¿Importa el tamaño del pene? Esta es una pregunta que nos hemos hecho todos muchas veces, pero no suele haber consenso en la respuesta. Quizás lo más conciliador sea decir que no. Y quizás sea así entre humanos, pues el éxito reproductivo no suele ir ligado a las dimensiones del miembro. Pero en otros animales la cosa cambia.

Hay especies que han tenido que desarrollar penes más grandes por todo tipo de motivos. Algunos están relacionados directamente con el hecho de atraer a las hembras para el apareamiento. Pero otros son bastante más rocambolescos. A la par que fascinantes, por supuesto.

Estos son seis de los ejemplos más sorprendentes, aunque hay muchísimos más.

Los patos que cambian el tamaño del pene según las circunstancias

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Aythua affinis. Basar (Wikimedia Commons)

Generalmente, el tamaño del pene en los seres humanos ya no es un factor determinante a la hora de reproducirse. Quizás sí lo fue en los albores de la especie, pero hoy en día se le da bastante más valor a cualidades como saber lavarse los calzoncillos. 

Existen grandes diferencias en el tamaño del pene entre patos que viven solos con una hembra, o en grupos con muchos machos y pocas hembras

Pero aún hay animales cuyos machos necesitan genitales vistosos para atraer a las hembras. Esto, generalmente, se relaciona con una mayor cantidad de semen y, por lo tanto, un mayor éxito reproductivo. Es el caso de algunos patos, como el porrón bola (Aythya affinis) y el pato rojizo (Oxyura jamaicensis).

Lo descubrió en 2017 la bióloga evolutiva Patricia Brennan, cuyos resultados pueden leerse en un estudio publicado en The Auk: Ornithological Advances y divulgado por Nature. En dicho trabajo, muestra las diferencias observadas en el tamaño del pene en patos que vivían en pareja o en grupos con muchos machos para una sola hembra.

Comprobó que tenían la capacidad de adaptar las dimensiones de su miembro. Es decir, en el primer caso, este alcanzaba el que se consideraría un tamaño normal, en comparación con otros patos. Sin embargo, en los que vivían en grupo, la existencia de competencia con otros machos provocaba que su pene creciera mucho más. 

Pero, ojo, que aquí las hembras también tienen mucho que decir. Y es que en un estudio anterior, llevado a cabo por la misma científica, se vio que sus genitales han evolucionado para impedir el acceso de aquellos machos que intenten forzar la cópula. Esta conformación les permite ser solo ellas las que eligen al macho, pues deberán colocarse en una postura muy concreta para que el pene pueda penetrar en su vagina y, además, depositar el esperma cerca de los óvulos. Ellos exhiben sus atributos y ellas eligen, sin presiones. Como debería ser en todas las especies. 

Chimpancés versus gorilas

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Foto por Rob Schreckhise en Unsplash

El caso de los primates es variadísimo, pues se reproducen en circunstancias muy diferentes. Puede verse claramente comparando a los gorilas (Gorilla gorilla) y los chimpancés (Pan troglodytes).

Con respecto al pene, curiosamente, el del gorila mide unos 3 centímetros en erección, mientras que el del chimpancé alcanza los 7 centímetros. Proporcionalmente a su tamaño es mucho mayor el segundo. Y es que es precisamente por su constitución por la que los gorilas no necesitan un miembro inmenso. Su competencia entre machos es más bien física, por eso son tan fuertes y grandes. No necesitan un pene grande para impresionar a la hembra.

En cambio, los chimpancés sí que lo necesitan. Aunque más que el tamaño del pene, el que marca la diferencia en estos simios es el tamaño de los testículos. Esto podría explicarse por la hipótesis del volumen de esperma, que indica que algunas especies muestran a las hembras que tienen una mayor cantidad de semen para fecundarlas, enseñando testículos de grandes dimensiones. Una gran fábrica debe generar un gran producto, de ahí que sea tan importante esta exhibición. 

Del tamaño del pene al del báculo

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Jeroen Bosch (Unsplash)

El báculo es el hueso del pene. Una estructura que se ha perdido en algunas especies, como los humanos, pero que aún se encuentra en otras muchas.

La razón por la que unos animales lo han conservado y otros lo han perdido a medida que han evolucionado no está clara. Hay muchas teorías, siendo una de las más importantes la competencia entre machos. De hecho, se ha visto que en animales como los lobos (Canis lupus) y los perros (Canis lupus familiaris), que en estado salvaje son más territoriales y pueden tener situaciones competitivas, el báculo cuenta con surcos uretrales profundos e inserciones en el bulbo del glande. Esto, al parecer, podría ayudarles a retirar el semen de otros machos que hubiesen copulado a la hembra previamente. Así compiten por la reproducción, pero sin necesidad de pelearse. 

El cangrejo ermitaño: un pene grande para no perder su casa

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David Clode (Unsplash)

El caso del cangrejo ermitaño (Coenobita spp) es uno de los animales más curiosos en lo que al tamaño del pene se refiere. 

Un pene más largo les permite copular sin abandonar la concha

Lo describió en 2019 Mark E. Laidre, de la Universidad de Dartmouth, en un estudio publicado en la revista de la Royal Society. En él, se analizan los casos de varios de estos cangrejos, comparando el tamaño de sus penes con el valor de sus conchas.

Son animales especiales, porque llevan literalmente su casa a cuestas. Pero no como los caracoles, que la tienen incorporada en su cuerpo. Ellos pueden salir y entrar. Normalmente para copular con una hembra salen, pero mientras tanto dejan su hogar desprotegido, por lo que podría robárselo otro animal. Y es aquí donde se ve la importancia del tamaño del pene.

En la investigación previa a la publicación de su estudio, Laidre comprobó que aquellos cangrejos con conchas más valiosas tienen penes más largos. El motivo es que pueden extenderlos hacia fuera para copular. De este modo, no tienen que salir de casa para tener sexo. Se reproducen y no pierden su hogar. Un win win en toda regla.

El gusano plano y su lucha de espadas

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Stephen Childs (Wikimedia Commons)

El caso de algunos animales hermafroditas, como los gusanos planos de la especie Pseudoceros bifurcus, es especialmente interesante.  

Al ser hermafroditas, compiten con sus penes para intentar fecundar al otro

Al ser hermafroditas tienen genitales tanto femeninos como masculinos, de modo que pueden fecundar, pero también ser fecundados. A grandes rasgos, podría decirse que pueden actuar como machos o como hembras. Pero todos quieren ser machos. Y no es para menos. Aquí ocurre como en otras tantas especies. El macho fecunda y ahí se acaba su trabajo. La hembra tiene que invertir un montón de energía en todo el proceso reproductivo.

Por eso, cuando dos ejemplares se plantean la cópula, ambos sacan sus penes e intentan, literalmente, clavárselo al otro. El proceso es casi una lucha de espadas, en el que el tamaño del pene es bastante importante. Y también en el que ambos suelen terminar bastante heridos. Pero sobre todo el perdedor, que al final no solo tiene que lidiar con las lesiones, también con el embarazo. Sin duda, estos animales deberían aprender de los patos. 

Déjate fluir como los percebes

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Raresvent (Wikimedia Commons)

Los percebes (Pollicipes pollicipes) también son hermafroditas, pero bastante más civilizados que los gusanos planos. En realidad, se parecen algo más a los patos. Sin embargo, en este caso el tamaño del pene no depende de la competencia, sino de las aguas en las que viven.

Los percebes adaptan el tamaño y al forma de su pene a la situación de las aguas en las que viven

Y no solo el tamaño, también su forma y su consistencia. En general tienen un miembro bastante grande. De hecho, en proporción al cuerpo, se considera el más grande que se ha medido nunca, pues puede alcanzar ocho veces el tamaño de su cuerpo. 

Esto les permite encontrar y fertilizar a vecinos alejados, sin separarse de las rocas a las que viven pegados. Pero claro, el proceso puede verse enturbiado por el bamboleo de las aguas. Por eso, la forma de su pene variará en función del lugar en el que vivan. 

Concretamente, en aguas tranquilas tendrán penes más largos y delgados, pero cuando hay muchas olas se adaptan a la situación y exhiben penes más cortos y robustos, que les permiten llegar a rocas aledañas sin verse desviados por las ondulaciones marinas. Otro caso fascinante de sexo adaptado a las circunstancias.