Leonardo da Vinci es el prototipo típico de hombre renacentista: pintor, ingeniero, escultor, músico, filósofo, poeta… Lo tenía todo el florentino. Incluso hizo pinitos con la anatomía. De hecho, mezclaba la ciencia con el dibujo, pues se dedicaba a realizar disecciones en cadáveres y plasmar en el papel lo que veía. Así llegó a dibujar El Hombre de Vitrubio, una de sus obras más icónicas, en la que muestra las que se supone que son las proporciones perfectas del ser humano. Pero también hizo algunos diseños de partes más concretas de la anatomía. Es el caso, entre otros, del ano, la vagina y la vulva de la mujer. El problema es que, en un giro nada sorprendente de los acontecimientos, se dejó algunas partes de la vagina olvidadas. Por ejemplo, el clítoris. 

Lo ha mostrado recientemente el Museo de la Vagina en una publicación de su cuenta de Twitter. Sí, quizás lo primero que llama la atención aquí es que exista un Museo de la Vagina. También vamos a tratar este tema. Pero volvamos a lo importante: ¿por qué no está el clítoris en los dibujos de Leonardo da Vinci?

En el museo creen que en realidad fue porque el artista renacentista tenía un objetivo preferente: el ano. Le interesaba mucho más saber cómo era, así como conocer los mecanismos de su funcionamiento. La vagina simplemente estaba cerca y había que representarla. Pero claro, se dejó unos cuantos detalles en el intento.

¿Qué es el Museo de la Vagina?

Lo prometido es deuda. Antes de hablar de los olvidos de Leonardo da Vinci, veamos qué es el Museo de la Vagina.

Es un museo ubicado en Reino Unido que en su página web justifica su existencia de una forma muy sencilla. Ya existía un museo del pene. En Islandia, concretamente. ¿Por qué no uno de la vagina?

Ya existía un museo del pene, por lo que era lógico tener también uno de la vagina

Por eso, en 2017 comenzaron organizando exposiciones por todo el país y, poco después, abrieron sus primeras instalaciones en el mercado de Camden, en Londres. Este museo está constituido con seis objetivos principales. En primer lugar, dar a conocer la anatomía ginecológica y la salud relacionada con la misma. También, dar confianza a las personas para hablar sobre estos temas, que siguen siendo un tabú en muchos ámbitos. En línea con lo anterior, buscan borrar el estigma que hay en torno a la anatomía ginecológica. Además, se presentan como un foro para el feminismo, los derechos de las mujeres, la comunidad LGBT+ y la comunidad intersexual. Por supuesto, también en relación con eso, pretenden desafiar el comportamiento cisnormativo y heteronormativo. Y, para terminar, promueven valores interseccionales, feministas y trans-inclusivos.

Básicamente, si este museo hubiese existido entonces, da Vinci quizás no se habría dejado el clítoris atrás. Pero, volviendo al dibujo, ¿qué más se olvidó?

El día que Leonardo da Vinci se olvidó del clítoris

El clítoris ha sido, es y ojalá no sea siempre un gran olvidado. No está muy claro quién lo descubrió. Uno de los primeros anatomistas en estudiarlo y describirlo fue el italiano Mateo Realdo Colombo, en 1559. Eso sí, él no fue quien le dio su nombre actual, pues en sus escritos lo bautizó como amor veneris. De cualquier modo, tampoco está claro que él fuese el descubridor del clítoris, pues parece ser que ya se mencionaba en algunos documentos de anatomistas del siglo II antes de Cristo. 

Lo que está claro es que cuando Leonardo da Vinci lo pintó, en 1508, no era precisamente un gran conocido. Tampoco es un gran pretexto, pero al menos tiene más excusa que quienes niegan su existencia en el siglo XXI.

Leonardo da Vinci intentaba comprender qué músculos componen el esfínter

Es menos excusable que se olvidara también de los labios menores. Pero lo cierto es que parece que la vagina era prácticamente un atrezzo alrededor del verdadero protagonista de su dibujo. El artista estaba interesado en averiguar cómo funcionan los músculos del esfínter. De hecho, junto al dibujo se muestran algunos esquemas en forma de remolino en los que se representan sus conclusiones al respecto. Y, viéndolos, cabe destacar que también se equivocó.

Según su descripción, el esfínter tendría cinco músculos involucrados en la liberación de deposiciones. En cambio, lo que pasa en realidad es que hay un músculo en forma de anillo que se tensa y se relaja, como explican en la publicación del Museo de la Vagina. 

No obstante, en otro análisis de la ilustración, realizado por el el Royal Collection Trust, aclaran que, por la forma del orificio uretral representado, podría ser que la mujer a la que diseccionó tuviese debilitado el suelo pélvico a causa de haber experimentado varios partos. De hecho, el propio Leonardo la describió como una mujer multípara.

En definitiva, da Vinci estaba demasiado ocupado intentando entender el esfínter como para darse cuenta de que se había olvidado el clítoris. Y tampoco tuvo el mejor sujeto de estudio posible. Pero a lo mejor, si se hubiese dado más voz a las mujeres en la época, habría sido más fácil tener un dibujo completo de la anatomía humana. Pero claro, ¿a quién se le iba a ocurrir eso?

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