"Las rondas no son un éxito como tal, pero sí son un hito muy importante que confirma nuestra teoría de que tenemos una apuesta fuerte", explica Jordi Romero, co-fundador de Factorial, a Hipertextual. No es para menos. Esta afirmación viene justo después de anunciar su ronda récord de 80 millones de dólares con el fondo estadounidense Tiger Global Management.
Para Factorial los pasos que ha dado hasta llegar a este punto forman parte de un proceso de búsqueda de tener un crecimiento sostenible. Para Romero, junto a Pau Ramon y Bernat Farrero, el éxito de su compañía –y de cualquiera– se mide por el hecho de poder crecer de una forma sana y sostenible. La última operación, que se suma a la de 2020 de 15 millones, son mecanismos para poner rumbo a la rentabilidad. Una que afirman que "pueden alcanzar en unos meses si se ponen el objetivo". Aunque, de momento, está siendo sacrificada por un crecimiento rápido. "Cuando nos quedemos sin ideas para crecer o dónde invertir pasaremos a ese punto, pero de momento hay mucho mercado", explica Romero.
También para lograr su nuevo objetivo: salir a bolsa a medio plazo. No quieren dar datos sobre las fechas que manejan para hacer este anuncio, pero está en el horizonte. La elección de Tiger como inversor de capital en Factorial tenía por firme este objetivo. Aún así, quedan muchas dudas por saber cómo articularán esta decisión. Si la compañía de software de recursos humanos elegirá un modelo similar –quizá más tradicional– al de Flyware, que comenzó a cotizar en el Nasdaq en mayo de este año, o el que marca tendencia en el sector de las startups: las SPACS y operaciones de cheque en blanco. Un modelo elegido por Wallbox, la fabricante española de cargadores para coches eléctricos que precisamente hoy firma su operación para antes de final de 2021.
Y con todo, lo que está claro es que Factorial ha conseguido ser un éxito en el sector del software para recursos humanos.
La receta mágica de Factorial o la fórmula del éxito
El origen de Factorial sigue la lógica del nacimiento de muchas otras compañías de éxito del momento: la necesidad y la oportunidad. El negocio de los recursos humanos nunca ha sido especialmente atractivo, tampoco había contado con grandes iconos emprendedores. Bernat Farrero, mucho antes de Factorial, vio esta necesidad con su anterior emprendimiento: Camaloon. No existía nada útil para gestionar de forma digital a los equipos. En un momento en el que todo pasa por un sistema digitalizado, esto se antojaba como un nicho de mercado interesante.
Primero fue una herramienta gratuita dedicada a la gestión de las vacaciones de los empleados, y después pasaron a ser intermediadores de las nóminas de los empleados. Ninguna de estas dos ideas funcionó, pero aproximó a la compañía a su actual situación: en 2019 encontraron un modelo de negocio de éxito. Fue también en ese momento cuando también empezaban a despuntar otras compañías: Personio, Kenjo, Endalia... Una larga lista para ocupar un nicho de mercado en el que de momento Factorial ocupa todas las miradas.
Un SaaS o software de pago por uso en el que a más empleados y funcionalidades, más se paga. Este fue el mecanismo para lanzarse a la internacionalización y a esa primera gran operación de 2020; la misma que se anunciase en mitad del gran confinamiento y en un momento de gran incertidumbre.
Con todo, lograron crear una suerte de Plan Book o sistema capaz de replicarse en cualquier sitio. Es precisamente en este concepto donde nace su éxito. O como dicen ellos: una idea simple, compleja de ejecutar:
"Hemos hecho una plataforma global que se pueda usar en cualquier parte del mundo, pero luego en los mercados en los que queremos hacer foco somos locales".
Jordi Romero, co-fundador de Factorial
De camino al extranjero con equipos locales
La ronda soportada por Tiger va a cimentar su crecimiento en España, Europa, Estados Unidos y Brasil principalmente, pero Factorial ya había hecho el trabajo antes.
Cuando pasó la primera ola del coronavirus, y las medidas de supervivencia de las empresas se materializaron con los ERTES, llegó el segundo paso: la digitalización a marchas forzadas. El plan de negocio funcionó tanto que tomaron la decisión de abrirse a otros mercados. El primero de ellos fue Francia. "Replicamos el modelo de negocio porque es un mercado similar al nuestro, pero el doble de grande; tardamos unas semanas en encontrar todas las palancas, pero después nos dimos cuenta de que habíamos encontrado la clave", detalla Romero.
Así tomaron una decisión radical: abrir 9 mercados de forma simultánea. Un objetivo que, reconocen, causó muchas diferencias internas. Al final, de todos los que abrieron entre Europa y Latinoamérica, todos salieron bien menos uno: Italia. Aunque el mercado y la cultura, así como el estado de la industria tecnológica, son similares, no terminó de granjearse los mismos éxitos que en los países vecinos.
Pese a todo, argumentan que parte del éxito de su negocio, además de haber encontrado un modelo atractivo, radica en la idea del personal local. Las pymes son complicadas, y también son muchas, la mayor parte de ellas carece de infraestructura dedicada a la gestión de recursos humanos. Es imposible acercarse a ellas de forma individual. Más si quieres expandir el negocio al otro lado del Atlántico. Factorial intentó controlar su negocio desde Barcelona hasta darse cuenta de algo que muchas otras compañías no habían hecho antes de que fracasara su negocio: de que tenían que tener personal basado en esas regiones. Más si hay tantas horas de diferencia.
Es por esto que Factorial se tomó en serio la misión de "tener personal nativo para que se relacionen con las pymes". Además de conocer cada mercado, su objetivo a largo plazo es hacer que entiendan cómo hacer una mejor gestión de la mano del producto.