Hace apenas unas semanas fue un corazón. Ahora ha llegado el turno del primer trasplante de riñón de cerdo a un humano realizado con éxito. Eso sí, a diferencia de lo que pasó con el corazón, esta vez el receptor del órgano se encontraba en muerte cerebral. Es un paso necesario para confirmar la seguridad del procedimiento antes de pasar a pacientes vivos con fallo renal.
Ya se había realizado un procedimiento similar el año pasado. La receptora fue una mujer, también en muerte cerebral. El riñón de cerdo modificado genéticamente funcionó a la perfección, filtrando la sangre y produciendo orina sin rechazo por parte del sistema inmunitario durante las 54 horas que estuvo en el cuerpo de la mujer.
No obstante, no fue un trasplante de riñón completo, puesto que el órgano solo se conectó al cuerpo de la mujer. No se introdujo en el lugar de su propio riñón previamente retirado. Pero esta vez sí que se ha realizado un trasplante completo. Ha ocurrido en la Universidad de Alabama en Birmingham y los resultados pueden leerse en Journal of Transplantation.
La importancia de los receptores humanos
Ya se habían realizado procedimientos similares usando primates no humanos como receptores. Sin embargo, según explican los autores del estudio en un comunicado, esto no da respuesta a algunos interrogantes importantes. Por ejemplo, la presión arterial tanto de los primates no humanos como de los cerdos es significativamente más baja que la humana. ¿Podría entonces mantenerse sin problema el flujo de sangre a través del riñón de cerdo después del trasplante?
Además, para ver si durante la intervención se dan intervenciones que puedan causar la muerte del paciente es importante practicar con humanos. Pero, sin garantías aún de seguridad, se debe empezar por un paso previo, con pacientes humanos, pero en muerte cerebral. En esta ocasión se optó por un hombre de 57 años, que permaneció 77 horas con el riñón de cerdo, hasta que finalmente los médicos desconectaron las máquinas que le mantenían con vida.
Trucos para evitar el rechazo tras un trasplante de riñón de cerdo
Al igual que con el trasplante de corazón que tuvo lugar recientemente, el cerdo al que se extrajo el órgano procedía de una piara genéticamente modificada.
La modificación se realiza sobre 10 genes. Por un lado se silencian tres genes del cerdo que contienen las instrucciones para la síntesis de algunas moléculas que dan la voz de alarma al sistema inmunitario humano para que reacciones contra el trasplante. También se silencia el gen de la hormona del crecimiento porcina, para que el riñón de cerdo no crezca excesivamente tras el trasplante. Y, para terminar, se añaden seis genes humanos que disfrazan al nuevo órgano, para que el sistema inmunitario no lo interprete como exógeno.
Por otro lado, antes del trasplante se realiza un procedimiento destinado a analizar la compatibilidad del cerdo y el receptor humano. Se usa un suero humano que contiene anticuerpos que atacan a las células del cerdo y se compara con el suero del paciente, para ver si también reaccionaría contra el trasplante. Después, el suero del propio receptor se mezcla con linfocitos del donante y se comprueba qué ocurre. Esto ayuda a tener más seguridad de que no se producirá el rechazo tras el trasplante de riñón de cerdo a humano.
Y así fue. En el mismo comunicado, los investigadores recuerdan que cuando volvieron a activar el paso de sangre a través del nuevo órgano contuvieron la respiración hasta comprobar que todo iba bien. El órgano se mantuvo saludable y empezó a producir orina inmediatamente.
Este procedimiento, que tuvo lugar el pasado otoño, es una gran noticia, que puede abrir la puerta finalmente a los xenotrasplantes de riñones para pacientes humanos con fallo renal. Es una gran ventaja, pues podría ayudar a solventar el problema de escasez de donantes humanos al que se enfrentan en todo el mundo. Incluso en países como España; donde, a pesar de estar a la cabeza como donantes de órganos, nunca son suficientes. Contar también con esta ayuda porcina sería un gran respiro que ayudaría a salvar muchísimas vidas.