La leche de gusano es muy sana y necesaria para el correcto crecimiento de las crías. No, con esta frase no nos hemos vuelto locos. Quizás un poco imprecisos, sí, pero no locos. Es cierto que la leche de gusano no existe como tal. Pero sí una sustancia, llamada yema, con la que una especie concreta, Caenorhabditis elegans (C. elegans), alimenta a sus crías.

Pero lo más curioso no es la existencia de este líquido. Es que para poder producirlo los progenitores se sacrifican, literalmente, exprimiendo sus entrañas.

Finalmente, el resultado se excreta por su vulva. Por lo tanto, no podemos hablar estrictamente sobre amamantar, pero sí sobre algo muy parecido, cuyo hallazgo se acaba de describir en un estudio publicado en Nature Communications.

El sexo de los gusanos

La mayoría de los gusanos C.elegans son hermafroditas, por lo que pueden autofecundarse, al fecundar sus óvulos con sus propios espermatozoides.

La mayoría se autofecundan, porque son hermafroditas

Pero no pasa como con otros animales, como los seres humanos, en los que los espermatozoides siguen produciéndose. Estos gusanos hermafroditas tienen una reserva limitada de esperma, que no tarda en agotarse tras la autofecundación

Por eso, una vez que ponen los huevos, ya no podrán volver a reproducirse y entrarán en un periodo de senescencia, marcado por la producción de yema. Los científicos ya habían observado la presencia de esta sustancia alrededor de sus cuerpos, pero no tenían muy claro de qué se trataba. Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Envejecimiento Saludable del University College de Londres ha descubierto que se trata de una especie de leche de gusano, con la que se alimenta a las larvas recién salidas del huevo. ¿Pero en qué consiste este líquido exactamente?

El curioso hallazgo de la leche de gusano

Estos científicos comprobaron que esa yema que secretaban los gusanos en senescencia se encontraba en el intestino de las larvas, por lo que se estaban alimentando de ella. Además, las que ingerían una mayor cantidad crecían más rápido. En cuanto a su origen, vieron que se secretaba a través de la vulva del gusano que puso los huevos.

La reproducción suicida se ha documentado también en otros animales, como el salmón del Pacífico

Era, por lo tanto, como leche de gusano, pues la secretaban para alimentar a sus crías. Pero con un esfuerzo incluso mayor que el de los mamíferos, pues supone un gran sacrificio. Y es que con él sale al exterior una gran cantidad de óvulos sin fecundar, así como restos de sus propios órganos internos. Porque, básicamente, lo que hacen estos animales, que ya no se podrán seguir reproduciendo, es aprovechar los nutrientes y tejidos que ellos ya no van a usar, y convertirlos en alimento para las próximas generaciones.

En definitiva, se trata de un tipo de reproducción suicida, algo que también se ha observado en otros animales, como el salmón del Pacífico. 

Y esto es interesante, ya que con este pez se ha visto que si se silencian los genes implicados en ese suicidio se puede alargar notablemente su esperanza de vida. C. elegans es un modelo animal muy usado en el estudio del envejecimiento. Por eso, descubrir que detener este procedimiento podría alargar 10 veces su esperanza de vida ha resultado una gran revelación. 

Pero hay una diferencia clave que dificulta mucho las cosas. Los seres humanos no se sacrifican para amamantar a sus hijos. No hay una reproducción suicida y, por lo tanto, no parece que este nuevo dato pueda ayudar a estudiar el envejecimiento en nuestra especie. Sin embargo, aunque no lo parezca, estos científicos piensan que si miramos más allá de la leche de gusano sí que podríamos tener algunas claves. Y es que, según explican en un comunicado de la UCL, “la reproducción suicida ha evolucionado a partir de mecanismos más generales de envejecimiento y las causas de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento son similares tanto en C. elegans como en otros animales como los humanos”.

Por lo tanto, la clave está en “comprender los principios que rigen el proceso de envejecimiento de C. elegans y explicar las causas de las enfermedades relacionadas con la edad de manera más general”. Aún no han llegado a conocer estos datos para los gusanos protagonistas de la historia; pero, con esta nueva información, están un paso más cerca. 

Otras leches que no son leche

La leche de gusano no es la única leche que en realidad no lo es. También existen otros ejemplos, como el de la leche de cucaracha.

Se trata de una sustancia secretada por las cucarachas de la especie Diploptera punctata. También es ovípara, por lo que se reproduce poniendo huevos. No amamanta a sus crías como lo haría un mamífero. Pero sí secreta un alimento muy nutritivo, que ingieren desde que salen del huevo.

De hecho, es tan nutritivo que se ha empezado a estudiar la síntesis artificial de los cristales que lo componen, para su uso en la alimentación humana. Hay quien ya lo considera uno de los alimentos del futuro. O incluso un superalimento. Pero el caso es que, si tenemos en cuenta que los superalimentos, en realidad, no existen, calificar a esta sustancia procedente de las cucharachas como tal no sirve como aval de nada. Sí, quizás en un futuro esté dentro de nuestra alimentación, pero de ahí a salvar nuestra dieta, va un camino un tanto largo. Quedémonos con que no es leche todo lo que un progenitor secreta para alimentar a sus hijos. Y con que la naturaleza es fascinante, eso desde luego.

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