Previo a cada transmisión de un Mundial de Fútbol las empresas televisivas comienzan a mercadear su oferta exponiendo distintas virtudes. Se trata de uno de los eventos deportivos más seguidos del mundo, hasta el punto de que al menos 3.572 millones de personas vieron en algún momento el último torneo, Rusia 2018. Esa audiencia, que en la final o en rondas eliminatorias es más estable, reclama a las empresas un valor agregado, incluyendo el streaming, algo que ya se vio en la Copa América y Tokio 2020.
Lo anterior involucra desde el talento televisivo hasta la oferta tecnológica. La innovación en la transmisión de deportes es uno de los pilares de marca de toda compañía, uno de los ejes de la estrategia de mercadeo. Cuando las audiencias son tan grandes, los riesgos también se incrementan. Por tanto, conviene hacerlo bien. En los últimos años, parte de ese desarrollo ha estado relacionado con la calidad de la imagen, con la resolución HD y 4K como banderas, además de la opción streaming, múltiples cámaras, opción de grabar, y datos al instante.
La búsqueda tiene como objetivo esencial mejorar la experiencia de usuario; hacer que el televidente, sin importar cuán lejos esté de la cancha o estadio, se sienta dentro. A esto se suman los diversos intereses comerciales, que van desde un plan más costoso hasta la necesidad de contar con mejores equipos en casa para sacar el máximo provecho al paquete. Una suerte de ganar-ganar que, quizá, no siempre es así cuando el espectador no cuenta con los recursos.
Hay que tener en cuenta que el deporte y la industria asociada a él sacan partido de esos avances porque les permiten acercar al televidente a algo difícil de recrear, la pasión y la ilusión en relación con un equipo o un atleta en particular. Durante los Juegos Olímpicos Tokio 2020, se suma otro valor: el sentido de pertenencia, algo no menor en tiempos de tanta migración y movilizaciones forzadas. ¿Cómo se saca de la ficción el llanto de un hincha emocionado cuando su equipo está a minutos de jugar una final? ¿Qué se hace cuando se quiere representar el simbolismo del himno nacional antes de un partido contra un adversario clásico? El cine, ese universo de posibilidades, no siempre lo pudo hacer.
Entonces, la televisión tiene que estar a la altura cuando deba acercar esos momentos a sus audiencias. Esa misma urgencia también ha derivado en algunos cambios. Ya no sólo se trata de ver un juego o un combate en HD o 4K. Ahora, incluso, no necesitas de un televisor ni de un satélite para acercarte a experiencias similares. Tu ordenador portátil o de mesa ya es una ventana hacia distintas opciones.
Se puede argumentar que esto ya sucedía, con las principales cadenas ofreciendo sus canales de streaming, como ESPN Play. En efecto, ese tipo de plataformas fueron uno de los primeros pasos. Sin embargo, la Copa América y Tokio 2020, transmitidos por Twitch y YouTube, en España y Latinoamérica, respectivamente, podrían significar un antes y un después dentro del monopolio de las transmisiones deportivas.
Ibai Llanos y la Copa América
Ibai Llanos, quizá el streamer más famoso de habla hispana, anunció que la Copa América se podría ver a través de su canal de Twitch de forma gratuita dentro del territorio español. La primera transmisión fue, nada más y nada menos, el Clásico del Río de La Plata, Argentina vs. Uruguay vía streaming.
¿Qué ocurrió acá? Los derechos para España a escala nacional no estaban vendidos. Ningún canal del país se interesó o pudo comprarlos. Ese vacío fue convertido en una oportunidad de mercado cuando Ibai Llanos adquirió los derechos, a través de la agencia de publicidad de Gerard Piqué. Más que haber podido transmitir imágenes de forma gratuita, hay que ver cuál es el alcance de este tipo de acciones porque rompen la estructura clásica en la que sólo las empresas televisivas opositaban por estos derechos.
La apuesta no salió mal: luego de emitir buena parte del torneo, Ibai Llanos junto con un grupo de periodistas y comunicadores lograron reunir una audiencia de 750 mil personas que vieron a través de Twitch la final de la Copa América entre Argentina y Brasil. Un detalle: el partido se transmitió durante la madrugada española.
Hay que tener en cuenta que todo cuanto se trata de imágenes y fútbol suele estar muy limitado. Mientras la NBA no ofrece mayor censura en este aspecto (al menos no en redes sociales), las empresas y las ligas de fútbol no suelen ofrecer derechos con facilidad. Eso, si bien ha limitado el desarrollo de distintos canales de YouTube, prohibiendo contenido por violación de derechos, también ha abierto la posibilidad a espacios como Mister Underdog.
A través de su perfil, un grupo de periodistas y comunicadores hizo cobertura de LaLiga, la Champions League y la Eurocopa. A su seguimiento y análisis se sumó la posibilidad de seguir la narración de los partidos a través de su canal. No tenían imágenes, pero sí una audiencia interesada en su oferta: a veces las ideas pueden más que el espectáculo explícito.
Tokio 2020 por YouTube
Marca Claro, la alianza entre una empresa de México y una de España, está ofreciendo los Juegos Olímpicos Tokio 2020 a través de su canal de YouTube. Lo hace con cobertura en vivo, dando acceso vía streaming a las distintas disciplinas y dejando parte de esos contenidos para consultas posteriores. A esa plataforma se suma su página web, en la que también transmiten las competencias.
Las visualizaciones en casi cualquier video superan los miles. Incluso, la medalla de plata conseguida por el venezolano Julio Mayora se pudo ver en un pueblo de Venezuela a través de esa transmisión. Ni televisión satelital ni televisores inteligentes. Llevando al máximo las posibilidades, un usuario en cualquier parte del mundo podría seguir Tokio 2020 desde su celular.
¿Qué icentivó esta decisión, el enfoque de la firma hacia esta plataforma? Entre varias opciones posibles, una de ellas puede ser la audiencia: YouTube cuenta con más de 2 mil millones de usuarios. Como la plataforma explica, eso equivale a un tercio del tráfico de internet. Views, permanencia, reacciones, ganancias. Ese es parte del ciclo que se cumple. Marca Claro ya tiene más de 2 millones de suscriptores.
Este tipo de decisiones no solo pueden favorecer a la plataforma y el canal de turno, sino que también, en clave documental, es importante. Se trata de la digitalización de eventos que podrían ser consultados dentro de unos días o, quizá, en un puñado de años. Una biblioteca digital relacionada con el deporte olímpico.
De esa manera no solo ganan los responsables de la transmisión; también se produce un beneficio para el resto de usuarios de internet, que es como decir una parte de la humanidad.
Plataformas de streaming explorando comprar otras campeonatos
Lo ocurrido con la Copa América y Tokio 2020 no son casos aislados. Hace poco, HBO Max anunció que transmitirá todos los partidos de la Champions League a través de su plataforma para México y Brasil. Este torneo ya había sido transmitido en la región por ESPN y Fox Sport, dos referencias en cuanto a televisión y deporte se trata.
Antes de este anuncio, Amazon Prime Video ya había notificado sobre la compra de los derechos de LaLiga para transmitir vía streaming en Reino Unido. A este tipo de acciones también se suman los suscriptores que tienen las plataformas clásicas, como ESPN, quienes tienen acceso a múltiples deportes, de acuerdo con sus intereses. Hace poco, Real Madrid transmitió uno de sus partidos de pretemporada a través de YouTube, algo que el Olimpic de Marsella también hizo, pero a través de Twitch. Se trata de acercarse a públicos más jóvenes.
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Ese es el sector de la audiencia que poco a poco va dejando la televisión en favor de otras plataformas, internet mediante.
Hace unos años, BBC Mundo publicó un trabajo en el que Greg Foot escribió: “Nos enfrentamos a un problema muy propio del siglo XXI: la tecnología domina todos los aspectos de nuestra vida, y eso tiene un costo a nivel cognitivo”.
A ese planteamiento, Foot agregó: “Un estudio realizado en Canadá en 2015 mostró que el lapso de atención promedio del ser humano se había reducido de 12 segundos al cambiar de siglo a unos magros ocho segundos”. Teniendo en cuenta que de 2015 para acá el desarrollo tecnológico no se detuvo, sino todo lo contrario, es válido sospechar que esa conclusión, al menos, se mantiene.
El mundo actual ofrece distintos factores de distracción. Las redes sociales, la mensajería instantánea, la posibilidad de ir de un evento deportivo a otro en sólo un click, entre otros factores. La apuesta hacia esos nuevos espacios, que es como decir nuevas audiencias, de momento parece tenue. Sin embargo, puede que lo ocurrido con la Copa América y Tokio 2020 sean los primeros pasos de algo que parece inevitable: la digitalización, streaming mediante, de las principales competencias deportivas.