Pfizer ha anunciado este martes, 16 de noviembre, que su pastilla contra el coronavirus, paxlovid, estará disponible en países de bajos ingresos gracias a la cesión de la patente.
Esta noticia llega apenas 11 días después de que se anunciaran los resultados preliminares sobre eficacia del fármaco. Y también 12 días más tarde del anuncio de la aprobación de la pastilla de Merck, molnupiravir, para su comercialización en Reino Unido.
Esta última se convirtió así en la primera pastilla contra el coronavirus aprobada para su uso en el domicilio de los pacientes. Fue un gran paso adelante en la lucha contra la pandemia, que además llegó acompañado de otra gran noticia. Y es que poco antes de recibir esta luz verde Merck ya había anunciado que compartiría su patente con 105 países de bajos ingresos.
Sin duda, ambas compañías se pisan los talones en sus resultados y sus decisiones. Unas decisiones que pueden ser muy útiles, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de personas que siguen sin inmunizar en el mundo por culpa del difícil acceso a las vacunas.
La pastilla de Pfizer, muy necesaria en países de bajos ingresos
Pfizer ha emitido un comunicado a través de su cuenta de Twitter en el que señala que los países con los que compartirá la patente representan un 53% de la población mundial.
En estos países, además, el porcentaje de inmunización es muy bajo por el difícil acceso de la población a las vacunas de la COVID-19. Incluso muchos de los sanitarios están aún sin vacunar. Por eso, mientras se pone solución a este problema, primero fue Merck la compañía farmacéutica que optó por compartir su patente con más de 100 países de bajos ingresos. Lo ideal sería que pudieran vacunarse. Pero, mientras tanto, dispondrán de esta pastilla contra el coronavirus que reduce en un 50% la probabilidad de hospitalizaciones en personas recién diagnosticadas.
Ese porcentaje es aún mayor con la paxlovid de Pfizer. Por eso, es una buena noticia que la compañía haya decidido compartir también su patente con 95 países. Como lo sería que hiciese lo propio con la de su vacuna de ARNm contra la COVID-19.
En su caso, esta cesión viene de la mano de un acuerdo con Medicines Patent Pool, una organización de salud pública respaldada por las Naciones Unidas.
De cualquier modo, es importante destacar que, si bien los resultados preliminares fueron muy buenos, la pastilla contra el coronavirus de Pfizer aún no ha recibido el permiso de ninguna agencia reguladora para su administración a la población.
Habrá que esperar a la finalización de los ensayos clínicos y, con ella, la valoración por parte de dichas entidades. Llegados a ese punto, quizás ya pueda comenzar a distribuirse por esos países de bajos ingresos que tanto la necesitan.
Sin duda, somos unos privilegiados por tener un porcentaje de vacunación tan alto como para poder esperar esta aprobación con calma. En otros puntos del mundo esperan alguna herramienta para frenar la pandemia como el agua de mayo. Es un motivo para valorar lo que tenemos y confiar en la ciencia; que, independientemente de asuntos políticos o económicos, nos está sacando de esta poco a poco.