No todo lo natural es inocuo. En este medio hemos hecho esta advertencia muchas veces. Como también se hace en otros muchos lugares de difusión de la información científica. Pero a veces parece que el mensaje no cala. Se demoniza lo sintetizado artificialmente y lo natural se sube a los altares. Sin embargo, los remedios y suplementos a base de sustancias naturales pueden llegar a ser muy peligrosos. También para los deportistas. De hecho, en su caso, incluso pueden llegar a considerarse dopaje.
Estas son algunas de las advertencias que ha hecho un equipo de científicos de la Sociedad Europea de Cardiología en un informe que se acaba de publicar en European Journal of Preventive Cardiology.
En él analizan las consecuencias, no solo de consumir determinadas sustancias, también de mezclarlas con otras. Y es que este es otro de los grandes problemas de las sustancias naturales. Que no tienen un prospecto que especifique con qué no se pueden mezclar o cuáles son las dosis adecuadas para tomar. Es aplicable a toda la población, pero juega aún más importancia entre los deportistas, pues a menudo pueden excederse con determinadas sustancias para poder mejorar su rendimiento. Esto les hace caer en el dopaje, pero también puede poner su salud en peligro.
Los dos peligros del dopaje
Si se insiste a los deportistas en que no caigan en el dopaje no es solo para evitarles las sanciones. Lógicamente esa es una de las causas, sí. Pero es que también a veces esas sustancias cuyo uso se intenta controlar pueden ser muy peligrosas para la salud.
Por ejemplo, según explican en un comunicado los autores de este último trabajo, los deportistas que consumen esteroides anabólicos androgénicos pueden tener entre 6 y 20 veces más posibilidades de morir que aquellos que están limpios. Alrededor del 30% de esas muertes son por causas cardiovasculares.
Por eso, estos científicos insisten en recordar que las sustancias dirigidas a mejorar el rendimiento deben pasar siempre por el criterio de un médico. Es común que los atletas se hagan recomendaciones entre ellos o que se dejen llevar por los consejos de sus entrenadores. Incluso de familiares y amigos ajenos al deporte. Se deja de lado la visión experta de un médico. Y sí, todos sabemos que muchas veces son los propios médicos los que participan a sabiendas en el dopaje. Pero esa ya es una cuestión ajena a la ciencia que no procede comentar en este artículo. Además, no es algo generalizado. Hay mucho médicos deportivos muy buenos.
El caso es que un médico deportivo sabrá, en primer lugar, si esa sustancia se considera dopaje. Pero también cuáles son las dosis seguras, si el deportista tiene algunos antecedentes que desaconsejen su consumo o si hay otras sustancias con las que no se deba mezclar.
No todo lo natural es inocuo, tampoco para los deportistas
Generalmente las sustancias naturales no se consideran dopaje. Pero esto es precisamente porque su consumo está mucho peor regulado que el de los fármacos. Hay vacíos legales de los que se pueden aprovechar. Y si encima es natural, pues no pasa nada.
Pero eso es un error. Por ejemplo, estos científicos citan el caso de la cafeína. Se sabe que mejora el rendimiento en general, pero sobre todo la capacidad aeróbica de los atletas de resistencia. Su consumo está más que extendido en cualquier ámbito, todos tomamos un café de vez en cuando, o incluso a diario. Y no pasa nada. Hasta puede llegar a ser beneficioso. Pero con los deportistas la cosa cambia.
Muchas veces recurren a suplementos deportivos a base de cafeína que suponen una dosis mucho mayor. Si esta dosis se controla (de nuevo interesaría el consejo de un médico) no pasa nada. Pero si se excede pueden darse síntomas como taquicardias, arritmias, subidas de tensión e incluso muertes súbitas en casos extremos.
Por eso, es importante que incluso esta sustancia la controle a ser posible un especialista. De hecho, esto es aplicable a cualquier sustancia natural, en cualquier ámbito. No solo el deportivo.
Más allá del deporte
Un ejemplo muy conocido de lo mencionado anteriormente es el de la hierba de San Juan. Como su propio nombre indica, es una hierba, una sustancia natural. Se le atribuyen propiedades calmantes y antidepresivas, de ahí que muchas personas la consuman para calmar la ansiedad. O incluso en situaciones de depresión. El problema, además de que el hecho de ser una hierba no permite controlar adecuadamente su consumo, es que interactúa con muchos medicamentos, generando efectos que pueden ser muy graves.
Por ejemplo, si se toma con anticonceptivos puede disminuir sus efectos, dando lugar a embarazos no deseados. Pero no solo eso, también es posible que aumenten los sangrados menstruales, o incluso que se sangre entre una regla y otra. También se le conoce interacción con algunos fármacos quimioterapéuticos, a los que reduce su efecto. En este caso, como es lógico, las consecuencias pueden ser muy graves. En general reduce los efectos de muchos fármacos. Pero otras veces los potencia, y eso también puede ser muy dañino.
Es el caso de los antidepresivos. No es raro que alguien tome hierba de San Juan, por consumir algo natural, pero también la acompañe de antidepresivos. En ese caso, se puede producir algo conocido como síndrome de serotonina, que se da cuando los niveles de este neurotransmisor se elevan demasiado. Los síntomas van desde mareos y confusión hasta malestar estomacal, espasmos y rigidez muscular. Pero también puede llegar a provocar la muerte si no se soluciona a tiempo.
Por eso, ni los deportistas ni la población general deberíamos tomar alegremente suplementos nutricionales o remedios a base de hierbas, escudados por la tranquilidad de que son naturales. Aun si lo son, debemos considerarlos como si fuesen fármacos, y pensar que una dosis excesiva o una mezcla inadecuada nos pueden salir muy caras. Para saber si es así, siempre, lo mejor es buscar en las fuentes adecuadas. Y, por supuesto, consultar con un profesional. No todo va a ser esquivar el dopaje.