No todo lo natural es sano. Esta es una premisa que deberíamos grabarnos a fuego, pues cada vez son más los casos conocidos de personas que han sufrido algún tipo de patología por el consumo de hierbas y productos naturales, ya sea en forma de píldoras, en infusión o en cualquier otro formato. Algo así le ocurrió a un hombre australiano de 34 años, que desarrolló adicción a los opioides por algo tan aparentemente inofensivo como consumir frecuentemente una infusión de semillas de amapola.
Tanto estas como otras semillas gozan de una gran fama por tener multitud de propiedades beneficiosas para la salud. Por ejemplo, se promocionan como una gran arma frente a las enfermedades cardiovasculares, por su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados. Además, contienen calcio, magnesio, hierro y vitaminas B6 y C. Todo un arsenal de nutrientes saludables que se usa en ensaladas, en productos de panadería y otros muchos platos. Esto podría llevarnos a pensar que son un gran ingrediente para fabricar infusiones. Pero lo cierto es que no lo son.
Y es que, al hidratarse, liberan morfina y otros opioides. Es cierto que estas son sustancias muy útiles en medicina, pero si se toman sin control pueden provocar una adicción muy peligrosa. El paciente australiano, cuyo caso se ha descrito en Medical Journal of Australia, lo sabía. De hecho, ya había sufrido anteriormente esta adicción. Por eso, no podemos decir que tomara la infusión de semillas de amapola precisamente por la vitamina C. Pero lo que seguro que no sabía es que los efectos no serían tan diferentes de los que sufrió en su día con el abuso de ciertos fármacos.
El peligro de la adicción a los opioides
Antes de hablar sobre los motivos por los que la adicción a los opioides es peligrosa, es importante saber qué son los opioides.
Se trata de cualquier sustancia, tomada de forma exógena o generada por el propio organismo, que actúe sobre los conocidos como receptores de opioides. Estos se encuentran en varios lugares, pero especialmente en el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal, de ahí que sea donde se generan la mayoría de sus síntomas.
Dentro de los opioides se encuentra un grupo más pequeño, conocido como opiáceos, derivados de algunas especies de amapola, como Papaver somniferum. Entre ellos se encuentran drogas ilegales, como la heroína, pero también algunos fármacos, como la morfina, usados generalmente para tratar el dolor. Tanto unos como otros pueden generar una gran adicción, debido a que los receptores de opioides tienen un papel fundamental en los sistemas de recompensa.
Estos sistemas son aquellos por los que algunas sustancias o estímulos de interés evolutivo nos generan un gran placer. Por ejemplo, un chuletón nos aportará energía y el sexo nos ayudará a perpetuar la especie, aunque esta no sea la finalidad con la que hoy en día practican sexo la mayoría de seres humanos. Son muchos los componentes que intervienen en estos sistemas. Uno de los más importantes es la dopamina y, por supuesto, sus receptores. Básicamente, estos estímulos provocan que se genere una gran cantidad de esta hormona, asociada con una sensación de gran bienestar. Pero también juegan un papel muy importante los opioides y sus receptores.
Y el problema es que, a veces, el cerebro va generando cierta tolerancia, de modo que cada vez se necesita un estímulo más grande para desencadenar la respuesta. Aquí es cuando podemos empezar a hablar de adicción.
La adicción a los opioides es un grave problema en todo el mundo. No solo porque la abstinencia puede hacer muy difícil la vida de una persona. También porque su consumo en exceso puede causar la muerte. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, más del 70% de las muertes que se producen por consumo de drogas en el mundo está relacionado con los opioides.
El paciente protagonista de este estudio sabía muy bien lo grave que es esto. Por eso, de la heroína pasó a opioides de uso médico, adquiridos ilegalmente sin receta, como la oxicodona o la codeína. Y de ahí a la infusión de semillas de amapola.
Los síntomas de la infusión de semillas de amapola
El paciente en cuestión tuvo que ser atendido por síntomas como náuseas, vómitos, dolor muscular y, sobre todo, un gran síndrome de abstinencia.
Cuando los doctores que lo atendieron vieron su historial, prometió que no había vuelto a consumir drogas. Sin embargo, sí que reconoció que llevaba un tiempo tomando frecuentemente una infusión de semillas de amapola. Hacía un tiempo había comprado un par de kilos de semillas de amapola, que fue dosificando poco a poco. Cada día, mezclaba unas pocas con un líquido, generalmente zumo de cítricos, y las dejaba infusionar. Después, las bebía pensando que, quizás, tendría los síntomas que un drogadicto considera beneficiosos, sin pasar por la terrible sensación de abstinencia generada por la adicción a los opioides.
Pero nada más lejos de la realidad. Los efectos negativos eran prácticamente los mismos. Comenzaban al día siguiente del consumo y podían durar hasta 3 semanas, haciéndose cada vez más y más intensos.
Dada la situación, fue derivado a la clínica especializada en adicciones Turning Point, en Melbourne. Allí, se le comenzó a administrar una inyección subcutánea de buprenorfina. Este es un opioide, que se usa precisamente para tratar la adicción a los opioides, por lo que pronto comenzó a sentirse mejor. De hecho, un mes después del inicio del tratamiento la necesidad imperiosa de tomar infusión de semillas de amapola había cesado y ya no sentía efectos secundarios remarcables. Pero si no hubiese acudido a tiempo al hospital, las consecuencias podrían haber sido fatales.
Por eso, dado lo fácil que es acceder a las semillas de amapola y lo sano que sabemos que es su consumo ingerido (sin abusar tampoco), los autores del estudio insisten en recordar a la población que tomarlas en infusión es una malísima idea. Por muy natural que sea.
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