al sexo. Hizo una evaluación integral de todos los aspectos de mi vida. Después de las sesiones de evaluación, se confirmó que yo padecía vaginismo; y comenzamos con una terapia en la que tenía que visualizar mis genitales para habituarme a ellos y conocerlos", explica. "Más adelante comenzamos con la fase autoexploratoria para aprender a conocerme, mientras en consulta hablábamos y trabajamos ciertos traumas del pasado y situaciones de abusos que yo había vivido". "Ella me ayudó y acompañó a transitar todo eso y a sanarlo; hasta que poco a poco pude tener mis primeras penetraciones, tomando conciencia de mis músculos y de cómo relajarlos".
Sobre recomendar a otras personas acudir al sexólogo, Elvira lo tiene claro: "¡Por supuesto! Incluso aunque no exista un problema o una causa mayor", comenta. "Por aprendizaje, para desprendernos de ciertos tabúes. Para despejar esas dudas que siempre hemos tenido en mente. O incluso por querer mejorar ciertos aspectos de nuestra conducta sexual", concluye la joven. Y es que hay que darle la importancia que se merece a nuestra salud sexual, como cuando tenemos que ir al médico especialista.
Por qué acudir al sexólogo
Acudir al sexólogo puede ayudar a las personas a mejorar su salud sexual de muchas formas. Pero ¿qué ven los sexólogos en consulta? Para hacernos una idea hemos hablado con Laura Morán e Ignasi Puig Rodas, ambos psicólogos especializados en sexología. Les hemos preguntado sobre hombres y mujeres millennials (entre 40 y 26 años) y esto es lo que nos han contado.
"Hay una gran diferencia en consulta entre los que tiene 30 y muchos para arriba y 30 y poco para abajo; incluso entre los millennials encontraríamos dos perfiles muy diferenciados", comenta Puig Rodas a través del teléfono. "Los millennials más mayores se asemejarían a generaciones anteriores", afirma.
Penetración vs. problemas relacionales en 'millennials'
"Ellos suelen acudir por dificultades erectivas o por eyaculación precoz (que intentamos llamar eyaculación involuntaria, porque no tiene que ver con el tiempo sino con el control del reflejo eyaculatorio)", comenta Morán. "La principal demanda de ellas es por falta de deseo. Que luego rascas un poquito puede haber anorgasmia, que es dificultad para alcanzar el orgasmo o dolor en la penetración (dispareunia). También hay algunos casos de vaginismo, pero suelen acudir más cuando se quieren quedar embarazadas y entonces ahí ya sí hace falta penetrar", añade.
En el caso de los hombres, Puig Rodas también ve casos similares: "Es curioso que entre los millennials más entrados en edad, los hombres cisheterosexuales tienen todavía una gran preocupación por el tema de erecciones, penetración y problemas de eyaculación", apunta el sexólogo. "Es algo que tristemente sigue siendo muy habitual; que ya sucedía en generaciones anteriores. Se muestra como una constante", indica el experto.
En estos casos de problemas sexuales relacionados con la penetración, ellos tienen "que trabajar lo que un profesor mío, Joserra Langarra Olajauregi, llama la dictadura 3D: que es que tiene que estar dura, dentro y durante mucho tiempo", comenta Morán. "Ese es el principal mito que tenemos que trabajar, que el éxito de una relación sexual no depende solo del pene", añade. Y sucede lo mismo con algunas mujeres que creen que solo la penetración es suficiente para llegar al orgasmo: "Con ellas hay que trabajar la otra parte: no tienen orgasmos durante la penetración y piensan que les pasa algo. A veces me dicen que han tenido que tocarse para orgasmar y sienten que son raras", indica.
Pero no solo acuden a consulta los hombres cishetero; el resto de pacientes también tienen características que se asemejan: "Veo cada vez más gente que está abierta a las dinámicas de las relaciones no monógamas, del tipo que sea", indica el sexólogo. "Hay una mayor fluidez y aceptan que hay diversas formas de establecer vínculos y que es cada vez menos extraño". "Es mucho más fácil que no vean ciertas cosas como extrañas sino que vienen con un espíritu más abierto a probar cosas diferentes", señala.
En estos segundos casos, los problemas por los que se consultan son diferentes: "Vienen más por problemas relacionales", comenta. "Por ejemplo, estamos en una relación abierta y las dinámicas de celos nos están fallando. O estamos en una relación y no terminamos de encajar a nivel sexual… Temas de comunicación". En definitiva, en ocasiones no siempre es el sexo sino que también falta comunicarse dentro de las relaciones. Por otra parte, en personas más mayores el problema suele ser las infidelidades, "donde hay que reconducir los pactos de pareja y demás".
El sexo no es el único problema
Puig Rodas comenta que dentro de los perfiles que suelen repetirse en su consulta están tres: parejas asentadas, parejas con ritmos de vida imposibles y personas con problemas de vínculos.
"Me encuentro mucho entre los 38 y los 42 y más arriba parejas que se conocen de hace mucho tiempo, con una relación a largo plazo e hijos. Sobre todo, en parejas con más de un hijo que, cuando alcanzan los 5-8 años, se dan cuenta de que se han anulado como pareja. O que la mujer se ha anulado como persona dentro de la pareja, sobre todo en parejas mixtas", comenta el sexólogo.
También hay personas que, más allá de la parte sexual, se sienten muy solas. "Se pasan el día trabajando y no tienen vínculos con nadie", comenta. Por diversos motivos, ya sea que los amigos de toda la vida se han dispersado por la ciudad y es más difícil quedar u otros motivos "y utilizan apps para ligar". "Pero muchas veces, esto lo veo mucho en hombres que se acuestan con otros hombres, que sí, tienen un acceso fácil al sexo; pero les falta el acceso a tener vínculos", comenta. No obstante, esta falta de vínculos es algo que pasa independientemente del género u orientaciones. "Sobre todo lo veo en gente que se ha centrado mucho en trabajar; pero ahora con la pandemia también viene mucha gente a consulta porque se sienten muy solos o solas. Esto se está viendo muchísimo", añade.
Ritmos de vida que impiden disfrutar del sexo
Por último, también los ritmos de vida afectan a la sexualidad. "Muchas veces vienen parejas a consulta y te plantean que “no funcionamos en la cama” y rascas un poco y ves que tienen un ritmo de vida descomunalmente apretado", apunta. Entre semana centrarse en un trabajo al que le dedican muchas horas y llegan cansados; pero además los fines de semana hay que ver a la familia y los amigos. ¿Qué se queda fuera de esas vidas frenéticas? El sexo. "En estos casos no es un problema de sexualidad; es un problema en la manera de actuar respecto a la vida", afirma el sexólogo.
Esto también lo ve mucho Morán en su consulta. "Un error que se suele cometer es dejar el sexo para cuando ha acabado el día, los niños están durmiendo y todo recogido y están reventados. Entonces lo último que apetece es mantener relaciones porque implica cierto esfuerzo", indica. "La dinámica del día a día y que vivimos en una sociedad muy estresada, influye", afirma Morán. "Creo que la pandemia, así como a muchas parejas les ha ayudado a encontrarse, a otras las ha desgastado porque se han limitado los espacios de ocio más allá de la pareja. Igual antes quedamos más con amigos, a solas, íbamos de viaje… Y eso daba como más oxígeno a la relación", añade.
También, en ocasiones, el deseo sexual se ve afectado por medicaciones como los antidepresivos o los ansiolíticos. "Tomar algunos tipo de fármacos, como antidepresivos o ansiolíticos, suelen influir en la respuesta sexual. O medicación para cardiopatías, por ejemplo, también influyen en las erecciones", indica Morán. No obstante, no solo este es el problema ya que, como indica Puig Rodas, "el deseo sexual es multifactorial". En estos casos en los que el problema es el deseo sexual, lo mejor es ver qué lo dificulta y trabajar sobre ello.
Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte
Los millennials que ahora superan los 35 suelen parecerse más a generaciones anteriores. Ya sabemos que esto de las generaciones es una división arbitraria; por eso no hay que darle mucha importancia. Eso sí, que los menores de 30, incluso los más jóvenes que están ahora en el instituto, vienen pisando fuerte. Y es que cada vez es más común que hablen de sexualidades o identidades de género diferentes. Pero también de modelos relacionales fuera de la monogamia.
Puig Rodas, por ejemplo, no ve a menores de 18 años en la consulta de sexología y pacientes jóvenes de menos de 24 tiene pocos. Por otra parte, como contábamos antes sí es más común que los millennials de menor edad estén abiertos a nuevas experiencias, no solo en cuanto al sexo sino también a la hora de estructurar sus relaciones y salir de la monogamia.
Los adolescentes hablan más de bisexualidad
En el caso de Morán, ella sí trabaja en talleres con adolescentes y ha visto este cambio. No solo en cuanto a hablar de personas trans sino, también, a la hora de hablar de la propia sexualidad: "No es raro que hablen de ser bisexuales con total naturalidad, esto no pasa con 30 o 40 años, no se habla con la misma naturalidad. Quizás porque ni siquiera se han planteado que puedan serlo; porque de lo que no se habla, no existe. Ahí sí veo una diferencia con generaciones anteriores", concluye ella.
En definitiva, quizás los millennials más jóvenes han abierto la veda para que la orientación sexual, la identidad de género y las estructuras relacionales no monógamas sean más diversas. Pero más allá de todo esto, ir al sexólogo cuando hay problemas al tener sexo nos puede ayudar a entendernos en un ámbito más que también es importante en nuestra vida. Nuestra salud sexual también es importante y tenemos que cuidarla.