El pasado 15 de enero, la erupción de un volcán submarino en Tonga hizo temblar al mundo entero. Literalmente. Y es que la perturbación resultante provocó tsunamis en varios países más allá de esta nación de la Polinesia. 

Dos mujeres murieron en Perú, a más de 10.000 kilómetros de distancia de Tonga ahogadas por las grandes olas. Al contrario que otros países también muy alejados, como Canadá o Chile, en Perú no se emitió la alarma por tsunami. Parecía inverosímil que pudiera llegar tan lejos, pero lo hizo. También el aumento del nivel del mar generó algunos daños por inundaciones en Estados Unidos e incluso aquí en España pudo sentirse la perturbación atmosférica en un fenómeno conocido como “meteotsunami”.

¿Pero por qué? ¿Qué tiene el volcán submarino de Tonga que no tuvo, por ejemplo, el volcán de la Palma? Para empezar, no es lo mismo una erupción bajo el mar que por encima de la superficie. Pero son más las características que han convertido al de Tonga en toda una bomba de relojería. De hecho, ya había dado algunos avisos en los últimos años. Hasta en el último mes. Pero ninguno había sido tan enorme como este último. 

¿Qué es un volcán submarino?

Una de las claves que ha hecho tan intensa la erupción de Tonga ha sido que se trata de un volcán submarino.

Esto significa que la erupción se genera por el movimiento de las placas dorsales oceánicas y que el volcán en cuestión se encuentra en el fondo marino, sin llegar a superar la superficie.

En las Islas Canarias, donde aún se sacuden las cenizas del volcán de Cumbrevieja, también tienen experiencias con volcanes submarinos. Aunque es en otra isla, la de el Hierro, donde se encuentra el Tagoro, surgido de una erupción ocurrida en 2011. Aquella no fue ni parecida a la de Tonga. Como tampoco lo han sido las que han ocurrido en los últimos años. ¿Qué ha tenido entonces esta para ser tan explosiva?

Crónica de una explosión anunciada

Shane Cronin, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, es uno de los científicos que mejor conocen el volcán submarino de Hunga Tonga.

Junto a su equipo, ha estudiado sus erupciones desde 2009, cuando se liberaron algunos chorros de magma y vapor a través del mar.

Se calcula que en Tonga se dan este tipo de erupciones cada 1.000 años

Por eso, han sido de los primeros investigadores en lanzarse a estudiar esta última gran explosión. Y, según ha explicado en un artículo para The Conversation, han descubierto que, posiblemente, las anteriores fueron un aviso de lo que estaba por venir. Pero no se podía saber con exactitud. Simplemente, una vez que han ocurrido, se puede analizar el rastro químico que dejan y establecer relaciones entre ellas.

En esta ocasión parece probable que aquellas pequeñas erupciones fueran la señal de que el sistema se estaba recargando de magma para un gran evento como el ocurrido el 15 de enero.

Aunque lo cierto es que, en cierto modo, sí que podría predecirse una gran erupción en este siglo. A lo largo de la zona del volcán submarino de Tonga se han encontrado depósitos de cenizas volcánicas que parecen corresponderse con dos grandes erupciones en el pasado. Gracias a la datación por radiocarbono, observaron que este tipo de eventos tan explosivos se han dado en las islas con unos 1.000 años de diferencia entre ellos. Y el último ocurrió aproximadamente en el año 1100 después de Cristo; por lo que, en base a eso, tocaba otra en este siglo.

Cooperative Institute for Meteorological Satellite Studies

Las peculiaridades de la erupción del volcán submarino de Tonga

A pesar de todo lo dicho anteriormente, no se podía saber con antelación la fecha exacta en la que ocurriría la gran erupción del volcán submarino de Tonga.

Ni siquiera podría preverse una pequeña, pero es que esta además cuenta con grandes peculiaridades que explican su explosividad. Y la clave está en la temperatura.

La reacción que generó su explosividad se ha dado en otros fenómenos tan diferentes como el desastre de Chernóbil

En su artículo, el profesor de la Universidad de Auckland explica que si el magma despedido por el volcán submarino se eleva lentamente a través del mar se genera una fina película de vapor entre el magma y el agua. Así se produce el aislamiento necesario para evitar que el magma, a unos 1.200ºC, se enfríe. Pero si el magma sale expulsado rápidamente de un suelo cubierto de vapor volcánico la cosa cambia. En ese caso, aunque se hubiese llegado a formar la capa de vapor, esta se interrumpiría y el magma entraría en contacto directo con el agua fría. 

Este proceso se conoce como “interacción combustible-refrigerante” o "explosión de vapor", porque genera una ebullición muy violenta. Es común en volcanes, pero también se asocia con otros tipos de fenómenos. Por ejemplo, se cree que buena parte de la destrucción causada por el desastre de Chernóbil en 1986 se debió precisamente a esta reacción. En el momento inicial fue el agua usada para el enfriar el reactor la que pudo provocar la reacción al entrar en contacto directo con el combustible nuclear caliente. No obstante, la situación podría haber sido aún peor cuando se sumó a la ecuación el agua que se usó para extinguir los incendios y enfriar la zona. Por eso, se procedió a construir túneles bajo el reactor que sirvieran para drenar dicha agua. 

Tsunamis y meteotsunamis a miles de kilómetros

Esa gran explosión, cuyo origen ya conocemos, no se ha sentido solo en la Polinesia. Su onda expansiva generó grandes olas que han azotado la costa de países a miles de kilómetros. Y aunque en otros lugares no han visto el mar intentando tocar el cielo, sí que han experimentado algo conocido como tsunami atmosférico o meteotsunami.

Ocurre cuando un descenso muy brusco en la presión atmosférica provoca fuertes variaciones en las mareas altas. En España es bastante común en las islas. De hecho, tiene su propio nombre. En Baleares se conoce como rissaga, que significa resaca en menorquín. Y en Canarias como “mareas del Pino”, ya que es común que ocurren anualmente coincidiendo con la festividad de la Virgen del Pino, el 8 de septiembre.

El meteotsunami es un fenómeno bien conocido en las islas Baleares y Canarias

Pueden generarse daños importantes en los puertos marítimos. Por ejemplo, en 2006 se produjo una rissaga muy intensa en el Puerto de la Ciutadella, en Menorca. Las mareas tuvieron abruptos cambios que alcanzaron los 4 metros, produciendo daños importantes en muchas embarcaciones.

Esta vez no ha sido tan fuerte. Al fin y al cabo, el origen de la perturbación estaba a casi 18.000 kilómetros de distancia. No obstante, los barómetros de la zona, así como de prácticamente el resto del mundo, sí que se estremecieron a causa de la explosión.

Y no es para menos. Según nuevos cálculos de Cronin publicados hoy por medios de comunicación de todo el mundo. Esta podría ser la mayor erupción volcánica ocurrida en el planeta en los últimos 30 años. Empieza fuerte este 2022.