El lanzamiento de la misión Lucy ha sido todo un éxito. Ahora, la sonda viajará hacia dentro en el sistema solar hasta llegar a Júpiter. O, más concretamente, hasta llegar a los asteroides troyanos que se encuentran alrededor del gigante gaseoso. Pero ¿por qué es tan interesante estudiar estos asteroides para la NASA?
La misión Lucy ha comenzado su viaje sobre las 11:34 hora peninsular española o las 4:34 hora de Ciudad de México. El lanzamiento de la NASA se ha producido sin ningún retraso ni problema técnico. Y es que todo ha salido según lo planeado por la agencia espacial.
Esta es, además, la primera vez que una misión al espacio profundo se nutrirá tan solo de energía solar, según explicó a la prensa en Madrid hace unas semanas Adriana Ocampo, directora científica de la misión de la NASA. "Es la primera vez que la NASA va al espacio profundo solo con energía solar", ha señalado la investigadora.
En palabras de Ocampo, las celdas creadas para captar la energía solar en esta misión serán un retorno del conocimiento para la sociedad; ya que gracias a esta investigación se ha mejorado esta tecnología. "Las celdas están cosidas a las velas de la nave", ha añadido la reconocida científica.
Estudiar los asteroides troyanos
El camino de la sonda Lucy será largo y peligroso. Tardará 11 años y unos 6 meses, si todo sale según lo previsto, en llegar a Júpiter para estudiar los asteroides troyanos. Pero por el camino tendrá que atravesar el cinturón de asteroides que hay entre Marte y Júpiter. Allí también parará con la intención de estudiar uno de los cuerpos. Tras esto, retomará su viaje.
El objetivo principal de la misión Lucy es estudiar los asteroides troyanos. Pero ¿qué son los asteroides troyanos? Se llama así a los cuerpos que se sitúan en los puntos de Lagrange 4 y 5 de Júpiter. Estas zonas alrededor de los planetas son muy estables. De hecho, los puntos de Lagrange cercanos a la Tierra son lugares ideales para enviar misiones; porque ahí se mantienen con muy poca energía. Por ejemplo, en el punto L2 de la Tierra es donde enviarán la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y la Agencial Espacial Canadiense (CSA) al telescopio espacial James Webb el próximo mes de diciembre; si todo sale según lo planeado. Y también está ahí otra misión, en este caso de la ESA, conocida como Gaia.
Los asteroides, sobre todo los lejanos al Sol, no dejan de ser los restos de la construcción del sistema solar. Cuando un vecindario se levanta siempre sobran ladrillos. Estos asteroides serían algo así como los ladrillos que no se utilizaron en la formación de nuestro vecindario.
Los troyanos que estudiará la misión Lucy son el asteroide binario Patroclus/Menoetius, Eurybates y su luna Queta, Orus, Leucus y Polymele, señala la NASA. El satélite Queta ha sido un hallazgo reciente, tal y como señaló Ocampo cuando visitó Madrid. Por otra parte, como decíamos, también hará un alto en el camino en el cinturón principal entre Marte y Júpiter. Allí estudiará el asteroide llamado DonaldJohanson.
El legado de Lucy
Era de noche y sonaban los británicos The Beatles en la radio. Los acordes de Lucy in the Sky with Diamonds inundaban la excavación cuando en 1974 el estadounidense Donald Johanson y los franceses Yves Coppens y Maurice Taieb descubrieron el fósil mejor conservado de una Australopithecus afarensis. Y decidieron llamarla Lucy por la canción.
El nombre no se ha elegido sin intención. La misión Lucy se llama así porque estudiará los asteroides troyanos, a los que consideramos fósiles de formación planetaria y que podrían darnos información muy importante sobre cómo era y cómo evolucionó el sistema solar. Y también sobre cómo llegó el agua a la Tierra.
El hecho de que visite el asteroide DonaldJohanson también tiene su por qué. Y es que este asteroide se llama como uno de los descubridores de Lucy. Por tanto, esta misión de la NASA no podía dejar pasar la oportunidad de hacer un alto en el camino y estudiarlo en el cinturón de asteroides que hay entre Marte y Júpiter.
Más allá de la misión Lucy: visita a otros asteroides
No es la primera vez que visitamos un asteroide. E, incluso, tenemos (y vienen en camino más) muestras de otros cuerpos. Las misiones Hayabusa y Hayabusa-2 de la agencia espacial japonesa, JAXA, son dos claros ejemplos de que se puede ir a un asteroide y traer muestras.
La otra misión que fue a por muestras es OSIRIS-REx, de la NASA, que estudió Bennu. Ahora, ya vienen en camino los trozos recogidos del asteroide. En principio, está previsto que lleguen a la Tierra el próximo año; pero podrían producirse retrasos.