Si hablamos de la DEA fuera de Estados Unidos posiblemente nos vengan a la mente series como Breaking Bad u Ozark. Es lógico, puesto que se encarga de la Administración de Control de Drogas del país norteamericano. ¿Pero y si decimos que también tuvieron que intervenir en el reciente trasplante de corazón de un cerdo a un humano que se realizó con éxito en el Centro Médico de la Universidad de Maryland? Puede parecer descabellado, pero lo cierto es que tuvieron que estar presentes porque la cocaína fue un ingrediente indispensable para llevar a cabo la intervención.
Este dato concreto se dio a conocer poco después, en una entrevista concedida a Vice por el doctor Muhammad Mohiuddin, quien se encargó de dirigir la operación. Según contó en declaraciones a este medio, quizás sin la droga no habría sido posible conservar por tiempo suficiente el órgano.
Y ese es un factor importante; ya que, por desgracia, muchos órganos no pueden trasplantarse tras ser donados porque pierden su viabilidad en el transporte. Sí, se ponen medidas para evitar que se deteriore, pero no siempre son suficientes. Ahora, tras el éxito de esa intervención, sabemos que quizás la solución estaba en usar una pequeña cantidad de cocaína. Más trabajo para la DEA, no todo iba a ser narcotráfico.
La historia de amor-odio entre la cocaína y el trasplante de corazón
A la hora de elegir a un donante de órganos se tienen en cuenta muchos requisitos, más allá de la compatibilidad con el receptor.
También es importante que la persona que dona el órgano no tuviera patologías o hábitos que puedan suponer un peligro para quien lo recibe. Por eso, el historial de consumo de drogas se tiene muy en cuenta. Según cuál sea la droga y el tiempo que haga que no se consume, puede que la persona en cuestión pase o no el cribado. No obstante, en el caso de la cocaína, por lo general las puertas a la donación suelen cerrarse rápidamente. No es para menos, puesto que el consumo de esta sustancia plantea un gran riesgo de desarrollar complicaciones cardíacas, incluyendo isquemia miocárdica, vasoespasmo de la arteria coronaria, miocarditis y arritmias.
Sin embargo, se han llevado a cabo estudios que muestran que, a grandes rasgos, el trasplante de corazón puede ser viable con un donante con historial de consumo de cocaína. Siempre que el órgano no esté ya dañado, claro. De hecho, en 2020 se llevó a cabo un estudio en el que se señalaba que, para estudiar la situación a fondo, habría que tener en cuenta factores como el consumo de otras drogas o la vía de administración. Así se podría hacer un cribado mucho más conciso y no eliminar todas las posibles opciones. Por desgracia, la demanda de órganos sigue siendo muy superior a la cantidad de donantes, por lo que es necesario abrir la mano si se comprueba que no va a haber riesgos.
De cualquier modo, lo que está claro es que, a grandes rasgos, la cocaína no se lleva bien con los trasplantes de corazón. Por eso resulta curioso que haya sido vital en el éxito de este trasplante de un corazón de cerdo. Pero claro, la diferencia aquí es que la cantidad de cocaína estaba bien controlada. No era el donante, en este caso el cerdo, el que la consumía y, además, se usó una dosis mínima.
Droga para alargar la ‘vida’ de un corazón de cerdo
Tanto en este como en otros xenotrasplantes se usó un cerdo modificado genéticamente. Esto es importante, porque así se evita que los animales tengan determinados genes que favorecen el rechazo cuando sus órganos se trasplantan a los humanos. Además, se introducen genes que disminuyen aún más ese rechazo. Y se evita que el corazón de cerdo crezca demasiado.
Pero eso no es lo único que se debe tener en cuenta para que el trasplante sea exitoso. Tanto con órganos de otras especies como con los provenientes de los humanos, se deben buscar formas de aumentar su viabilidad. A veces, por mucho cuidado que se ponga, en el trayecto se deterioran y la intervención no llega a buen puerto.
Por eso, para aumentar aún más las posibilidades de éxito en su xenotrasplante, el equipo del doctor Mohiuddin optó por recurrir a una mezcla elaborada por una compañía farmacéutica sueca cuyo objetivo es precisamente ese: aumentar la viabilidad de los órganos que se van a trasplantar. La fórmula en cuestión contiene, entre otros ingredientes, una mezcla de las hormonas cortisol y adrenalina y una cantidad muy pequeña de cocaína. No se sabe exactamente por qué es tan efectiva esta droga, pero lo cierto es que los resultados lo corroboran.
Estos científicos de la Universidad de Maryland importaron una cantidad adecuada de mezcla a Estados Unidos, bajo la atenta supervisión de la DEA. Una vez comprobado que el objetivo era con fines médicos y que todo se hizo correctamente, se trató el corazón de cerdo con ella. Y voilá, el trasplante pudo realizarse con éxito.
Ha sido sin duda un gran avance, que ha puesto de manifiesto por enésima vez en la historia que las drogas, en buenas manos, sí que pueden ser beneficiosas. Desde el LSD hasta el cannabis, pasando por el opio. Son muchas las sustancias que te pueden matar; pero que, a las dosis adecuadas y con el objetivo correcto, te pueden hacer más fuerte. La cocaína no iba a ser menos.