Sobre lo que dijo Albert Einstein se puede aprender tanto en una clase de física cuántica como en una cafetería. En la primera, por motivos obvios. En la segunda, gracias a los sobres de azúcar que suelen acompañar al café. Y es sorprendente lo prolífico que fue este famoso científico. No solo tenía tiempo para enunciar algunas de las teorías más importantes de la historia de la física. Incluso para tocar el violín más que bien. También tenía tiempo de sobre para filosofar y pronunciar palabras que aún perduran en cualquier lista de frases célebres que se precie. El problema es que, si indagamos un poquito, veremos que la mayoría no son suyas. ¿Por qué se le atribuyen a él entonces?

Está claro que el boca a boca, aliñado con una buena dosis de redes sociales, ha hecho mucho por su difusión. Pero, si retrocedemos a la primera vez que se le atribuyeron, podemos preguntarnos: ¿por qué siempre a él?

Esto precisamente es lo que quería averiguar un equipo internacional de científicos al llevar a cabo una investigación publicada recientemente en Nature Human Behavior. Esta consistió en el desarrollo de una serie de encuestas en las que miles de voluntarios de todo el mundo se expusieron a frases de corte New Age confeccionadas de forma totalmente aleatoria por una inteligencia artificial. A pesar de no tener ningún tipo de sentido, cuando se le atribuyeron a un importante físico, también ficticio, los participantes les dieron mucha más credibilidad. Pero eso no es lo único que se deduce del estudio.

Frases célebres de Einstein: las que casi dijo y las que nunca pronunció

Einstein no se limitó a hablar solo sobre física. Tenía un gran interés por otras muchas ramas de la ciencia, así como por disciplinas alejadas de la misma. Por lo tanto, es cierto que dejó muchas palabras para el recuerdo. Pero muchas se han tergiversado enormemente hasta dar las frases célebres que hoy conocemos.

Por ejemplo, los defensores de la astrología citan a menudo lo que el famoso físico opinó sobre ella. Supuestamente, dijo esto: “La astrología es una ciencia en sí misma y contiene un cuerpo iluminador de conocimiento. Me enseñó muchas cosas y estoy muy en deuda con ella”. Sin embargo, según puede verse en un artículo de Nature en el que se analizan algunas de estas proclamas, lo que realmente dijo en una carta a un tal Eugene Simon fue:

"Estoy totalmente de acuerdo contigo con respecto a la pseudociencia de la astrología. El punto interesante es que este tipo de superstición es tan tenaz que podría persistir a través de tantos siglos".

Albert Einstein

Hay palabras que coinciden, pero el sentido del mensaje es totalmente el contrario. Ocurre algo parecido con su famoso “Dios no juega a los dados”. Se le atribuye a algo que dijo en una carta dirigida al también físico Max Born. Sin embargo, lo que realmente decía era:

"La mecánica cuántica [...] entrega mucho, pero realmente no nos acerca al secreto del Viejo. Yo, en cualquier caso, estoy convencido de que Él no juega a los dados". 

Albert Einstein

Ese Él en mayúscula, así como el término Viejo, podrían hacer referencia a Dios, sí. No obstante, algunos estudiosos del científico opinan que podría ser más bien una personificación de la naturaleza.

Sea como sea, lo que sí es verdad es que algunas de las frases célebres de Einstein tienen cierta veracidad. Un origen del que nacieron. Otras, en cambio, son totalmente inventadas. Basta con una revisión en Google para encontrar cientos de ellas. Algunas pueden incluso encontrarse atribuidas a él y a otros personajes de la historia. Otras son simples mensajes motivacionales, típicos de sobres de azúcar y tazas de regalo. O más acordes con la filosofía del movimiento New Age. En el caso de algunos de ellos, no hay nada escrito que demuestre que Einstein pronunció esas palabras. Pero el mensaje perdura, cobijado bajo el paraguas del genio. 

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La credibilidad del científico

Para la realización del estudio que se acaba de publicar, sus autores usaron un algoritmo online que genera aleatoriamente frases de temática New Age, sin ningún tipo de sentido.

Una búsqueda rápida en esta web puede generar frases como “la empatía es el motor de la serenidad” u “hoy en día la ciencia nos dice que la esencia de la naturaleza es la vida”. Suena muy bonito y filosófico, pero ciertamente no tienen demasiado sentido. Como tampoco lo tiene una de las que se usaron en el estudio: “El futuro será una profundización de punto cero de la conciencia”.

Incluso las personas religiosas dieron más credibilidad al supuesto científico

Todas esas frases se pasaron a 10.195 voluntarios de 24 países diferentes. Se les hizo leerlas y clasificarlas, según el nivel de credibilidad que tenían para ellos. Pero, además, se les dijo quién las enunció en su día. Entre los supuestos autores, todos ficticios, estaban un físico de partículas, llamado Edward K. Leal, y un líder espiritual, de nombre Saul J. Adrian.

Curiosamente, el 75% de los participantes calificaron en el punto medio de credibilidad o por encima del mismo las frases si se decía que su autor era Leal. En cambio, para Adrian bajaban a un 55%. Incluso las personas religiosas, seguidoras de corrientes espirituales, evaluaron más positivamente las frases de Leal, aunque la diferencia no fue tan marcada como en el resto.

Esto indica que la ciencia sigue siendo una autoridad que ayuda a dar credibilidad a una premisa, aunque sea difícil de entender. Es lo que se conoce como el “efecto Einstein”.  Muchas personas no entienden la teoría de la relatividad, pero la dan por buena porque lo dijo alguien con la valía intelectual del mismísimo Albert Einstein. 

Eso sí, según explican los autores del estudio en IFLScience, es importante que las frases no tengan un corte ideológico. En ese caso, puede que la autoridad científica no sea suficiente. Algo así es lo que se está viendo con las vacunas o el coronavirus. Es cierto que no debería haber una ideología detrás, pero sí que se han hecho grupos de pensamiento muy cerrados en los que ni siquiera los estudios científicos o la opinión de los expertos tienen cabida. Sí que se da credibilidad a algunos científicos, pero solo a los pocos que apoyan aquello que ese grupo reducido de personas quiere oír, a pesar de que las evidencias sostenidas por la ciencia no apunten en esa dirección.

Pero si dejamos eso a un lado y nos centramos solo en las frases célebres y la filosofía de sobres de azúcar, lo que dijo Einstein siempre tendrá mucha más credibilidad. Aunque vaya en contra de lo que él pensaba o, simplemente, no pasara nunca por su atareadísima cabeza. 

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